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 Un simpatizante del candidato a la presidencia de Brasil Jair Bolsonaro lleva puesta una máscara de Donald Trump mientras celebra su victoria hoy, domingo 28 de octubre de 2018, en la avenida Paulista, en Sao Paulo (Brasil). El ultraderechista Jair Bolsonaroganó hoy las elecciones presidenciales en Brasil con un 55,54 % de los votos válidos y sucederá al mandatario Michel Temer el próximo 1 de enero, para gobernar el país hasta 2022. EFE/Fernando Bizerra
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Dividido entre el pánico al fascismo y el hastío de la violencia y la corrupción, Brasil ha escogido un nuevo presidente.

Jair Bolsonaro ha resultado electo con más del 54% de los votos en los comicios electorales del día domingo en Brasil, tras una campaña minada por la oposición a la corrección política y posturas que recuerdan a muchos la dictadura que dominó al país hasta hace 30 años.

Desde que comenzara su carrera política en los años 90 como representante del estado de Río de Janeiro, Bolsonaro se ha hecho un nombre a través de posturas radicales de derecha, como la oposición a los derechos LGBT, al aborto, a la legalización de la marihuana y al secularismo.

Pero el éxito de su campaña presidencial se debió a sus promesas de “mano dura” contra la violencia y la criminalidad, dos índices que han despegado a cifras incontrolables durante los años de gobierno de izquierda.

Según explicó el New York Times, el ahora presidente electo, “ha exaltado la dictadura militar del país, abogó por la tortura y amenazó con destruir, encarcelar o exiliar a sus opositores políticos”.

Asimismo, el medio explica que Bolsonaro “ganó aprovechando un profundo pozo de resentimiento por el estatus quo en Brasil, un país azotado por el aumento de la delincuencia y dos años de agitación política y económica”.

Hace tan sólo un par de meses, CNN reportaba que la tasa de homicidios en Brasil había alcanzado “el nivel más alto de su historia”, con 30,3 víctimas por cada 100.000 habitantes – es decir, 62.517 asesinatos en los primeros seis meses del año 2018, “30 veces lo observado en Europa en el mismo período”.

Esta realidad fue lo que impulsó a rangos demográficos específicos a volcar su apoyo por el candidato.

Por ejemplo, y según explica el diario brasilero Estadao, “la intención de voto del público femenino por el candidato del PSL, Jair Bolsonaro, llegó al 26%”, duplicándose a lo largo de la campaña hasta el día de las elecciones, y concentrándose entre las mujeres “con renta más alta y mayor escolaridad” en las regiones del sur y sureste del país.

De una u otra manera, la victoria de Bolsonaro representa un giro importante en el escenario político de la región, siguiendo los pasos de campañas y gobiernos populares alrededor del mundo como el de Rodrigo Duterte en Filipinas, Andrés Manuel López Obrador en México, Victor Orbán en Hungaria, Recep Tayyip Erdogan en Turquía o incluso Donald Trump en Estados Unidos, según analiza The Guardian.

Así pues, el formato de campaña de “violencia contra la violencia” parece ser el ticket ganador para la política internacional actual, y habrá que ver qué tanto se materializa en los meses por venir, corriendo el riesgo de que la cura sea peor que la enfermedad.