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Jugando con el sistema judicial

En Filadelfia no se permite el testimonio indirecto como en el resto de PA. Narcotráfico es la excepción.

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Por años  se ha intentado que Filadelfia siga las mismas reglas que aplican en los otros 66 condados del estado y que permitan el testimonio indirecto en las audiencias preliminares.     

Si alguna vez se ha preguntado cómo la policía arresta a los vendedores y compradores de drogas, yo se lo puedo decir. Un equipo de oficiales de narcóticos se esconde en una esquina donde hay actividad sospechosa, e intenta pasar desapercibido. Mientras tanto el sargento dirige al equipo y observa de lejos cómo se hace la compra-venta para alertar a uno de los oficiales que se encuentran cerca. Un oficial arresta al primer comprador sin que el vendedor se de cuenta. Otro oficial arresta a otro comprador, y en otro lugar, otro oficial arresta a un tercer comprador. Así sucesivamente, hasta que el sargento emerge de su escondite y arresta al narcotraficante, quien es acusado con múltiples cargos de venta ilegal de drogas. Lo cual es una mala noticia para el vendedor ya que mientras más sean los cargos más largo será el periodo de su sentencia.

Es importante conocer el procedimiento por lo que sucede después: La audiencia preliminar frente a un magistrado y el recuento de los cargos.

En cualquier otra jurisdicción de Pensilvania basta que el sargento presente en el arresto, actúe como testigo bajo juramento y describa los hechos. Muy probablemente, el magistrado ordena que el vendedor vaya a juicio ante la Corte de Quejas Comunes por cuatro crímenes de narcotráfico.

Sin embargo en Filadelfia, cada oficial involucrado en la operación debe aparecer en corte para testificar contra el comprador que arrestó, y el sargento debe testificar que vio al narcotraficante efectuando negocios con cada uno de los compradores.

Las posibilidades de juntar a los cuatro oficiales y al sargento en una corte en Filadelfia son insignificantes. Sus horarios y sus asignaciones cambian, o podrían estar de vacaciones, o testificando en otro juicio de otro crimen.

El fiscal tiene entonces dos opciones: Posponer la audiencia y esperar la mínima posibilidad de que la próxima vez todos los oficiales asistan, o continuar con los oficiales presentes.

Si decide continuar, el abogado de defensa pedirá que los cargos en conexión con los agentes ausentes sean retirados, y así será. El narcotraficante, en vez de ser acusados con tres cargos de narcotráfico, será acusado de uno o dos, dependiendo del número de oficiales que hayan estado presentes en el arresto y en la audiencia.

Este procedimiento fue implementado en las cortes para ahorrar el dinero pagado a los policías por tiempo extra.

A finales de los noventa el entonces alcalde Ed Rendell buscaba reducir el pago de horas extras a oficiales y para ello convenció a los tribunales de permitir el testimonio indirecto (“hearsay”) en los casos de narcotráfico. Y así lo hicieron.

El grupo de la defensa luchó por evitarlo y llevaron el caso a la Corte Suprema Estatal, pero esta permitió el testimonio indirecto en casos de vigilancia de drogas.

Esta es solo una de las maneras en las que la defensa juega con el sistema en Filadelfia, pero también ocurre en otro tipo de casos. Por ejemplo, si yo fuera un carterista, sé exactamente a dónde iría a trabajar: Al Aeropuerto Internacional de Filadelfia, y si un día me descubren, lo más probable es que me dejen ir libre ¿Por qué? Porque lo más probable es que la señora Smith de Chicago, a quien le robé su cartera, no vaya a volar de regreso a Filadelfia para testificar en mi audiencia preliminar.

Recuerden, en cualquier otra parte del estado, el oficial que arrestó al criminal testificaría que atrapó al criminal con la cartera de la señora Smith y que ese mismo día ella firmó una declaración jurada estipulando que esa era efectivamente su cartera, y que había sido tomada de su bolsa en contra de su voluntad.

Por años, varias personas han intentado que Filadelfia siga las mismas reglas que aplican en los otros 66 condados del estado y que permitan el testimonio indirecto en las audiencias preliminares.

Los jueces locales se han rehusado hasta ahora. Sin embargo la Suprema Corte Estatal ha intervenido ante la presión de una serie de artículos publicados por el periódico The Inquirer acerca del penoso índice de casos revocados.

La corte tiene el poder de cambiar las reglas en este estado y podría establecer nuevos estándares respecto al procedimiento de las audiencias iniciales en Filadelfia.

La corte está revisando estas reglas y el hombre a cargo es el juez Seamus McCaffery, un ex policía y ex juez de la corte municipal. Cuando trabajó como presidente de la corte municipal intentó que sus colegas jueces admitieran el testimonio indirecto en casos de rutina, como robo de autos y robos menores, y aunque lo hicieron por un tiempo, pronto abandonaron la práctica después de que McCaffery se fue a la Corte de Apelaciones.

El 9 de marzo pasado, McCaffery designó a un panel de jueces, abogados y fiscales para revisar los procedimientos de las cortes locales y disminuir el índice de casos revocados.

Pero no será fácil. Habrá una feroz resistencia del grupo de la defensa y en el sistema judicial.

El secreto de estas prácticas y procedimientos es que son, de hecho, una forma de controlar el volumen de casos en las cortes de Filadelfia. Si permiten el testimonio indirecto como un procedimiento de rutina en las audiencias preliminares, los casos escalarían más fácilmente hacia la Corte de Quejas Comunes y se inundaría con miles de casos de delitos adicionales cada año.

El sistema, tendría que intensificarse con la contratación de nuevos jueces, la construcción de nuevas celdas en las prisiones, y un costo de millones de dólares.

Así que el panel designado por McCaffery tiene una tarea difícil.  Decidir cuánta justicia estamos dispuestos a pagar.

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