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Emma González, durante su simbólico silencio en la March For Our Lives. 
Emma González, durante su simbólico silencio en la March For Our Lives. 

Emma González, Una joven que reta al status quo nacional

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Sobrevivir a un tiroteo en una escuela no debería ser el punto de inflexión en la vida de ningún niño o adolescente, pero en Estados Unidos parece que el dinero y la política pueden más que la seguridad y la vida de sus ciudadanos.

Según una amplia investigación llevada a cabo por el Gun Violence Archive, en los últimos años la Segunda Enmienda ha permitido más de 60.000 muertes en tiroteos masivos, pero esta realidad no presenta síntomas de cambio, ni en la legislación ni en la perspectiva de los dirigentes políticos.

Tuvo que ser la voz de una joven que sobrevivió a la masacre del pasado 14 de febrero en la escuela Marjory Stoneman Douglas de Parkland, Florida la que impulsó un movimiento que dice “Ya Basta” y que hará responsables a la mayoría republicana y a la Administración Trump de esta crisis social, anticipando lo que se percibe como una revolución social.

“Cada una de las personas que estamos aquí deberían estar en su casa, viviendo el luto. Pero en vez de eso, estamos todos aquí juntos porque nuestro gobierno y nuestro presidente sólo envían ‘pensamientos y plegarias’”, dijo Emma González en un discurso de 11 minutos en Fort Lauderdale, dos días después del tiroteo que segó la vida de 17 personas, la mayoría adolescentes.

Cuando tu vida cambia en cuestión de un día

La mañana de ese miércoles 14 de febrero, Emma se encontraba repartiendo modelos de cartas de amor junto a su colectivo Gay-Straight Alliance –un grupo pro-LGBT+ de su escuela– para “difundir el amor” durante la hora del almuerzo.

“Entregábamos cartas gratuitas del Día de San Valentín”, explicó González a David Remnick en su entrevista para la New Yorker Radio Hour.

Después de tres horas bajo el sol, Emma y sus compañeros se dirigieron al auditorio para continuar sus clases.

“Mi profesor imprimió una lista de asistencia, algo que no suele hacer, para evitar que saliéramos de clase. De hecho, una amiga y yo pensábamos salirnos e ir a visitar a nuestra profesora favorita en el tercer piso del edificio de los de primer año, una de las clases que más sufrió (durante el tiroteo)”, comentó.

“Si mi profesor no hubiese impreso esa lista, nosotras hubiéramos estado allí”.

A las 2:19 de la tarde, Nikolás Cruz, entraba al edificio 12 de la escuela con una AR-15 y le decía a su compañero Chris McKenna: “Mejor te sales de aquí; las cosas van a empezar a complicarse”, justo antes de empezar a abrir fuego.

La escuela entró en “Código Rojo”, el protocolo que suele implementarse durante  tiroteos en escenarios escolares; 14 estudiantes y tres adultos perdieron la vida.

 Un activismo “en pañales”

“Desde la época de nuestros padres fundadores y desde que agregaron la Segunda Enmienda a la Constitución nuestras armas se han desarrollado a una velocidad que me pone enferma. Las armas han cambiado pero nuestras leyes no”, dijo González en el discurso que la llevaría a todos los titulares del país.

González explicó cómo el escaso control de armas ha convertido a los Estados Unidos en el único país del mundo que sufre este tipo de situaciones sin resolución aparente. Según un análisis de CNN, “los estadounidenses poseen más armas per cápita que ningún otro país”, llegando a las 89 armas por cada 100 personas. Asimismo, Estados Unidos representa menos del 5% de la población mundial pero es escenario  del 31 por ciento de los tiroteos masivos a nivel global.

Tan sólo la semana pasada 10 personas perdieron la vida cuando el joven de 17 años, Dimitrios Pagourtzis, abrió fuego en la escuela secundaria Santa Fe en Texas, siendo el último ataque por arma de fuego en Estados Unidos en lo que va de 2018.

Tanto Emma como sus compañeros de clase han decidido tomar el asunto en sus propias manos organizando un movimiento nacional bajo el eslogan #NeverAgain (“Nunca Más”). Un movimiento que han logrado llevar directamente a la sede del gobierno en Tallahassee y con el que llenaron las calles del país en una marcha multitudinaria, demandando acciones –y no plegarias–  contra el libre acceso a las armas.

Con el movimiento #NeverAgain y la organización de una marcha nacional el 24 de marzo, estos estudiantes han contemporizado el concepto del “Walkout” acuñado hace más de 50 años por el movimiento de las Boinas Cafés, pero utilizando un arma mucho más poderosa: las redes sociales.

Una semana después de la tragedia, los jóvenes se sentaron a hablar con sus representantes legales, organizaron a su comunidad y a grupos locales en otros estados y movilizaron la consciencia de toda una nación que se sumó ese 24 de marzo al #MarchForOurLives.

Aún más, estos jóvenes han advertido del poder que tendrán cuando cumplan 18 años y puedan votar. De momento, lograron  que un presidente tan pertinaz como Donald Trump considerase algunas medidas en cuanto al porte de armas.

De adolescente normal a luchadora social

Los líderes sociales nacen y se hacen. En el caso de Emma, la realidad no es muy distinta.

“Me gusta creer que sí (he sido políticamente consciente desde pequeña), en especial después de las últimas elecciones”, respondió González a Remnick ante la pregunta del origen de sus posturas políticas.

“Siempre fui consciente de la manera en la que el mundo funciona, porque en noveno grado fue cuando salí del clóset, y estaba muy al tanto de todas las cosas que podían salir mal para alguien que forma parte de la comunidad LGBT+”.

