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WASHINGTON, DC - 26 DE JUNIO: El presidente del comité, el representante Elijah Cummings (D-MD) realiza una audiencia de marcado ante el Comité de Supervisión y Reforma de la Cámara de Representantes el 26 de junio de 2019 en Capitol Hill en Washington, DC. (Foto de Alex Wong/Getty Images)
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Para entender la política estadounidense en la era Trump hay que saber que las acciones siempre hablan más alto que las palabras.

La preocupante evidencia explicitada por la audiencia del abogado especial Robert Mueller ante el Congreso durante la semana pasada se vio contraatacada por un nuevo episodio de verborrea racista por parte del presidente el fin de semana.

En un hilo en Twitter, Trump atacó al representante demócrata de Baltimore Elijah Cummings el pasado sábado calificando su distrito de “un asqueroso desastre infestado de ratas y roedores”.

De esta manera, el presidente no sólo volvía a atacar a un miembro de color del Congreso – como hizo hace algunas semanas con las nuevas representantes Alexandria Ocasio-Cortéz, Ilhan Omar y otras miembros del llamado “Squad” – sino a toda la comunidad de color a la que Cummings representa.

Según explico The Guardian, Cummings representa el séptimo distrito del Congreso en Maryland que incluye partes de Baltimore y otros condados de mayoría afroamericana, y que ha sido controlado por Demócratas desde 1953.

Asimismo, Cummings es el presidente del Comité de Supervisión y Reforma Gubernamental del Congreso, y ha encabezado las pesquisas sobre la conducta de las agencias de inmigración durante la administración Trump.

En lo que pareciera ser una campaña de desprestigio coordinada, el equipo de Fox & Friends – los favoritos del presidente – publicaron un segmento con montaje de imágenes que presuntamente mostraban el deterioro del distrito de Cummings, lo que dio material al presidente para su ataque por redes sociales.

“¿Por qué estamos enviando tanto dinero al distrito de Elijah Cummings cuando se le considera como la peor carrera y el lugar más peligroso de los Estados Unidos”, prosiguió. “Ningún ser humano querría vivir allí. ¿A dónde va todo este dinero? ¿Cuánto se ha robado? ¡Investiguemos este desastre de corrupción de inmediato!”

La intensidad de los ataques del presidente tan sólo parecían indicar su desesperación por hacer que el testimonio de Mueller pasara a las últimas páginas.

Así pues, el presidente ha proseguido por tercer día consecutivo en la cruzada contra el representante de Baltimore, dando escobazos a diestra y siniestra contra personajes como Al Sharpton, activista por los derechos civiles, ministro baptista y controversial político afroamericano.

La intención del presidente es ahora, indudablemente, la de voltear la tortilla en el debate sobre el racismo y dar de qué hablar a los medios durante un par de días más, mientras gran parte del Partido Demócrata ejerce presión para iniciar un juicio político en su contra.

La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, volvió a calificar los comentarios del presidente como abiertas muestras de racismo, a lo que el presidente respondió:

“No hay nada racista en afirmar claramente lo que la mayoría de la gente ya sabe, que Elijah Cummings ha hecho un terrible trabajo para con la gente de su distrito. Los demócratas siempre juegan la carta de la raza cuando no pueden ganar con hechos”.

Pero si nos remitimos a los hechos, la carta del racismo ha sido la única ruta segura para el presidente cuando cree que su base electoral podría verse movida por los ataques demócratas o, siendo realistas, por su auto saboteo.

Una encuesta de Reuters e Ipsos de la opinión pública determinó que el apoyo al presidente aumentó considerablemente en su base Republicana después de sus ataques racistas contra las congresistas demócratas.

Según explicó The Daily Beast, “la encuesta mostró que su aprobación neta entre los republicanos aumentó en 5 puntos porcentuales”.

¿Qué importa entonces molestar a algunos cuantos si se tienen los votos suficientes para ser reelecto?

Ese pareciera ser el razonamiento de la campaña Trump, que aún se enfrenta a la crisis pública de la audiencia Mueller.

Sin embargo, el día viernes, y como preámbulo al vicioso ataque presidencial, los representantes demócratas Mary Gay Scanlon, David Cicilline, Pramila Jayapal y Verónica Escobar emitieron un comunicado de prensa en el que anunciaron que procederían con el juicio político, dando un paso más adelante en la difícil batalla interna del partido sobre cómo abordar el caso Donald Trump.

“Si bien muchas personas creen que comenzar una investigación de juicio político sólo puede hacerse con un voto de la Cámara de Representantes, esto no es así,” aseguraron. “El Artículo I autoriza al Comité Judicial de la Cámara a comenzar este proceso”.