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Audiencias públicas sobre las H-2B

¿La legislación sobre las H-2B ha muerto?  No según las audiencias públicas recientes realizadas el 16 de abril en el Capitolio.

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Para quienes hacen uso del programa H-2B, la aprobación de la
legislación que le permite a los empleadores realmente tener una fuerza
laboral legal, en puestos en los que los ciudadanos estadounidenses y
residentes permanentes legales sencillamente se rehúsan a ocupar,
parece ser un asunto sencillo de sentido común.  No es así.  El asunto
de la legislación de las H-2B, como cualquier otro pedazo de
legislación en la que se hace mención de la palabra "inmigración"
–aunque se susurre—es casi como el beso de la muerte.

Existen
más de dos lados de este asunto.  Está el lado de los usuarios de las
H-2B que están en la industria de la jardinería, construcción y otras
industrias, donde el mensaje es fuerte y claro: necesitamos
trabajadores calificados y confiables si vamos a continuar en este
negocio.  Los trataremos bien, les pagaremos bien y cumpliremos con las
leyes de inmigración y tributarias de los EE.UU.  La mayoría de los
usuarios de las H-2B se encuentran en esta categoría.  Sin embargo,
para otros no es así y, por ende, un frente de la oposición se pone de
pie.

Por ejemplo, existen grupos, como el Centro de la ley de
la pobreza del sur, que el 1 de abril sostuvo una reunión informativa
en el Rayburn House Office Building en Washington, D.C. para narrar
historias sobre los trabajadores con H-2B maltratados, que están contra
el sistema actual de las H-2B. Seguramente aquellos de nosotros en la
comunidad conocemos bien sobre los abusos de otros.  Algunos
empleadores tratan a los trabajadores con H-2B como sirvientes
obligados a trabajar por contrato.  Hacen que trabajen 7 días a la
semana, ignoran las reglas sobre las horas extras y los "sientan"
cuando hay poco trabajo, sin jamás preocuparse sobre cómo sobreviven
estos trabajadores en un país extraño, sin cheques de pago.  Otros
envían a sus trabajadores con visa H-2B en las peores áreas –los sitios
donde se sabe que hay asbestos u otras áreas igualmente peligrosas, sin
vestimenta de protección.  Cuando un trabajador está lesionado o
enfermo, estos empleadores dicen que no saben quienes son pues, después
de todo, cuando ese trabajador no está en la planilla y no hay seguro
de indemnización por accidentes de trabajo disponible, es más fácil
negar la existencia del trabajador que hacerle frente a los problemas
creados.  Sin embargo, si hubieran visas H-2B disponibles y existiera
la legalización, esto muy bien podría dejar de ser un problema pues los
abusos podrían reducirse y los empleadores, aquellos que realmente
intentan cumplir con las reglas, se encontrarían en un campo de juego
equitativo con aquellos que ignoran las reglas y tratan a los
trabajadores horrendamente y aún tienen una ventaja al presentar sus
licitaciones.

Existe otro frente de oposición:  aquellos que a
calzón quitado les disgustan los trabajadores extranjeros, por una
variedad de razones.  Estos votantes son miembros, sin duda, del club
de admiradores de Lou Dobbs.  Son recios, se expresan fuertemente y si
la reforma de las H-2B y la legalización se llegaran a cabo, aquellos
en la industria que desean y necesitan una fuerza laboral legalizada
deben expresarse con mayor fuerza.

El 16 de abril algunos
empleadores buenos, acatadores de la ley se expresaron pero no hubo
suficientes con la valentía (o el tiempo) para presentarse.  Para que
la reforma de las H-2B suceda, todo empleador debe escribirle a sus
miembros del Congreso ahora e informarles sobre cómo el programa H-2B
llena la necesidad insatisfecha, a pesar de los anuncios y el
reclutamiento constante por trabajadores estadounidenses calificados
que lleguen a trabajar un día completo sin renunciar a la mitad del
trabajo.  El Congreso necesita escuchar que estos trabajadores
extranjeros reciben el salario imperante, reciben beneficios y no se
está abusando de ellos.  El Congreso necesita escuchar las cifras
claras de los negocios que se hundirán si las visa H-2B sigue siendo
poco efectiva.  En pocas palabras, necesitamos hacer que el Congreso
entienda que haciendo redadas en empresas como Pilgrim's Pride y
presentar juicios penales contra algunos propietarios no es la forma
para que los EE.UU. continúe siendo un país globalmente competitivo.

El
16 de abril de 2008, algunos empleadores viajaron a la capital del país
para pronunciarse en contra de la ley de la H-2B que sencillamente no
refleja las necesidades de la comunidad, pero la mayoría de ellos no
estuvo presente.  Es hora que el resto de la comunidad empresarial se
involucre, antes de que las cosas empeoren.  Como alguna vez dijo Dr.
Seuss "Por favor, por lo menos regálenme la ilusión del movimiento.

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