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LA PAZ, BOLIVIA - 10 DE NOVIEMBRE: El presidente de Bolivia, Evo Morales Ayma, habla durante una conferencia de prensa matutina cuando anunció que convocaría a nuevas elecciones después de que la OEA cuestionara los resultados de las elecciones celebradas el 20 de octubre el 10 de noviembre de 2019 en La Paz Bolivia. Más tarde, Morales anunció su renuncia en Chimore, Cochabamba. (Foto de Alexis Demarco/APG/Getty Images)
LA PAZ, BOLIVIA - 10 DE NOVIEMBRE: El presidente de Bolivia, Evo Morales Ayma, habla durante una conferencia de prensa matutina cuando anunció que convocaría a nuevas elecciones después de que la OEA cuestionara los resultados de las elecciones…

Renuncia el presidente de Bolivia, Evo Morales, tras manifestaciones masivas

La renuncia de Evo Morales en Bolivia es la última consecuencia del malestar social que vive Latinoamérica.

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Nada explicita más la heterogeneidad de la identidad latinoamericana que los últimos meses de protestas masivas en todo el continente.

Mientras Venezuela se hunde cada vez más en la miseria gracias al fracaso de los líderes políticos de ambos bandos, Chile vive una de las crisis sociales más graves de las últimas décadas por el cansancio del pueblo ante las políticas económicas herederas de la dictadura.

Argentina abrazó nuevamente el peronismo, y Brasil vive una profunda reforma política de extrema derecha bajo el mando de Jair Bolsonaro.

Asimismo, en Ecuador el pueblo rechazaba las medidas económicas del presidente Lenín Moreno durante el mes de octubre, mientras los peruanos salían a la calle por la decisión del presidente Martín Vizcarra de disolver el Congreso.

En resumidas cuentas, toda Latinoamérica parece estar pasando por un enrevesado período de transformación no sólo política, sino idiosincrática.

La última muestra de ello fue la renuncia del presidente de Bolivia, Evo Morales, el pasado domingo, tras manifestaciones violentas desatadas por el presunto fraude electoral llevado a cabo por Morales para mantenerse en el poder.

Cuando el descontento habla más alto

Movilizaciones sociales tomaron gran parte del país la noche del 20 de octubre después de que se hicieran públicos los resultados de un recuento rápido de actas durante las elecciones presidenciales.

El candidato opositor Carlos Mesa encabezó las concentraciones frente al hotel ex – Radisson de La Paz donde se realizaba el conteo, y advirtió la falta de separación de poderes en el país.

La estrecha victoria de Morales anunciaba que el presidente perpetuaría su posición en el cargo, puesto que ostentaba desde hace más de 10 años.

Bolivianos en todas las esquinas del país se volcaron a las calles para denunciar el fraude, exigir una revisión imparcial de los votos y la renuncia de los miembros del Órgano Electoral Plurinacional.

Entre manifestaciones, disturbios, huelgas y hasta un paro laboral, los ciudadanos pedían a gritos el cambio de política en el país.

La desestabilización llegó al punto de que miembros de la Unión Europea y de la Organización de Estados Americanos (OEA) pidieron una segunda vuelta electoral.

El domingo 10 de noviembre, Evo Morales finalmente anunció su renuncia a través de un mensaje televisado desde el trópico de Cochabamba, “el bastión de los sindicatos cocaleros de los que sigue siendo máximo dirigente”, según explicó la BBC.

Mientras justificaba su renuncia para “evitar que continúe la violencia en el país”, Morales también aseguraba que era víctima de “un golpe cívico político y policial.”

“Mi pecado es ser indígena, dirigente sindical y cocalero”, aseguró.

Sin embargo, su decisión fue determinada por la solicitud del comandante de las Fuerzas Armadas, el general Williams Kaliman, quien pidió su renuncia para solventar la crisis política.

De igual manera, un informe de la OEA tras la auditoría de los votos y el servidor que alojó los datos determinó que “ante el cúmulo de irregularidades observadas, no es posible garantizar la integridad de los datos y dar certeza de los resultados”.

El fin de una era

La renuncia de Morales marca el fin de la era de revoluciones socialistas en Latinoamérica, detonadas por el régimen de Hugo Chávez Frías en Venezuela en 1999.

Por su parte, la representante demócrata Illhan Omar denunció un “golpe de estado” en Bolivia, agregando que Estados Unidos “debe oponerse inequívocamente a la violencia política en Bolivia. Los Bolivianos merecen elecciones libres y justas”.

A pesar de haber contado con el apoyo de la vicepresidenta electa de Argentina Cristina Kirchner, quien dijo que en Bolivia “hubo golpe de Estado”, otros dirigentes izquierdistas como Andrés Manuel López Obrador (AMLO) calificaron la decisión de Morales de “responsable”.

"Siempre hay actitudes, afanes autoritarios, el querer resolver las cosas con la confrontación y la violencia. El mejor método para resolver las diferencias es el método democrático", agregó AMLO.

Pero la situación no parece haberse calmado con la renuncia de Morales.

El domicilio del ahora ex presidente y de miembros cercanos a su gobierno fueron objeto de saqueos, asaltos e incendios durante la noche del día domingo, y la alcaldía de La Paz denunció incendios de transportes públicos en la capital.

Al parecer, la vuelta a la democracia no será tan sencilla, en especial después de 14 años de revolución socialista.

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