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La comunidad internacional, especialmente la UE y la OTAN, quiere mantener "los fuertes vínculos" con Estados Unidos, tras la victoria del republicano Donald Trump en las elecciones presidenciales/ EFE

El presidente que pone nervioso al mundo

De Pekín a Chile, la victoria del candidato Republicano Donald Trump en las elecciones americanas abre un nuevo periodo en las relaciones internacionales…

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Dos días después de las elecciones americanas del 8 de Noviembre, el mundo sigue estupefacto. La victoria del Republicano Donald Trump, un político populista, xenófobo y anti-inmigrantes, ha puesto en un dilema a los líderes de las principales democracias occidentales. No solo por su discurso nacionalista y proteccionista (Let’s put America first), que pone en peligro el orden económico y político mundial, sino porque algunos de ellos, como Francia y Reino Unido, están sufriendo el auge de partidos populistas y anti-sistema dentro de sus propias fronteras y temen que el triunfo de Trump les alas.  

“¡Felicidades al nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y al pueblo americano, libre!”, escribió en Twitter la ultraderechista francesa Marine Le Pen,  presidenta del Frente Nacional (FN), al confirmarse la victoria de Trump. El FN, un partido nacionalista y xenófobo,  defiende las políticas anti-inmigración, especialmente contra los inmigrantes musulmanes, y ha logrado captar el malestar de la clase media francesa, descontenta por el auge del  terrorismo islámico y la crisis del estado del bienestar.  Las encuestas temen un auge importante del FN en las elecciones presidenciales, la próxima primavera.

En Reino Unido, el populismo se esconde en el rostro de Nigael Farage, líder del UKIP, un partido antinmigrante y antieuropeo, y un fiel seguidor de Donald Trump. El partido de Farage fue el principal impulsor de la campaña en favor del sí al Brexit, utilizando argumentos nacionalistas y xenófobos para convencer a la población inglesa de que lo mejor para proteger el empleo y la seguridad en el país es la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Farage declaró ayer que el Brexit y la elección de Trump convierten a este 2016 como “el año de dos grandes revoluciones”.

Por su parte, el líder del partido xenófobo holandés Geert Wilders, mostró su alegría por la victoria de Trump, diciendo: “El pueblo está recuperando su país. Nosotros también lo haremos”. En Alemania, la agrupación derechista Alternativa para Alemania (AfD), alabó el logro de Trump en contra el establishment. “Los americanos han optado por un nuevo comienzo y contra la corrupción. Esta oportunidad es histórica”, escribió en un Tweet la líder de AfD, Frauke Petry

En otros países de Europa, ha sido la Izquierda la que ha recogido esta tendencia populista, marcada por el discurso anti-elite para captar el voto de la clase media descontenta y harta de la situación de crisis.  Es el caso del cómico italiano Beppe Grillo, fundador del Movimiento 5 Estrellas (M5S), un partido populista anti-elites, anti-globalización, anti-tratados de libre comercio, anti-todo. Grillo dijo ayer que la victoria de Trump es “un impresionante corte de mangas”. “Trump mandó a todos a la mierda: masones, grandes grupos bancarios, chinos”, añadió en un vídeo difundido su blog.

 

Amigos a la fuerza

El problema que plantea la victoria de Trump, pues, va más allá de su posible efecto en el orden mundial occidental– ha cuestionado la OTAN, la crisis de los refugiados, simpatiza con Vladmir Putin y ha amenazado con retirar la protección nuclear a Japón y Corea del Sur –. Su éxito ha puesto en duda la capacidad de los líderes políticos actuales para lograr satisfacer a una clase media descontenta y enfadada con el establishment, que prefiere hacer oídos sordos a la falta de ética y de valores humanos de discursos populistas como el de Trump cuando se les promete que su bienestar económico mejorará. Una clase media que desde la crisis de 2008 no ha sabido recuperar su bienestar económico, que ve con recelo cómo el auge de inmigrantes altera el oasis de tranquilidad de sus barrios para blancos, que se siente ignorada por un gobierno que solo escucha los intereses de las grandes corporaciones y de los bancos. Y creen que un promotor inmobiliario multimillonario como Trump, un showman xenófobo y sin experiencia política, podrá solucionar sus problemas mejor que una candidata altamente preparada y con una larga carrera política, como Hillary Clinton.

Estén de acuerdo con la visión de Trump o no, los principales gobiernos del mundo, de México a Bruselas, de Moscú a Pekín, se verán obligados a rediseñar sus estrategias para mantener el buen estado de las relaciones con Estados Unidos antes de que sea investido presidente, de aquí a dos meses y medio.  

