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Alicia Alonso siguió bailando muy a pesar de sus problemas de visión. Y triunfó.
Alicia Alonso, una vida dedicada a la danza. 

El último relevé de Alicia Alonso, el alma del Ballet Nacional de Cuba

Muere a los 98 años la leyenda del ballet que dio vida a “Giselle”.

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Quería vivir hasta los doscientos años y casi lo consigue; el ballet era para ella más que una forma de reafirmar la vida, de bailársela.

La mítica bailarina, que hizo del Ballet Nacional de Cuba uno de los más prestigiosos del mundo, murió el día jueves, no sobre el escenario, sino en el Centro de investigaciones quirúrgicas de la isla que la vio bailar por primera vez.

Se llamaba Alicia Ernestina de la Caridad del Cobre Martínez del Hoyo. Un nombre casi tan largo como su carrera. Nació en la Habana a finales de 1920 y con solo 17 años se casó con Fernando Alonso, del que tomaría el apellido con el que pasó a la historia.

Poco después, empezaría su carrera en comedias musicales de Broadway. Y de ahí dio el salto al American Ballet Caravan (hoy New York City Ballet) y el Ballet Theatre of New York, trabajando junto a intérpretes como Antony Tudor o Mijail Fokine.

Bailar a oscuras

Era diciembre de 1943 cuando el viejo Metropolitan Opera House de Nueva York se rindió a los pies de Alicia Alonso convertida en “Giselle”.

Podía bailar incluso con los dedos, había estado ensayando en la cama, convaleciente tras un doble  desprendimiento de retina y los médicos habían augurado que no volvería a trabajar. Pero sí lo hizo, y sí triunfó.

Un poco después regresó a su Cuba natal para fundar junto a su esposo el entonces Ballet Alicia Alonso, que con el tiempo pasaría a ser Ballet Nacional de Cuba, contando incluso con el apoyo del Gobierno de Castro.

Cuentan que en la isla la gente hacía colas larguísimas para ver a la compañía. La danza clásica se convirtió en interés nacional; nunca hubo frontera ni conflicto política que impidiera que viajase por todo el mundo.

Y todavía a sus más de 90 años, inagotable, se levantaba cada mañana, según refirió en innumerables entrevistas, pensando en posiciones y en demi-pliés.

Con Alicia Alonso se cierra una época. El ballet continúa, pero este es un telón que no volverá a subir.