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Nothing indicates that the socioeconomic conditions in Latin America are improving.  The panorama in Honduras. Photo Getty Images
Nada indica que mejoren las condiciones socioeconómicas en América Latina. El panorama en Honduras. Foto: Getty Images

Más pobres, más posibilidad de migrar | OP-ED

La pobreza es un motivador para huir de países de América Latina hacia Estados Unidos u otros destinos. La pandemia incrementó las cifras de la crisis social…

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La migración es como la guerra. Solo quien la vive puede saber la dimensión de lo que implica. La llegada de millones de latinos a Estados Unidos por décadas es el producto, en buena parte de los casos, de las pésimas condiciones de vida en sus países de origen. 

Puede parecer obvio, pero es necesario recordarlo porque el fenómeno no tiene freno, lo que significa que América Latina sigue en un retroceso y no se resuelven las necesidades básicas de la población.

Un estudio de marzo de este año de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) deja mal parado el panorama social en la región al concluir que la pandemia disparó la pobreza a niveles comparables con lo que ocurría hace una o dos décadas. Así, para finales de 2020, entre pobreza y pobreza extrema estaban 209 millones de personas, lo que significa 22 millones más que en el 2019.

Esa cifra implica más desempleo y mayor desigualdad, un pésimo síntoma que debería ser prioridad de atención para los políticos y gobernantes locales.

Pero lo más preocupante es que, salvo la cifra que sube, el diagnóstico sigue siendo el mismo en décadas: desprotección del sector rural y en poblaciones afrodescendientes e indígenas, brecha socioeconómica enorme y cordones de miseria urbanos

En el medio de este panorama está la incertidumbre sobre el futuro, un indudable motivador para huir de sus países. En casos como Colombia, a la pobreza se suman las diversas expresiones de violencia armada en buena parte del territorio y la escasa acción del Estado en regiones apartadas del centro del país para resolver las desatenciones estructurales.

La decisión de irse de sus países para buscar mejores condiciones de vida se vuelve un espejismo cuando emprenden el duro camino para trata de entrar a un país como Estados Unidos y dispuestos a lo que sea para alejarse de su dolorosa realidad.

Por eso, la preocupación creciente por lo que ocurre en la frontera con México, sin contar la travesía que deben emprender antes de llegar allí. Muchos llegan de Honduras con lo estrictamente necesario recorriendo los 2.600 kilómetros que hay entre Tegucigalpa, la capital, y la frontera. No les importa cómo. 

Se calcula que en Estados Unidos hay oficialmente un millón hondureños, cifra pálida si se tiene en cuenta que en el 2019 salieron 800 mil hondureños, de los cuales casi el 60 por ciento eran mujeres. 

Para ver la dimensión del fenómeno migratorio, el Banco Central de Honduras calcula que para finales del 2021 el total de remesas que envían los hondureños desde el exterior sumarán 7.000 millones de dólares, lo que representa el 23 por ciento del Producto Interno Bruto. Llegan en su mayoría de Estados Unidos, Canadá y España.

Se puede cambiar el nombre del país y el diagnóstico será el mismo para Guatemala, El Salvador, Colombia, Perú, Ecuador… 

P.D. A propósito de Honduras, es noticia por los resultados de las elecciones presidenciales. El triunfo parece indudable para Xiomara Castro, del partido Libertad y Refundación (Libre) y esposa del expresidente Manuel Zelaya. Es un síntoma de lo que espera el pueblo hondureño, víctima de la corrupción y del desamparo. Son tiempos electorales en la región y la balanza se sigue inclinando hacia la izquierda.