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El director del FBI, James Comey, durante una audiencia ante el Comité de Justicia del Senado sobre la 'Revisión del FBI' en el Capitolio en Washington, Estados Unidos, el día 3 de mayo de 2017. EFE/Shawn Thew
El director del FBI, James Comey, durante una audiencia ante el Comité de Justicia del Senado sobre la 'Revisión del FBI' en el Capitolio en Washington, Estados Unidos, el día 3 de mayo de 2017. EFE/Shawn Thew

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El argumento del Presidente ante el despido de Comey fue el mal manejo de la investigación contra Hilary Clinton por el uso de un servidor privado de correo electrónico, “aún cuando el presidente se ha visto ampliamente beneficiado en la política, por esa investigación, llegando incluso a alabar a Comey por su coraje en la pesquisa de Clinton durante la campaña”, según reporta The New York Times.

De esta manera, la Casa Blanca estaría finiquitando la carrera profesional de un hombre que alguna vez consideraron “intachable”, y que representaba el ideal “apartidista que debe caracterizar al oficial de policía”. Según CNN, Comey comprometió su reputación al verse arrastrado en las disputas dentro de la campaña del 2016.

La noticia tomó a todos por sorpresa, incluso al mismo Comey, quien se enteró de su despido a través de la televisión, mientras se dirigía al personal de la FBI en su oficina de Los Ángeles.

Posteriormente, y en una carta entregada en las oficinas de la FBI, el Presidente le agradeció al director por haberle informado en tres ocasiones de que no se encontraba bajo ninguna investigación, más sin embargo agregó que “estoy de acuerdo con el juicio del Departamento de Justicia, de que usted no está en las capacidades de dirigir el bureau”, según transcribe el reporte de The Guardian.

Por otro lado, quienes insistieron en que el Presidente despidiera al Director del FBI son individuos muy cercanos a la investigación que Comey supervisaba. Entre ellos Roger Stone, quien sirviera como asesor de la campaña presidencial de Trump, y quien se encuentra bajo escrutinio. Stone compartió sus inquietudes con el Presidente, después de que Comey hablara en la audiencia durante la semana pasada en Capitol Hill, según dijo una fuente a CNN.

Asimismo, el Vicefiscal General, Rod Rosenstein, recomendó el despido del Director, pues consideraba que el manejo del asunto Clinton había sido muy pobre, sobretodo tras su recomendación de no presentar cargos.

“Rosenstein acusó a Comey de intentar usurpar la autoridad del Fiscal General al anunciar públicamente porqué creía que el caso debía ser cerrado sin enjuiciamiento”, continúa CNN, pues según Rosenstein, “nosotros no damos conferencias de prensa para hacer pública la información derogatoria sobre el asunto de una investigación criminal debilitada”.

Pero las represalias no tardaron en hacerse escuchar, sobretodo por parte de la bancada demócrata del Congreso, llegando un Senador a incluso aseverar que se trataría de una movida “típica de Nixon”, pues el despido de Comey se percibe como una maniobra por parte de Trump para quitar de la mesa el asunto de sus nexos con Rusia.

El hecho de que el gran jurado haya comenzado a citar comparecencias en el caso de Michael Flynn – antiguo asesor de seguridad social de Trump, quien se encuentra bajo investigación por sus nexos con el gobierno Ruso, y la posibilidad de que las elecciones del 2016 hayan estado intervenidas por el gobierno extranjero – significaba para los analistas que la investigación de la FBI estaba llegando a “una etapa decisiva”.

“¿Es que acaso estas investigaciones estaban demasiado cerca para el gusto del Presidente?”, preguntó el Líder de la Minoría del Senado, Chuck Schumer.

Los Demócratas han insistido en un consejo especial que lidere la investigación sobre las posibles implicaciones de Rusia en la nueva administración, considerando que “el Departamento de Justicia de Trump no es confiable para supervisar el caso”.

Por su parte, el Senador Republicano Richard Burr, quien lidera el comité de inteligencia del Senado en el asunto, expresó su descontento, asegurando que el despido de Comey significa “una pérdida para el bureau y para la nación”, pero tanto él como el resto de su partido han insistido en que la solicitud de los Demócratas no es necesaria.

La mayoría del senado apoya el trabajo de Rod Rosenstein como Fiscal General, sobretodo en lo que respecta al asunto de la investigación que aqueja a la nueva administración. Aunque Bob Corker, quien forma parte del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, habría advertido sobre las “sospechas” que despertaría el despido de Comey.

Pero como prosigue el reporte de The Guardian, si bien las mayoría del Senado y de la Cámara de Representantes podría frenar las investigaciones del congreso, “un gran jurado no se encuentra bajo el control de Trump. Él podría no ser capaz de evitar que el caso de colusión ruso llegue a la corte”.

A todas estas, mientras Comey empaca sus cosas, el único asunto del que se ocupará Trump el día de hoy miércoles, es de reunirse con el ministro de exteriores ruso, Sergey Lavrov.