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El presidente republicano de la Cámara de Estados Unidos, Paul Ryan (i), camina por la sede de la Cámara mientras continuaban las negociaciones el jueves 8 de febrero de 2018, en el Capitolio de Washington (EE.UU.). EFE/JIM LO SCALZO
El presidente republicano de la Cámara de Estados Unidos, Paul Ryan (i), camina por la sede de la Cámara mientras continuaban las negociaciones el jueves 8 de febrero de 2018, en el Capitolio de Washington (EE.UU.). EFE/JIM LO SCALZO

El Congreso resuelve con paños de agua tibia

Tras un drama que llevó a un breve cierre gubernamental, el Congreso de Estados Unidos ha aprobado un acuerdo presupuestario que no soluciona nada, mientras…

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Si algo sabe hacer Donald Trump es conseguir dinero de donde no lo hay.

Después de un breve cierre gubernamental (el segundo en menos de un mes), el Congreso finalmente aprobó un presupuesto para el gobierno federal, dándole así una nueva victoria al Partido Republicano.

Pero no todo lo que brilla es oro, mucho menos en un Washington fracturado por la incapacidad de los legisladores en ponerse de acuerdo.

Si bien tanto el presidente como sus voceros republicanos han culpado al Partido Demócrata del retraso y el obstruccionismo a la hora de llegar a un pacto, fue el representante Rand Paul (R-Ky.) fue quien paralizó la votación tras negarse a tomar ninguna decisión con respecto a la medida antes de la hora límite para el cierre, lo que muchos han considerado como “una vergüenza” para el Congreso controlado por los Republicanos.

Según reportó POLITICO, Paul “bloqueó la consideración de la medida porque no pudo votar sobre una enmienda que mantuviera al Congreso bajo estrictos topes presupuestarios, además de eliminar el límite de deuda del paquete”. Enfureciendo a los líderes de su propio partido en el Senado, Paul insistió en que su conducta era la única manera de que escucharan sus críticas. “Realmente puedo hacer muy poco. Esto es una tontería. Puedo mantenerlos aquí hasta las 3 de la mañana. Haré que me escuchen”, declaró a Fox News.

Del otro bando de la contienda, el drama no era menor.

Aún tras su ferviente demanda de no aprobar un presupuesto federal sin resolver el asunto de los jóvenes llegados al país durante la infancia (Dreamers), la representante demócrata Nancy Pelosi no logró el apoyo necesario en su propio partido, quienes recurrieron a votar la medida posponiendo el debate migratorio para la semana entrante.

“Tenemos la oportunidad y ellos no tienen los votos”, urgió la representante a puertas cerradas. Pero sus llamados no fueron respondidos.

Al parecer, el acuerdo de 400 mil millones de dólares que fue sometido a voto pesó más que la justicia social.

Para demócratas como Marcia Fudge (D-Ohio), miembro del Congressional Black Caucus, la decisión era sencilla: “No puedo ir a casa con la conciencia limpia y decirle a los hospitales que atienden a pacientes con bajos recursos que no voté a favor por culpa de DACA”.

Y es que cuando de dinero se trata, no hay mejor negociante que el que se sienta en la Sala Oval.

Por su parte, la presidenta del Caucus Hispano en el Congreso, Michelle Lujan Grisham, emitió un comunicado después de votar en contra del acuerdo, asegurando que “es inaceptable que los Republicanos, controlando cada rama del gobierno, sigan gobernando de una manera tan negligente”.

“Esta propuesta de topes presupuestales era una oportunidad para abordar todos los problemas más urgentes de nuestro país, incluyendo el asegurar que las familias tengan acceso a salud, que las comunidades afectadas por los desastres reciban auxilio, y que los Dreamers fueran permanentemente protegidos. En cambio, debemos continuar peleando sin cansancio por una solución legislativa y bipartidista duradera”.

Para la Senadora, los líderes republicanos en el Congreso (Ryan y McCarthy) siguen sin reconocer que la crisis constitucional en la que se sumerge paulatinamente el país ha sido causada por el presidente Trump, “y amerita una solución inmediata”.

La estrategia de los Republicanas es clara como el agua: hicieron presión hasta separar el asunto del dinero del futuro de los Dreamers para lograr obtener los votos que la Casa Blanca exigía y pospusieron nuevamente una decisión en torno a más de 800.000 jóvenes que temen ser deportados de su propio país.

En pocas palabras, los Republicanos insisten en curar con paños de agua tibia una infección que tiene comprometida a toda la nación, y muchos Demócratas picaron del anzuelo.