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Foto: Max Marin/AL DÍA News

La contienda por la oficina del alguacil y por qué es importante

Tiene muchas ideas buenas en papel, pero las ideas no serán lo que impidan que Sawyer sea un aspirante en la contienda; esto sí: Sawyer presenta su candidatura…

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Hay un viejo alguacil en la ciudad

                                                                      El titular del cargo de alguacil Jewell Williams (Foto: Philly.com)

 

Con un presupuesto de alrededor de $18 millones, la oficina del alguacil es un anexo relativamente pequeño de nuestro gobierno local de $7.5 mil millones. En otros condados el alguacil realiza arrestos y vela por el cumplimiento de la ley, pero debido a los cambios en el Estatuto de autonomía de Filadelfia, el trabajo del titular del cargo, el Aguacil Jewell Williams, es realizar la incautación de bienes y el arresto de personas de conformidad con lo ordenado por los tribunales. 

Una parte importante del trabajo del alguacil es realizar las ventas del alguacil, subastas públicas de propiedades cuyo derecho de propiedad ha sido extinguido ya sea debido al atraso de pago de la hipoteca o por incumplir en el pago de impuestos. Estas ventas son anunciadas en los diarios impresos y luego en una base de datos en línea. Y desde una perspectiva financiera –por lo menos en Filadelfia—los procedimientos del alguacil han dado mucho de qué hablar. 

En la última década, la oficina ha estado bajo un escrutinio serio. El Alcalde Nutter hizo un llamado por desmantelarla por lo menos una vez debido a su falta de transparencia, amiguismo y mala administración de fondos. El ex Alguacil John Green presuntamente permitió que un contratista tercero ilegal obtuviera millones de dólares en ganancias sobre las ventas de bienes inmuebles municipales. Y desde el que el ex Representante estatal Jewell Williams ocupó el cargo en 2011, los informes afirman que nada ha cambiado. 

Dos años después de que Williams se hiciera cargo de la oficina, en respuesta a una pregunta formulada por la consejal Quiñonez Sanchez en la reunión presupuestaria del Consejo municipal de 2013, salió a la luz que la oficina del Alguacil ni siquiera contaba con un sistema contable. Sólo se ha raspado la superficie de la capa de grasa impenetrable que yace sobre las finanzas de la oficina, pero hasta esos resultados empañados son incriminatorios. Los montos cuestionables por concepto de “honorarios profesionales” cobrados en un lugar de venta de emparedados grandes del noreste tan solo constituyen la punta del iceberg.

La FBI eventualmente allanó la oficina para realizar una auditoría completa en 2013, y se informa que desde entonces ha aumentado un poco el control de la misma. Pero aun así, siguen habiendo historias que desacreditan su prestigio. Williams deberá ir a juicio por un monto de $700,000 debidos a una empresa de Texas. Es mucho lo que hay que manejar, especialmente en un año electoral.  

 

 

El activista contra los estropeos entra en la escena

                                                Sawyer ha empujado casi 17 propiedades hacia la venta del alguacil. Foto: Max Marin/AL DÍA News

 

Basado en su apariencia –corte de cabello estilo infante marino, capucha de aviador, botas de trabajo, barba—uno no pensaría que Christopher Sawyer fuese el tipo de hombre que se postularía a un cargo público.

Sawyer está metido en el campo de las computadoras. Es originario de Texas y un comprometido ciudadano de Filadelfia desde 2003. Trabaja como ingeniero de sistemas industrial para una empresa en el centro de la ciudad que fabrica grabadoras de datos similares a las cajas negras de los aviones, salvo por las plantas químicas, de energía y de manufactura. Nada de eso realmente lo hace capacitado para ir en busca de credenciales pero lo que ha estado haciendo en su tiempo libre durante la última década, sí que lo hace apto para ello.

Sawyer, de 37 años de edad, se describe a sí mismo como un activista contra los estropeos y a favor de los derechos de la propiedad. Dirige un blog llamado “Philadelinquency, que contiene algunos de los informes más detallados sobre los problemas de la propiedad que tiene la municipalidad.

