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Guerra del narcotráfico en México parece una película

Pero además de las peores matanzas, hay protestas contra el Ejército que combate a narcos.

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La violencia volvióel miércoles a ensangrentar las calles de la ciudad mexicana de Reynosa, escenario hace 24 horas de una nueva escalada en la confrontación entre el Ejército y las fuerzas del narcotráfico que en el país no sólo se libra con las armas sino también con protestas callejeras.

Un hombre vestido con ropa deportiva fue asesinado de cinco tiros cuando bajaba de su vehículo, estacionado en un gimnasio de esa ciudad fronteriza con Texas (Estados Unidos), informó la Fiscalía del Estado norteño de Tamaulipas, al que pertenece la localidad.

En Reynosa tuvo lugar este martes un combate a plena luz del día entre narcotraficantes y militares, saldado con al menos cinco muertos, mientras que decenas de manifestantes bloquearon un puente internacional con EE.UU. contra la presencia del Ejército en las calles para combatir al narcotráfico.

Estas protestas, que se repitieron en otros puentes internacionales de Tamaulipas y en varias ciudades de otros cuatro estados, son promovidas por el narcotráfico, según las autoridades.

Ante esta situación el ministro de Economía, Gerardo Ruiz, dijo hoy en París que sin las acciones emprendidas por el presidente Felipe Calderón contra los carteles de la droga, el próximo gobernante del país "sería narcotraficante".

La seriedad de la cuestión quedó de manifiesto una vez más el pasado fin de semana, en el oriental estado de Tabasco, donde fueron asesinados once integrantes de una familia, entre ellos varios niños que se ocultaban debajo de una cama.

Días antes, un choque entre militares y sicarios con armas de guerra se saldó con 21 muertos en el norteño estado de Chihuahua.

A esto hay que sumarle a las manifestaciones callejeras, las primeras de las cuales comenzaron en la ciudad de Monterrey, en el estado norteño de Nuevo León, hace varias semanas.

Este fenómeno es el que más ha llamado la atención a la opinión pública y a los analistas.

Para el comunicador José Reveles, ganador del Premio Nacional de Periodismo en 2001, es "histórico" que tuvieran lugar varias simultáneamente en distintas regiones.

A su juicio lo sucedido ayer en ciudades como Monterrey, Reynosa, Nuevo Laredo, Veracruz y Ciudad Juárez, solo puede darse "en un ambiente de debilidad del Estado" y por la connivencia entre el narcotráfico y las autoridades locales.

Además Reveles considera esas acciones una respuesta mediática del narcotráfico al gobierno.

Para Jorge Chabat, especialista del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), las protestas revelan una clara "intención política".

"Se trata de poner presión sobre el gobierno mexicano para que reduzca los operativos contra el narcotráfico", indicó a Efe el académico, que cree posible la participación en esas actividades de otros sectores interesados en perjudicar al Ejecutivo.

En Monterrey, las autoridades detuvieron ayer a 50 personas, entre ellas al conductor de un autobús de manifestantes, Israel Duarte, quien confesó que los organizadores de las protestas estaban ofreciendo dinero y teléfonos móviles a personas de barrios pobres.

El pasado fin de semana el Ejército capturó en la misma ciudad a un supuesto miembro de Los Zetas, un grupo criminal que controla el cártel del Golfo, quien confesó haber reclutado con dinero y regalos como útiles escolares a decenas de ciudadanos.

"Lo más importante es que no podemos olvidar que el narcotráfico tiene una base social de apoyo en todo el país, con mayor o menor dimensión en las ciudades o en el campo", asevera por su parte José Luis Piñeiro, experto de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Para Piñeiro "no sería raro" que en las marchas participen también "personas que se han sentido agraviadas por los operativos militares", lo que se combina con la situación de pobreza de muchos.

Las manifestaciones de los últimos días podrían dar cierta validez a las palabras de Elena Huizar, madre de una reina de belleza liberada este año después de ser detenida por sus presuntos nexos con el crimen organizado.

"De una u otra manera todos están comiendo de lo que deja el 'narco'. Todos, porque no hay otra cosa más que eso", se quejó.

Las principales víctimas de la violencia del narcotráfico, que el año pasado dejó la cifra récord de 5.600 asesinados, son sicarios enfrentados entre ellos, además de soldados y policías, en menor grado.

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