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El presidente francés electo, Emmanuel Macron, camina hacia el escenario para dirigirse a sus partidarios en el Palacio del Louvre en París, Francia, 07 de mayo de 2017. EFE/EPA/CHRISTOPHE ENA
El presidente francés electo, Emmanuel Macron, camina hacia el escenario para dirigirse a sus partidarios en el Palacio del Louvre en París, Francia, 07 de mayo de 2017. EFE/EPA/CHRISTOPHE ENA

¿Cuál es la simbología que se esconde detrás del discurso de Emmanuel Macron en el Louvre?

El discurso del nuevo presidente de Francia, llevado a cabo el pasado domingo en el Museo de Louvre (París), ha sido desmenuzado por varios analistas…

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Tras haber ganado una sangrienta carrera electoral contra Marine Le Pen, Emmanuel Macron se ha posicionado como el Presidente más joven en la historia de la Francia Republicana, con un porcentaje de votos que aún tienen a muchos con la boca abierta.

El joven candidato tuvo la suerte de que su camino se viera despejado por errores ajenos, y por una propuesta que tan sólo reflejaba el menor de dos males, sobretodo frente al nacionalismo de extrema derecha que abanderaba su oponente.

Pero siendo consecuente con su campaña y con la promesa de ser una opción “trans-partidista”, que no se decantaría hacia ninguno de los extremos, el equipo de producción y de relaciones públicas del candidato dio un espectáculo que marca la pauta en el comienzo de una nueva Francia.

En un vídeo explicativo, el diario Le Monde ha hecho un análisis de los aspectos más importantes durante el discurso de la victoria de Emmanuel Macron, destacando, desde el inicio, la escogencia puntual del sitio en el que se llevaría a cabo el discurso.

“Por primera vez, un presidente electo celebra su victoria en el Louvre. Considerándose ‘ni de derechas ni de izquierdas’, Macron rechazó sus símbolos tradicionales”, asegura el medio.

Como bien lo explica el historiador y especialista en comunicación política, Pierre-Emmanuel Guigo, “la victoria de un presidente de la República de izquierdas se celebra sobretodo en La Bastilla, pues la Toma de la Bastilla es un símbolo revolucionario por excelencia”. El historiador recuerda de esta manera el evento producido en París el martes 14 de julio de 1789, cuando la fortaleza de la Bastilla cayó en manos de los revolucionarios en París, marcando el fin del Antiguo Régimen y dando inicio a la Revolución Francesa.

Por su parte, la Plaza de la Concorde es el espacio asociado a la derecha, y el sitio preferido por sus candidatos para celebrar las victorias presidenciales.

Emmanuel Macron escogió precisamente un sitio entre ambos símbolos, como eco y reafirmación de su postura presidencial.

Otro de los aspectos que destaca el medio francés, es la utilización de varias referencias al ex presidente socialista François Mitterrand, que anidan sobretodo en el espacio del Louvre.

Basta con tan sólo ver la pirámide que se encuentra en el patio Napoleón, frente al museo, que fue encargada por Mitterrand en 1983 al arquitecto sino-americano Leoh Ming Pei, como parte del proyecto democratizador de su gobierno en el ámbito de la cultura.

De igual manera, fue en el Louvre donde se llevaron a cabo varias reuniones en miras al Tratado de Maastricht o Tratado de la Unión Europea, en 1992.

Asimismo, la “marcha teatral” de Macron durante “más de tres minutos”, recuerda a todos los franceses aquella escena en la que Mitterrand caminaba en el Panteón.

Guigo explica un poco, cuando dice que “la puesta en escena de un hombre solo, que avanza hacia la multitud, con una cámara fija sobre él siguiendo su caminar, hace clara referencia a la escena de Mitterrand en el Panteón, después de haber sido elegido presidente en 1981”.

Fuente: Mashable France/France 24

De la misma manera, Emmanuel Macron utilizó la música que el entonces presidente Mitterrand para ambientar su escena: el Himno a la Alegría, mejor conocido como el Himno de la Unión Europea.

Finalmente, Le Monde rescata la similitud de la teatralidad de Macron con la gestualidad del antiguo presidente Francés Valéry Giscard d’Estaing quien, habiendo sido recién elegido en 1974, publicitó su encuentro con la multitud y en cuya gestualidad, según el historiador asesor del medio, “existen muchos paralelismos”: “los dos son jóvenes, los dos fueron ministros de Economía y Finanzas y ambos se impusieron sin el apoyo de los grandes partidos”.

Para los analistas nacionales e historiadores críticos, la intencionalidad de Emmanuel Macron es clara: con él se inicia una nueva etapa en la historia política de Francia y sus intereses no estarán muy lejos de los de la Unión Europea.