Las calles de Emerald y Dauphin, Kinsington: Estamos a una cuadra de donde dobla la E1. Sawyer y yo fijamos la mirada en los restos carbonizados del incendio de un edificio que sucedió el mes pasado, una noticia sobre la que ambos reportamos –él con mucho mayor detalle que yo. Pocas horas después del incendio, Sawyer sabía todo sobre esta parcela sucia y en malas condiciones. Citaba sus  violaciones de licencias e inspecciones, la situación del título de propiedad, y dejaba mensajes de voz para el dueño de la propiedad informándole que su inversión estaba ardiendo en llamas.

Sawyer es propietario de casa en Kensington, pero para él, la esquina en la que estamos parados es cercana, pero de forma diferente. La cuadra de predios vacíos del otro lado de la calle es el lugar donde algún día estuvo el edificio de Bucks Hosiery. Un incendio monstruoso muy difícil de contener acabó con el edificio en 2012, y también con las vidas de los bomberos Robert Neary y Daniel Sweeney, cuyos rostros ahora se conmemoran en un mural a unas cuadras de distancia.

Sawyer se percató del edificio del siglo XIX por primera vez –y prestando atención a las propiedades y políticas de Filadelfia en general—mientras viajaba hacia el centro en la E1. Buck Hosiery era una de muchas propiedades abandonadas situada en el corredor posindustrial de the River Wards. Investigó  sobre los arrendadores de infravivienda (slumloards) y las propiedades con pagos atrasados y publicó sus hallazgos en Phillyblog, una comunidad de internet actualmente extinta.  Luego empezó a husmear en el sistema mismo.

“Hay una ganancia económica que se puede obtener en los edificios estropeados” dijo Sawyer. “Se obtiene a costillas de la calidad de vida de todos los que están alrededor de uno. Se roba el patrimonio, haciendo que los hogares de los demás queden sin valor alguno”.

El ciudadano de Filadelfia promedio no empujará una propiedad abandonada o cuyos impuestos no se han pagado hacia la venta del alguacil a menos que eso le signifique un beneficio personal o económico. Es un proceso arduo que quita mucho tiempo con pocos resultados glamorosos. Pero Sawyer, de forma directa o indirecta, ha empujado alrededor de 17 propiedades morosas a la venta del alguacil. Una de ellas fue Bucks Hosiery, cerca de tres años antes del incendio que dejaría a dos bomberos de Filadelfia sin vida. La venta se realizó pero, en las palabras de Sawyer, el Departamento de recaudación de impuestos municipales se conformó por un pago muy pequeño por parte del dueño de propiedades estropeadas (blightlord) del edificio y canceló la venta. Si tan sólo lo hubiesen vendido, o implementado políticas más fuertes para los dueños de propiedades de fuera de la ciudad, la propiedad quizá no habría estado descuidada durante tres años y no habría cobrado la vida de dos empleados públicos.  

¿Qué hay entonces en la contienda para Sawyer –una persona trasladada del otro lado del país quien ya tiene un trabajo de programación cómodo? No me gusta formular esta pregunta. Implica que la apatía no debe ser inspeccionada, y que el activismo trae a luz sospechas de tener motivos escondidos. Pero a la vez, todo servidor público debe responder algo en este sentido.

“No puedo seguir votando en las urnas por personas que están allí para cobrar un cheque y tomarse fotografías glamorosas”, escribió Sawyer luego de presentar sus 1,312 peticiones en la Municipalidad, el 10 de marzo, inscribiéndose así a la contienda. “Me estoy postulando para Alguacil porque la oficina a robado millones de dólares de los ciudadanos de Filadelfia –en el momento preciso en que estas personas estaban más golpeadas”.   

Sin duda, el activismo de Sawyer nace de cierta indignación. Va tras los arrendadores de infravivienda aprovechados tanto como tras los políticos arraigados. Pero también le preocupa cómo las políticas de extinción de dominio se aprovechan de los propietarios de vivienda que más corren peligro. Pero juzgue por usted mismo. Aquí escribió una serie exhaustiva de cuatro partes sobre las personas que robaban propiedades usando lo que él denomina “escrituras de no reclamación” y el nombre de un hombre ya fallecido. 

