LIVE STREAMING

Pelo malo cuerpo bueno

La fijación de la mujer dominicana por tener el pelo liso es el hilo conductor del documental "Pelo bueno, pelo malo" del realizador español Miguel Parra, en…

MÁS EN ESTA SECCIÓN

Lebanon recauda fondos

Todo sigue igual

'Somos 26'

COMPARTA ESTE CONTENIDO:

Uno de los miles de salones de belleza de la República Dominicana
—punto de encuentro cotidiano de las dominicanas— es el escenario
principal del documental "Pelo bueno, pelo malo", donde varias jóvenes
explican la importancia que tiene en el país caribeño tener el 'pelo
bueno' (liso), frente al 'pelo malo' (rizado).

Con motivo del
estreno del documental, su autor explicó que en su trabajo se pone de
manifiesto el peso que tiene entre las dominicanas la imagen de la
mujer blanca de pelo liso como patrón femenino.

"Si paseas
por las calles y carreteras de todo el país, el 90 por ciento de las
mujeres que aparecen en los carteles publicitarios son blancas de 'pelo
bueno'. Lo mismo ocurre con los anuncios insertados en la prensa", dijo
Parra.

"La imagen de la mujer blanca con el pelo lacio está
vinculada a la idea de desarrollo, y si revisas cualquier suplemento
social de los principales periódicos, es la piel blanca la que domina
en las fotografías", agregó.

"Sí, creo que esa es la imagen que se quiere proyectar de la mujer dominicana", afirmó.

La
mayoría de las dominicanas van una o dos veces a la semana al salón,
donde les lavan el cabello, aplican tratamiento, peinan y, cada cuatro
o cinco sesiones, alisan su cabellera.

Es frecuente ver
mujeres con redecillas o con 'rolos' (rulos) en las calles, en los
supermercados e incluso en las iglesias dominicanas. En opinión de
Parra, tras esta práctica existe la intención, "al menos, de esquivar
la identidad propia, de querer ser en menor medida lo que se es".

Precisó
que "seguramente ningún dominicano tiene delirios a lo Michael Jackson,
quizá el paradigma de negación racial, pero como dice una de las
participantes en la cinta: "A nosotras Dios nos premió con el cuerpo, a
ustedes (en referencia a las personas de origen europeo y
estadounidense) con el pelo'".

No está bien visto tener el
pelo rizado, y en muchos ambientes se critica a aquellas que se
resisten a alisárselo, como revela el testimonio de una de las mujeres
que aparecen en este filme, quien relata el 'calvario' que ha supuesto
para ella tener que aguantar todo tipo de críticas por conservar su
'pelo malo'.

A las que no se lo alisan, sus amigas y
allegadas les preguntan si tienen problemas económicos o si tienen
alguna enfermedad, y lo que es peor, se las considera antihigiénicas, y
a las que llevan trenzas se les tilda de mujeres de la calle.

Parra
entiende que la película refleja, por otra parte, la existencia de "una
necesidad de desmarcarse del vecino Haití, con el que, históricamente,
las relaciones son inestables, aunque estén geográfica, económica y
socialmente condenados a entenderse".

"En el documental una
chica afirma: 'yo tengo el pelo bueno, yo no soy de esa raza', mientras
que otra habla de las 'mujeres de nuestro vecino país, de Haití',
marcando una cierta distancia", explicó el realizador.

"Pelo
bueno, pelo malo" también habla de la esclavitud de la belleza, un tema
más universal, algo que antes parecía circunscribirse a las mujeres,
pero que cada día más lo sufren también los hombres".

La idea
de filmarla surgió en el 2004, cuando la productora asociada del
documental, Natalia Alonso, y Miguel Expósito, coguionista del trabajo,
hablaron al realizador de esta particularidad dominicana.

"Nos
sorprendió cómo mujeres con pocos ingresos no dejaban de ir al salón de
belleza para 'desrizarse'", y ese fue el punto de arranque, explicó
Parra.

El documental, al que sus autores han querido imprimir
una fuerte carga testimonial, por lo que no hay narrador, fue estrenado
en Santo Domingo.

Luchadoras contra los rizos

Así
como en algunos países de Latinoamérica, donde las mujeres de pelo
rizado luchan cada día con su pelo, en Filadelfia la comunidad de
morenas hispanas también tiene su propia historia. Cuatro dominicanas
cuentan la batalla que, al juzgar por su aspecto, le van ganando al
llamado pelo 'malo'.

