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El veterano Héctor Barajas (i) observa mientras algunos de sus compañeros posan junto a algunos congresistas estadounidenses durante la visita de siete miembros del Congreso estadounidense a la Casa de Apoyo a los Veteranos deportados el sábado 3 de junio de 2017, en Tijuana, México. EFE/David Maung
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En enero de este año, habían 10.644 inmigrantes indocumentados sirviendo en la milicia de los Estados Unidos, sumados a 11.524 reservistas, asegura la NBC de San Diego. Aún así, muchos de ellos se encuentran en Tijuana, tras ser deportados por el ICE.

Héctor Barajas explicó su caso a la delegación encabezada por el Representante Demócrata de California, Juan Vargas, que se dirigió el día sábado a la frontera para visitar a los veteranos deportados, como estrategia para impulsar el paquete de leyes que ha introducido el otoño pasado, esperando ayudar a los veteranos deportados.

Barajas fue deportado después de haber procesado por disparar un arma. Se retiró honorablemente de la Armada y después de cumplir su sentencia, fue enviado de vuelta a México. Barajas estaba convencido de que obtendría la ciudadanía de manera automática una vez hubiese servido, según describe el Chicago Tribune.

El día sábado Barajas compartió un juramento que fue firmado por los miembros del Congreso que acompañaban a Vargas, y que rezaba: “Creemos que cualquiera que esté dispuesto a unirse a las fuerzas armadas de Los Estados Unidos, pelear y dar su vida por el país, debería ser un ciudadano y no objeto de deportación del país al que sirven”.

Desde que fue deportado, Barajas se ha transformado en “algo más que un patriota”, pues dirige la Casa de Apoyo a los Veteranos Deportados en Tijuana, donde recibió al equipo de congresistas.

Otro de los veteranos, Edwin Salgado, contó su historia. Llegó a Los Estados Unidos con tan sólo 3 años de edad. Sirvió en Kuwait, y se sumó a la marina a los 18 porque sentía que “era algo que tenía que hacer por mi país”. Salgado fue enviado de vuelta a México después de ser procesado bajo cargos de drogas y armas. Estuvo un año en prisión.

Salgado aseguró que no estaba al tanto de que los veteranos podían ser deportados. “Me permiten volver cuando muera. De una u otra manera, volveré”.

Para el Representante Demócrata de Arizona, Raúl M. Grijalva, esto es sorprendente: los veteranos deportados reciben servicio funerario militar pero deben mantenerse fuera del país mientras estén vivos. Grijalva ha introducido una propuesta (la HR 1470) el pasado mes de marzo como iniciativa para evitar la deportación de veteranos que hayan cometido crímenes menores. Hasta ahora la ley tiene 51 patrocinadores, todos demócratas.

Barajas y otros dos veteranos deportados recibieron oficialmente indultos del gobernador de California por condenas penales anteriores, lo cual abre el camino para que los veteranos soliciten la ciudadanía estadounidense, según aseguró EFE.