 

 

Con las cartas sobre la mesa

 

                                                           El incendio monstruoso difícil de contener de Bucks Hosiery en Kensington, 9 de abril de 2012. Foto: Max Marin

 

“La oficina del alguacil es la última instancia antes de que uno pierda las llaves de su casa”, dice Sawyer. Por eso es que, de ser elegido, él dice que contrataría consejeros de vivienda e intentaría ayudar a las personas a permanecer en sus hogares tanto como sea posible.

Hacer que el departamento sea totalmente transparente desde el punto de vista financiero sería una hazaña ya suficiente. Pero Sawyer también quiere trasladar la oficina del alguacil de su actual ubicación en el edificio Land Title sobre la calle South Broad a un vecindario en que realmente ocurren ejecuciones hipotecarias. Sería un gesto más simbólico del propósito de la oficina, y demás le ahorraría dinero a la municipalidad, dice Sawyer.

Tiene muchas ideas buenas en papel, pero las ideas no serán lo que impidan que Sawyer sea un aspirante en la contienda; esto sí:

Sawyer presenta su candidatura como Republicano. 

Para ser preciso, se describe a sí mismo como ex demócrata. Pero sabe tan bien como cualquier otro que los votantes de Filadelfia no votan fuera de las líneas bien trazadas del partido azul y rojo. Si se enciende intermitentemente en rojo el día de las elecciones, la gran mayoría de los locales no presionarán el botón. Lo más probable es que las personas que no hayan escuchado de Williams o de la oficina del Alguacil aún votarán por éste último antes de votar por un donnadie republicano.

Williams también tiene influencias tanto en la ciudad como en Harrisburg. En las elecciones de 2011, su oponente republicano sólo obtuvo el 18.7 por ciento del voto:

 

                                                                       Resultados de la elección a Alguacil de 2011.
 
Sawyer, quien es abiertamente gay, no es para nada un conservador del Tea Party. Y vale la pena mencionar que está lejos de ser el primer candidato republicano gay en la ciudad. Malcolm Lazin, director del Foro de Equidad, casi ganó un escaño en el Consejo municipal durante las últimas elecciones.

“Esta es la realidad: los Republicanos de Filadelfia se están convirtiendo en ex demócratas”, escribió Sawyer en Philadilquency. “¿Es usted una persona no de raza blanca? ¿Bilingüe? ¿LGBT? Lejos del desprecio que los estereotipos lo tienen programado a pensar, en vez obtendrá elogios y apoyo por parte de los Republicanos de Filadelfia.

Pero eso no quiere decir que Sawyer no tiene que hace mucho trabajo preliminar para convencer a las personas de su legitimidad.

Critica las políticas tributarias de los demócratas, que él considera fallan bajo la ley de los rendimientos decrecientes. Y desde la perspectiva de la campaña, cree que postularse como Republicano le dará una mejor oportunidad. En vez de tener dos meses para ganarle a Williams como demócrata en las elecciones primarias de mayo –una hazaña poco probable—tendrá todo el año para convencer a las personas que voten por el rojo sobre este tema.

Sawyer dice que los desarrolladores usan las propiedades como las tarjetas de béisbol. Pero en esta analogía, si las propiedades son las tarjetas y los desarrolladores son los niños mascadores de chicle que las coleccionan, entonces eso hace a los políticos de Filadelfia los propietarios del equipo. El ex Alguacil John Green ocupó el cargo durante 22 años, y parece poco probable que Williams deje el cargo sin batallar.     

Además, no está claro si la plataforma de Sawyer como reformador radical (y su apariencia de temerario) sentará bien con los votantes. Sawyer sabe que perderá el voto de quienes alquilan, pero espera que los propietarios de casa, especialmente los de los vecindarios de bajos ingresos, atiendan el llamado por el cambio. 

“Si llego a ser alguacil, me convertiré en el alguacil que viaja en bus”, dijo. “No tengo ego respecto a mi apariencia, y no me interesan mucho las facturas de la tintorería. No hago esto para obtener prestigio. Lo hago porque quiero arreglar la oficina, y no tengo que depender del alcalde o del Consejo municipal para hacerlo.”

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