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El presidente de EE.UU., Donald J. Trump (c), muestra un ejemplar del periódico suizo Blick a su llegada al Centro de Congresos durante la última jornada de celebración del 48º Foro Económico Mundial de Davos (Suiza) hoy, 26 de enero de 2018. EFE/LAURENT GILLIERON
El presidente de EE.UU., Donald J. Trump (c), muestra un ejemplar del periódico suizo Blick a su llegada al Centro de Congresos durante la última jornada de celebración del 48º Foro Económico Mundial de Davos (Suiza) hoy, 26 de enero de 2018. EFE/LAURENT…

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El presidente de EE. UU, Donald Trump, ya ha llegado a Davos, Suiza, para participar en el Foro Económico Mundial, un encuentro que reúne cada año a los políticos, empresarios y economistas más influyentes del mundo para debatir los retos de la globalización. La participación de Trump en Davos – la primera de un presidente estadounidense desde Bill Clinton – está siendo observada con recelo por los analistas políticos, pues en el último año, Trump se ha declarado precisamente un enemigo de la globalización.

Bajo el eslogan “America First” (América por delante de todo), el presidente de EE.UU ha tomado una postura proteccionista y aislacionista en el terreno económico, anunciando la retirada de EE.UU de tratados de libre comercio internacional y sobre el cambio climático. Pero no solo eso: también ha amenazado con quebrantar el orden político global, al anunciar que EE.UU reconoce a partir de ahora a Jerusalén como la capital de Israel.

Su polémica decisión no solo ha despertado la indignación de Palestina y el mundo musulmán, que considera Jerusalén una ciudad santa, igual que los judíos y los cristianos, sino también de la mayoría de los países de Naciones Unidas, que en diciembre votaron una resolución en contra de la decisión de Estados Unidos de reconocer a Jerusalén como capital de Israel. Se trataba de una resolución sin carácter vinculante, de la que Trump ha hecho caso omiso. De hecho, no solo ha ignorado a la ONU, sino que además ha amenazado con suspender una sustanciosa parte de la ayuda humanitaria que Estados Unidos destina cada año a ayudar a los refugiados palestinos a través de una agencia de Naciones Unidas.

Si quieren conservar los dólares americanos, los palestinos tendrán que aceptar las condiciones del plan de paz de la Administración Trump, incluida su decisión de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel”, fue el mensaje de Trump ayer en Davos, según reportó La Vanguardia.

Antes de soltar este comentario, Trump lamentó que los palestinos rechazaran recibir al vicepresidente Mike Pence, que viajó a principios de esta semana a Palestina. “Y les damos cientos de millones de dólares en ayuda, tremendas cantidades que nadie entiende”, dijo Trump.

Todavía se desconocen los detalles del plan de paz para Oriente Medio que tiene pensado la Administración Trump, pero está claro que su posición aislacionista de momento tiene solo el respaldo de Israel, además de un puñado de pequeños países, entre ellos Guatemala y Honduras, que ya han anunciado que también trasladarán sus embajadas de Tel Aviv a Jerusalén.

Lo que nadie duda en Davos es que Trump ha venido a defender su América First, guste o no guste, y que tiene el beneplácito de las grandes empresas y las corporaciones financieras estadounidenses, que aplauden con entusiasmo su reforma fiscal”, señala el diario El País.

Según este diario, “Trump quiere dar una lección a los elitistas de Davos que el año pasado echaban pestes con su llegada a la Casa Blanca y que hoy le reconocen los méritos logrados en su primer año de mandato:  Bolsas al alza, crecimiento económico del 3% y relajación de las políticas fiscales”.