León XIV, Robert Prevost, hace su primera aparición ante los católicos del mundo. (Photo by Alberto PIZZOLI / AFP)
Leo XIV, Robert Prevost, makes his first appearance before the Catholics of the world (Photo by Alberto PIZZOLI / AFP)

Robert Prevost, León XIV, el nuevo Papa de corazón latino

El nuevo Papa es visto como un líder católico capaz de continuar el proceso de transformación de su iglesia.

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El humo blanco se elevó este miércoles desde la chimenea de la Capilla Sixtina. Minutos después, el mundo conoció el nombre del nuevo sucesor de Pedro: el cardenal Robert Francis Prevost, un misionero agustino nacido en Chicago y con una larga trayectoria en Perú, se convirtió en el primer papa originario de Estados Unidos… y también en el primer pontífice con nacionalidad peruana.

El anuncio fue recibido con emoción en la Plaza de San Pedro, donde miles de fieles se congregaron para presenciar el histórico momento. Al aparecer en el balcón central de la basílica vaticana, el nuevo pontífice saludó en varios idiomas y eligió como nombre León XIV.

Prevost, de 69 años, ha sido durante años una figura clave dentro de la curia romana. En 2023 fue nombrado prefecto del Dicasterio para los Obispos —el organismo que asesora al papa en el nombramiento de obispos en todo el mundo— y también presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. Su perfil pastoral, su tono moderado y su capacidad para tender puentes entre diferentes sectores lo convirtieron en uno de los favoritos en los días previos al cónclave.

Un papa global

Aunque estadounidense de nacimiento, Robert Prevost ha pasado gran parte de su vida fuera de su país. En 1985 llegó como misionero a Perú, donde trabajó en comunidades andinas y fue nombrado posteriormente obispo de Chiclayo, una diócesis ubicada al norte del país. En 2015 obtuvo la nacionalidad peruana, gesto que reflejó su vínculo profundo con América Latina.

Con formación en matemáticas y doctorado en Derecho Canónico, Prevost es políglota y cuenta con una sólida trayectoria en el ámbito pastoral, jurídico y administrativo. Su experiencia al frente de la Orden de San Agustín a nivel mundial también le dio una visión internacional de la Iglesia.

Un mensaje de continuidad

Durante el pontificado de Francisco, Prevost fue considerado uno de sus colaboradores más cercanos. Compartía su visión de una Iglesia abierta, cercana a los pobres y sensible a las periferias. En declaraciones recientes, Prevost expresó que “no podemos retroceder” en el proceso de transformación que vive la Iglesia: “El mensaje es el mismo, pero el mundo cambia, y debemos saber cómo comunicarlo”.

La elección de un papa con este perfil podría interpretarse como un voto a favor de la continuidad y del fortalecimiento del rostro latino de la Iglesia, especialmente en un momento en el que América Latina representa cerca del 40% de los católicos del mundo.

Un hito para los latinos en EE. UU.

La elección de Robert Prevost también marca un momento histórico para la comunidad latina en Estados Unidos. Su figura, con un pie en Chicago y otro en Chiclayo, representa el cruce de caminos que define a millones de fieles: una identidad bicultural, multilingüe y profundamente comprometida con las raíces comunitarias.

Para muchos latinos en EE. UU., el nuevo papa encarna un liderazgo espiritual más cercano y comprensible. Alguien que ha vivido en barrios populares del Perú y también en las grandes ciudades de América del Norte. Que ha enfrentado los desafíos de la pobreza, la migración y el abandono, pero también los dilemas modernos de la fe en tiempos de transformación.

La Iglesia Católica entra así en una nueva etapa. Una etapa marcada por un papa que conoce el poder, pero también las periferias. Que ha dialogado con las élites, pero que nunca ha dejado de escuchar a los humildes. Un papa que, desde hoy, se convierte en símbolo de una Iglesia que quiere seguir siendo universal… y profundamente humana.

Con información de AFP