El Foro Económico Mundial
(FEM) Latinoamérica 2010 arrancó el martes en la ciudad colombiana de
Cartagena de Indias con récord de participantes y la voluntad de
buscar recetas que lleven a paliar los efectos de la crisis y a una
mayor cohesión social para reducir la pobreza.

El fundador y
presidente del FEM, Klaus Schwab, reconoció que no
se puede obviar que se está saliendo de "una gran crisis que
realmente ha fragmentado la confianza de la gente en su propio
futuro".

"Aquí, en Latinoamérica, se está saliendo y eso no es un
problema, eso es parte de la solución, esa es la buena noticia",
insistió en una rueda de prensa junto al anfitrión, el presidente
Álvaro Uribe.

Schwab destacó que la tarea de los congregados en
Cartagena de
Indias es "ver cuáles son los elementos que permiten confiar en el
futuro de Latinoamérica" y por eso, hasta el jueves, se debatirá
sobre políticas macroeconómicas, recursos naturales, desigualdad
social, gobernabilidad y democracia.

Para el presidente del Foro,
"el espíritu empresarial y social es
muy importante para Latinoamérica", y esa es uno de los objetivos
del FEM, una fundación sin ánimo de lucro, conocida por su asamblea
anual de Davos y constituida por Gobiernos, empresarios,
organizaciones y líderes jóvenes.

Aún así, Schwab reconoció que
la cita de Cartagena "es compleja,
pero debería ayudar a todos a entender a Latinoamérica como una
forma sistémica".

Sobre el país anfitrión, Colombia, el presidente del FEM aseguró
sin tapujos que "podría ser la historia más desconocida de la
transformación política y económica de un país", en alusión a los
logros económicos y sociales de los últimos años.

"Es una
decisión correcta venir aquí porque tenemos un número
récord de participantes, lo que demuestra el interés especial que se
da a Colombia", del que dijo "se ha
convertido en un país de
promesas".

A su turno, el presidente Uribe manifestó que "a
futuro hay que
cuidarse de tres riesgos: escasez de energía, alto endeudamiento y
que regrese una nueva era de inflación", al referirse a los desafíos
que afronta la región.

"Hay que evitar esos tres riesgos",
remarcó Uribe, quien señaló
que "indudablemente Latinoamérica sufrió poco comparativamente en la
crisis y está demostrando capacidad rápida de recuperación", pero
eso no implica garantías de cara a futuro.

A su juicio, "es
fundamental pensar Latinoamérica en función de
democracias de avanzada, modernas, lo que requiere cinco elementos".

Esos
elementos, según Uribe, son "la lucha por la seguridad,
garantía de libertades, avance de la cohesión social, respeto a los
Estados formados por instituciones independientes y alto grado de
participación ciudadana como factor de transparencia y confianza".

El
presidente colombiano consideró que
la región debe "asegurar
un proceso de muy alta tasa de inversión en el largo plazo" y "eso
obliga a que todos los países den señales de confianza, sin altas
tasas de inflación, con una política permanente de cohesión social".

"Sin
ello, no se superan las inequidades que aún golpean a
Latinoamérica", insistió.

En referencia a su propio país, Uribe
dijo que durante su
Gobierno, que comenzó en 2002 y concluirá el 7 de agosto próximo,
"Colombia ha venido aplicando la
política de apertura a todos los
mercados del mundo" e hizo referencia a los contratos de estabilidad
jurídica y tributaria a 20 años pactados con los inversionistas.

El
mandatario recordó que Colombia ha
padecido "un problema
histórico" que es la violencia, pero "en la medida que la hemos
superado se ha recuperado la confianza".

Uribe se congratuló
asimismo porque el foro de Cartagena registre
un récord de participación con más de 550 hombres de negocios y otro
millar de asistentes frente a las ediciones anteriores de Sao Paulo,
Santiago de Chile, Cancún y Río de Janeiro.

Además, otros cuatro
presidentes latinoamericanos se unirán al
foro: el guatemalteco Álvaro Colom, el panameño Ricardo Martinelli,
el paraguayo Fernando Lugo y el dominicano Leonel Fernández.

Todos
ellos participarán en los debates de empresarios y expertos
para buscar la manera de que la región supere la actual crisis
económica y reduzca las desigualdades.