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"El sistema de salud está roto, es insostenible"

"El sistema de salud está roto, es insostenible"

Secretaria de Salud presentó un informe a líderes comunitarios sobre las disparidades de salud.

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La secretaria de Salud de EEUU,
Kathleen Sebelius, afirmó hoy que un informe sobre las desigualdades
en el cuidado médico para las minorías demuestra que el "sistema
está roto" y requiere una urgente reforma de salud.

"Tenemos un sistema roto que no podemos costear, es insostenible
y es inaceptable", dijo Sebelius al inicio de una mesa redonda con
26 activistas y líderes comunitarios, en la que divulgó un informe
sobre las disparidades en los servicios médicos para las minorías
étnicas.

"La reforma de salud es clave para contribuir a las respuestas de
estos asuntos", afirmó Sebelius, acompañada en el foro por Nancy Ann
DeParle y Tina Tchen, directoras, respectivamente, de la Oficina de
Reforma de Salud y del Consejo sobre Mujeres y Niñas, de la Casa
Blanca.

El foro se realizó en unos momentos en que el presidente Barack
Obama y líderes demócratas del Congreso, respaldados por numerosas
organizaciones de salud en todo el país, promueven una reforma de
salud que ayude a reducir los costos médicos, mejore los servicios
médicos y amplíe la cobertura a todos los estadounidenses.

La reforma de salud fue una promesa electoral de Obama y es una
de sus principales prioridades legislativas para este año.

Estados Unidos gasta más que ningún otro país industrializado en
cuidado médico -2,3 billones de dólares en 2007, o el equivalente de
7.421 per cápita- pero eso no necesariamente se traduce a una mejor
calidad de servicios médicos.

A esto se suman las persistentes desigualdades entre los diversos
grupos demográficos, a la hora de acceder al cuidado médico.

Se calcula que unos 46 millones de estadounidenses carecen de
seguro médico, y los que sí lo tienen, tanto individuos como
negocios, también luchan contra los crecientes costos de salud en el
país.

Según el informe divulgado por Sebelius, la carencia de un
sistema de cobertura universal golpea con especial dureza a las
familias de menores ingresos: el 40 por ciento de los de bajos
ingresos no tienen seguro médico, y cerca de un tercio de los que no
tienen plan de salud sufren de enfermedades crónicas.

El informe "Disparidades de Salud: Argumentos a favor de cerrar
la brecha", hace hincapié en que debido a las disparidades, los
pobres y las minorías étnicas y raciales tienden a registrar
"mayores índices de enfermedades, menos opciones de tratamiento, y
menos acceso al cuidado médico".

Según el documento de cinco páginas, el 48 por ciento de los
adultos negros sufre de alguna enfermedad crónica, en comparación
con el 39 por ciento de la población en general.

Además, el 15 por ciento de los negros, 14 por ciento de los
hispanos y el 18 por ciento de los miembros de tribus indígenas
desarrollan diabetes, en contraste con el 8 por ciento de los
blancos.

Sólo el 44 por ciento de los hispanos recibe información sobre la
obesidad -un mal que contribuye a problemas cardíacos, por ejemplo-,
una realidad que no afronta la mayoría de los blancos.

Peor aún, advierten las autoridades, ante el aumento en el
desempleo en EEUU, las desigualdades ya existentes entre las
minorías "continuarán en aumento".

Mientras, grupos cívicos, sindicatos, empresarios y
organizaciones de salud, continúan impulsando una campaña de presión
para que el Congreso inicie pronto el debate sobre la reforma.

Obama ha insistido, con variaciones de un mismo mensaje, en que
la reforma de salud "no es un lujo, es una necesidad" y es, además,
un imperativo económico.

En la actualidad, los costos de salud en EEUU se financian a
través de aportaciones de los sectores público y privado, y sin una
reforma, el alza en la cobertura médica afectará aún más el déficit
fiscal, advierten los grupos pro-reforma.

El mandatario estadounidense se reunió con 24 senadores
demócratas el martes pasado para analizar una estrategia para lograr
la aprobación de esta reforma antes de fin de año.

Pero en los corredores del Congreso, aún no hay consenso sobre
los componentes de un proyecto de reforma, ni muchos menos sobre
cómo se financiará.