Desde el comienzo de la pandemia del coronavirus, los asiático-americanos han estado caminando con claras dianas en sus espaldas. El racismo comenzó de forma sutil, con personas que se desvivían por distanciarse físicamente de los asiáticos en el supermercado, o que les miraban mal.

Pronto se convirtió en acoso verbal y, finalmente, en agresión física. A los asiático-americanos de todas las etnias se les ha dicho que "vuelvan a China" y que están intrínsecamente "enfermos".

El reciente tiroteo en un balneario de Atlanta fue un punto de ebullición para muchos, pero la violencia que lo precedió, aunque no fue mortal, fue igual de brutal y devastadora.

Lo más exasperante de esta crisis creciente es que un número alarmante de víctimas son mayores de 65 años. Personas con mentalidad xenófoba están atacando a los ancianos, algunos de los asiáticos americanos más vulnerables.

El miércoles 17 de marzo, una mujer china de 75 años llamada Xiao Zhen Xie, recibió un puñetazo en la cara en un ataque no provocado por Steven Jenkins, de 39 años, en San Francisco. En un giro inesperado de los acontecimientos, la respuesta de lucha o huida de Xie se activó y se defendió.

Cuando Xie recibió un puñetazo, agarró un palo de madera y devolvió el golpe a Jenkins, dejándole la cara ensangrentada. Momentos después, cuando las autoridades de respuesta a emergencias se involucraron, Jenkins fue esposado a una camilla mientras los oficiales se lo llevaban.

Mientras esto ocurría, Xie se llevaba una bolsa de hielo a los ojos extremadamente hinchados, mientras hablaba frenéticamente en su lengua materna, el cantonés.

"Vagabundo, ¿por qué me has pegado?", exclamó.

Cuando recordó el incidente en una entrevista con KPIX 5, su hija, Dong-Mei Li, pudo traducirle. Dijo a la emisora, propiedad de la CBS, que estaba "muy traumatizada, muy asustada" y que su ojo aún sangra.

"El ojo derecho todavía no puede ver nada y sigue sangrando y tenemos algo para absorber la hemorragia", dijo.

Según la policía, Jenkins también fue responsable de la agresión a otro anciano asiático-americano.

Ngoc Pham, un vietnamita de 83 años, estaba comprando "brócoli y comestibles" cuando Jenkins lo asaltó, dejándolo con la nariz y el cuello fracturados.

La página de GoFundMe iniciada para Pham recaudó más de 285.000 dólares, a pesar de que el objetivo original estaba fijado en 25.000 dólares. La recaudación de fondos, creada por el Centro Juvenil Comunitario de San Francisco, explicó que Pham sigue en el hospital y "con buen ánimo."

"Ngoc siempre ha tenido una visión positiva de la vida como resultado de haber sobrevivido 17 años en un campo de concentración vietnamita", decía la descripción de GoFundMe.

Las lesiones de Pham eran más graves, y el 100% de la recaudación neta se destinó a cubrir sus facturas del hospital.

Pero para Xie, cuya página de GoFundMe recaudó una increíble cantidad de dinero -casi 900.000 dólares- decidió donar el dinero a la comunidad que tanto ama y quiere proteger.

Xie dijo a su nieto que "no debemos someternos al racismo y debemos luchar hasta la muerte si es necesario".

Su familia decidirá más adelante dónde se enviarán las donaciones.

Next Shark, la popular fuente de noticias asiático-estadounidense, publicó la semana pasada en su cuenta de Instagram un vídeo de IGTV en el que aparecía Bart Kwan, un youtuber taiwanés/cantonés, comediante, levantador de potencia y empresario. 

Kwan comenzó el vídeo recordando inquietantes experiencias de acoso escolar que él y sus amigos sufrieron en la escuela primaria. Los profesores y las autoridades locales eran conscientes de la situación, pero finalmente no se hizo nada para proteger a los alumnos.

Los abusos no cesaron hasta que un día, uno de los amigos de Kwan recibió un fuerte golpe y, en respuesta, cogió una pelota de baloncesto y la lanzó agresivamente contra el tablero de la cancha de baloncesto. En un alarde de justicia poética, el balón de baloncesto rebotó en el tablero y golpeó al acosador en la cara, tirándolo al suelo con el labio ensangrentado.

"Por primera vez, Jason parecía herido, como uno de nosotros", recuerda Kwan.

Jason no volvió a intimidar a Kwan y a sus amigos. Kwan contó esta historia para dejar claro que más estadounidenses de origen asiático deben seguir el ejemplo de Xiao Zhen Xie y su valentía.

"Para que esto cambie de verdad, creo que necesitamos que todos los abogados defensores de los asiático-americanos salgan a la luz y den a conocer que si un asiático-americano es atacado, y por defensa propia, tiene consecuencias inmediatas y brutales, que habrá ayuda gratuita, para llevarlos a los tribunales y ayudarlos", dijo Kwan.