Para cortarse el pelo, por ejemplo, González convenció a su madre “creando una presentación de 10 diapositivas con las razones por las que debía hacerlo”, contó Beth González a Univisión Noticias. “Una de las razones fue la de gastar menos champú. Y, entre otras cosas, también era su manera de responder a un colegio donde no se le permitía ir en tirantes a clase”.

Pero fue la muerte de varios amigos, conocidos, compañeros y profesores, la chispa que encendió su necesidad de luchar por un cambio.

“Lo que importa (ahora) es que la mayoría de los estadounidenses se han vuelto complacientes ante la injusticia insensible que ocurre a su alrededor”, escribió en su columna para Harpers Bazaar. “Lo que importa es que la mayoría de los políticos estadounidenses se ha vuelto más fácilmente influenciables por el dinero que por las personas que los eligieron para el puesto. Lo que importa es que mis amigos están muertos, igual que centenares de otros como ellos por todos los Estados Unidos”.

Emma comenzó su incursión en el activismo con un discurso de 11 minutos, dirigido a los políticos y al presidente, diciendo con lágrimas en los ojos que esto había llegado a su fin.

“¿Qué tal si dejamos de culpar a las víctimas por algo que fue culpa de un estudiante, que fue culpa de las personas que le permitieron comprar las armas en primer lugar?”, cuestionó  haciendo referencia al mensaje en Twitter del presidente Trump, que trasladó la culpa de la matanza a los estudiantes, al atacante y hasta al sistema educativo.

“Si el presidente pretende venir a decirme a la cara lo terrible que fue esta tragedia y seguir diciendo que nada se hará al respecto, me encantaría preguntarle cuánto dinero recibió de la National Rifle Association”, sentenció.

“Seremos los niños sobre los que leerás en los libros”

Con casi 19 años, Emma se ha transformado en una fusión de todas las características que parecen representar a la nueva generación de estadounidenses: una precoz madurez, consciencia social y una determinación “a prueba de balas”  por reclamarle al gobierno responsabilidad por las consecuencias de su gestión.

González creció en la comunidad de Parkland, Florida, siendo hija de José González, un abogado de ciberseguridad de origen cubano, y Beth González, tutora de matemáticas oriunda de Virginia.

Para su familia, el imprevisto debut nacional de la niña de la casa no es fácil.

“Estoy aterrorizada”, expresó su madre en una entrevista con el programa 60 Minutes. “Es como si ella se hubiese construido un par de alas con madera de balsa y cinta adhesiva, y hubiese saltado de un edificio. Y nosotros estamos como corriendo por debajo de ella con una red.”

Por su parte, su padre aseguró sentirse orgulloso, “pero todavía no he comprendido lo que ha pasado, cómo han conseguido todos ellos que se los oiga”, dijo el inmigrante cubano que llegó a Nueva York en 1968.

David contra Goliat

Emma González no sabía el impacto que tendría su nombre, además de su imagen, en la política nacional.

En un país que se ha visto dividido durante los últimos meses por una Administración que ataca constantemente al ciudadano inmigrante, en especial al hispano, el hecho de que una joven adolescente con un apellido latino encabece una movilización social en contra de un paradigma de la democracia estadounidense como es la libre posesión de armas, no es un asunto llano.

Para muchos, la postura política de Emma es tan excepcional como incomprensible: “¿Qué necesidad tiene un adolescente de estarse metiendo en asuntos de adultos?”, ha sido la crítica más constante.

Pero para la joven, el argumento se sostiene por sí solo: “¿Cuándo se convirtió niños en una mala palabra? Los adultos dicen que los niños son perezosos, mientras Jaclyn Corin organizó un viaje completo para Tallahassee, tres buses llenos con 100 niños y reporteros que fueron a discutir una lamentable legislación de armas de fuego con la gente que puede –pero no lo harán– hacer algo al respecto”, escribió González en su columna, haciendo referencia a la coordinación de sus compañeros de clase.

Pero para organizaciones como la National Rifle Association (NRA), este tipo de gestas cívicas amenazan una poderosa industria que se esconde detrás del panfleto del “derecho auxiliar de la autodefensa” que promulga la Segunda Enmienda.

Su respuesta a la reacción mediática del #NeverAgain dejó en evidencia la agresividad y la incoherencia con la que este colectivo defiende las múltiples inversiones que posee a nivel nacional, y ha desvelado que, más allá de una sencilla organización de ciudadanos fanáticos de las armas, son un poderoso imperio.

Desde actriz pagada por los demócratas hasta símiles con la juventud nazi, González ha sido uno de los objetivos favoritos de la derecha conservadora y de la maquinaria política y económica que va detrás.

Por ejemplo, y según reportaba el Washington Post, “una animación manipulada de González rompiendo la Constitución de Estados Unidos por la mitad ha circulado en las redes sociales desde la marcha, después de ser tomada de una historia de la Teen Vogue, sobre los adolescentes activistas”, explicó el medio. “En la imagen real, González está rompiendo un blanco de tiro”.

De igual manera, el domingo después de la marcha, el equipo de campaña del representante de Iowa Steve King atacó directamente a la adolescente a través de Facebook diciendo: “Así te ves cuando aseguras tener herencia cubana y sin embargo no hablas español e ignoras el hecho de que tus ancestros huyeron de la isla cuando la dictadura transformó a Cuba en un campo de prisión, después de quitarle todas las armas a sus ciudadanos y, por lo tanto, su derecho a defenderse”.

Pero para esta adolescente, la “terquedad” de los políticos es tan sólo una herramienta más en su contra.

“Si ellos no reflejan lo que la mayoría de sus votantes están exigiendo, sencillamente hace más fácil que los saquemos del puesto con los votos”, concluyó.

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