Dora Matías

"Ninguna mujer vale por el pelo"

Para
esta dominicana, dueña de un salón de belleza en la Calle Cinco en
Filadelfia, una mujer siempre vale por lo que tiene adentro y lo que
pueda aportar. "Yo no valgo por como yo me veo…Una negra y una blanca
son dos mujeres iguales", agregó.

Considera que una
personalidad arrolladora y una alta autoestima son las herramientas más
importantes de una mujer. "Yo soy una negra que no soy muy bonita que
digamos pero sí me sé arreglar… Mi forma de ser y la gracia que tengo
por dentro rebota por fuera".

Con referencia a una de las
ideas expresada en el documental sobre que las morenas tienen el cuerpo
'bueno' y el pelo 'malo', Matías comentó: "Yo prefiero el buen cuerpo y
el pelo malo. Con el buen cuerpo me consigo hasta Donald Trump y el
pelo me lo hago yo".

De niña, Matías tuvo varias experiencias
inolvidables relacionadas con su pelo 'malo'. Tuvo su primer alisado a
la edad de cuatro años porque su papá no podía peinarla sin la ayuda de
su mamá, que estaba de viaje.

Según la experiencia en su
salón de belleza, el pelo de los afro-americanos estadounidenses y el
pelo hispano malo es diferente. "El del moreno es más crespo, duro,
tipo alambre y más áspero que el de nosotras las latinas.
El de las latinas es más suave".

Pero
considera que sea cual sea el tipo, el pelo bueno y largo resulta muy
sexy y el arreglarlo, algo imprescindible. "Es como Sansón, cuando le
cortaron el pelo perdió la fuerza. El pelo es una forma de fuerza para
una mujer. Nosotras somos las Sansón".

Bejaira Cortorreal

"Me decían que parecía una escoba"

"Mami
me hacía unos partidos y cuando me dividía el pelo ella me los hacía de
lado y a mí me gustaba en el medio. Yo siempre me malhumoraba y me los
quitaba porque no me gustaba verme así", comentó la joven dominicana.

"Antes
de alisarme me dejaba el pelo con una cola y me decían que yo parecía
una escoba. En las mañanas, yo me pasaba el cepillo y mientras me
vestía me ponía una bandita. Cuando me la soltaba parecía la bruja del
71".

Como resultado de tantos malos ratos, Cortorreal tuvo
su primer alisado con químicos antes de su primera menstruación,
contrario a la costumbre en la isla que manda hacérselo después. Aunque
dice que no ha tenido ninguna experiencia de discriminación por su
pelo, confiesa que a veces si ha añorado tener el pelo lacio. "Dios le
dio barba al que no tiene quijada. A veces hay personas que tienen el
pelo lacio y no se lo saben tratar, no lucen su pelo", señaló.

Wendy Santamaría

"Después del primer alisado todo se arregla"

Esta
dominicana, que considera que la mayoría que tiene el pelo bueno tiene
mal cuerpo, recuerda que de niña siempre quería tener un solo 'moñito'
porque quería estar bonita como las otras. "A las niñas del pelo bueno
si les permitían tener el pelo suelto y una sola moñita en cambio a
nosotras no".

A los 14 años tuvo su primer alisado después de
lo cual su vida se 'arregló', según afirma. "Después del primer alisado
todo se arregla. Me alisé y todo bien, feliz de la vida", comenta.

Aunque
al comienzo se alisaba cada cuatro o cinco meses ahora lo hace con una
frecuencia mensual. "Cuando veo que están saliendo feitos ya me lo
quiero alisar", comentó.

Wanda Pichardo

"La mujer con pelo bueno se lo lava y ya"

En
el cabello de esta dominicana quedan muy pocas señas del cabello rizado
de su niñez. Aunque conserva su brillo natural y un intenso color
negro, en el pasado quedaron sus problemas con su cabello 'malo'.

"Nosotras
las dominicanas nos acostumbran alisarnos después del desarrollo, como
a los 15. Es bueno siempre que la mujer vea su primer periodo menstrual
y luego usar químico", señaló.

"La mujer de pelo bueno se
lava el pelo, se pasa el dedo y está lindo, pero nosotras no". Por ese
motivo Ahora se hace el 'blower' semanalmente. "No hay mujer fea sino
mal arreglada", agregó Pichardo.