Angela Merkel, canciller de Alemania, principal aliado de EEUU en Europa, optó ayer por  emitir un comunicado moderado para felicitar a Trump por su victoria y abrir el camino a la cooperación, a pesar de sus diferencias. “Alemania y América están conectadas por valores de democracia, libertad y respeto a la ley y a la dignidad humana, independientemente del origen, color de piel, religión, genero, orientación sexual o política”, dijo en un comunicado. “Ofrezco al próximo presidente de EEUU cooperación en la base de estos valores”, añadió. Sin embargo, a lo largo de esta campaña electoral, Trump ha dejado claro que no tiene respeto por dichos valores, al amenazar con construir un muro en la frontera con México, deportar a 11 millones de inmigrantes sin papeles, menospreciar a las mujeres o criticar la acogida de los  refugiados sirios en Europa.

En Reino Unido, la primera ministra británica, Theresa May, optó por un comunicado más escueto, limitándose a dar la enhorabuena al presidente; el presidente francés, François Hollande, dijo que el triunfo de Trump abría un periodo de incertidumbre que “debe encararse con claridad y lucidez”.  Para Francia es prioritario contar con la colaboración de EEUU en la lucha contra el terrorismo y la inseguridad en Oriente Medio, así como las “relaciones económicas y la preservación del planeta”, añadió Hollande.

Por su parte, el jefe del Ejecutivo español, Mariano Rajoy, felicitó el miércoles al presidente electo de Estados Unidos, con un mensaje en Twitter: "Mi enhorabuena a Donald Trump por su victoria. Seguiremos trabajando para reforzar la relación que nos une a EE UU, socio indispensable". Más tarde, Rajoy envió un telegrama de felicitación dirigido a Trump en el que destacaba que “los ciudadanos han hecho oír su voz revelando una vez más la vitalidad de la democracia estadounidense", y recordando que Estados Unidos y España son "socios y aliados estratégicos".

 

Retos transatlánticos

A pesar de los mensajes de felicitación, los líderes europeos y occidentales no ocultan su nerviosismo ante la victoria de Trump. Los ministros de Exteriores europeos han anunciado que se reunirán el próximo domingo para asesorar el impacto de la presidencia de Trump en las futuras relaciones transatlánticas, después de tener que escuchar a lo largo de la campaña sus polémicas intenciones en Comercio Exterior o Defensa.

Una de las provocaciones que más preocupan a los líderes occidentales es la simpatía de Trump por Vladímir Putin. El presidente ruso fue uno de los primeros en felicitar a Trump por telegrama. Horas después,  en un discurso en Moscú, declaró que Rusia “está lista” para contribuir a la reconstrucción de las relaciones con Estados Unidos con Donald Trump como presidente, aunque “Entendemos que esto no será un camino fácil teniendo en cuenta la lamentable degradación de las relaciones", dijo.

Otro aspecto que preocupa a los aliados de EEUU es que Trump haya llegado a cuestionar el principio de defensa colectiva de la OTAN, un principio fundamental, que obliga a los 28 países miembros a prestar asistencia a cualquier miembro de la Alianza que sufra un ataque. El pasado verano, Trump insinuó que este principio debería depender de la aportación económica de los socios, algo que nunca había planteado hasta ahora.

 Pese a las inquietudes que despierta Trump, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, optó por felicitar al ganador y emplazarlo a una pronta reunión. Pero también quiso recordar que una OTAN fuerte “es importante para Europa, pero también para Estados Unidos”, según declaraciones recogidas por el diario El País.  De hecho, el único  país que ha invocado el principio de defensa colectiva fue EEUU, tras el ataque del 11-S. Y después soldados europeos participaron en la misión de Afganistán, que fue en respuesta directa a ese ataque”, incidió Stoltenberg en una breve conferencia en la sede de la OTAN en Bruselas.

 

¿Efecto LatAm?

En México, el efecto inmediato de la victoria de Trump fue la caída del peso en el mercado de divisas, que se mantuvo todo el día en un mínimo histórico de 20,7 pesos por dólar. El gobierno de México se apresuró en hacer declaraciones para calmar a los inversores y asegurar la estabilidad económica del país. “Nos enfrentamos a esta situación desde una posición de fuerza”, declaró el ministro de Finanzas Jose Antonio Meade en rueda de prensa, el miércoles.  El presidente Enrique Peña Nieto declaró que ambos países tienen un interés común en mantener la economía de Norteamérica competitiva a nivel global, y la Ministra de Exteriores, Claudia Ruiz Massieu, aseguró que ambos países mantendrían su posición de aliados estratégicos, a pesar de las reiteradas amenazas de Trump de querer levantar un muro en la frontera.

En Colombia, la victoria de Trump ha incrementado la sensación de incertidumbre que el país lleva arrastrando desde la victoria del No en el referéndum por el proceso de paz. Estados Unidos ha sido el principal aliado del gobierno de Juan Manuel Santos en las negociaciones de paz con las FARC durante estos últimos cuatro años y Santos confiaba en la victoria de la candidata demócrata. “Hillary es una amiga personal, su marido y ella han sido un apoyo para mi gobierno y los anteriores. No tengo si no elogios para ellos. A Trump no lo conozco, pero sí puedo opinar que sus políticas no son las que estamos abanderando”, dijo en una entrevista reciente al diario El País