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¿Quién quedará para hacer el trabajo cuando la ICE termine de hacer el suyo?

Las semanas han sido especialmente calurosas –el calor y humedad entre los 90 y 100 grados—, sin cese inmediato previsto.  Como normalmente ocurre durante esta…

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Las semanas han sido especialmente calurosas –el calor y humedad entre los 90 y 100 grados—, sin cese inmediato previsto.  Como normalmente ocurre durante esta época del año, muchos residentes de Filadelfia buscan refugio en las piscinas, residencias y restaurantes con aire acondicionado, o se preparan para el pasatiempo de verano favorito de Filadelfia… viajar a la costa de Jersey.

Conforme los felices vacacionistas llenan sus automóviles, con destino a vacacionar y descansar del calor, otros –menos afortunados—se quedan atrás.  Trabajan en la construcción, jardinería, agricultura, en las calurosas cocinas de los restaurantes y otros empleos donde el viento fresco y el aire acondicionado son parte de los sueños y no de la realidad.  Hay calor, y estos trabajadores trabajan sin parar, salvo por los cortos momentos en que toman un sorbo del enfriador de agua que acarrean con ellos para evitar la deshidratación, pues no pueden darse el lujo de enfermarse o faltar un día y, peor aún, de que los despidan del trabajo.  Si pierden su trabajo, el efecto dominó se sentirá en muchos países –Colombia, Honduras, El Salvador, Venezuela, Costa Rica, México y otros, donde sus familiares dependen de la llegada de ese cheque de pago o giro postal, para su supervivencia.

Algunos de estos trabajadores no recibirán el pago de sus empleadores o recibirán un pago mucho menor del que merecen y no podrán quejarse.  Después de todo, cuando se está ilegalmente en los EE.UU. y algún empleador, aún frente a las redadas casi semanales realizadas por la ICE, está dispuesto a arriesgar la responsabilidad penal para darle trabajo y luego negará su existencia y que haya trabajado para él si la ICE lo atrapa, ¿quién puede quejarse cuando recibe un trato injusto?  Por lo menos hay trabajo, piensa uno.

¿alguna vez escuchó la palabra “responsabilidad penal”?  Sí.  Eso se ha convertido en una tendencia cada vez mayor.  La ICE no sólo presenta acusaciones penales contra los empleadores que contratan a los extranjeros ilegales sino también presenta acusaciones penales por el robo de la identidad, como vimos recientemente en las redadas de Agriprocessor en Iowa, contra las personas que usan esos documentos para trabajar.

Conforme aumenta la velocidad y el número de redadas de la ICE, muchos cuestionan su sensatez.  Sí, las leyes de inmigración y las fronteras estadounidenses necesitan ser ejecutadas, pero ¿quién hará este trabajo que nadie, salvo la fuerza laboral ilegal que actualmente la realiza, está dispuesto a hacer, cuando estos trabajadores muy necesarios sean removidos?  Sin un programa de legalización, nuestra fuerza laboral desaparecerá.

Quizá ahora, sin solución prevista, sería prudente que todos esos residentes de Filadelfia que se dirigen a la costa de Jersey reconsideren y se queden en casa: después de todo, cuando la ICE termine de hacer su trabajo, necesitaremos de nuestros residentes de Filadelfia que se dirigen a la piscina y a la costa para subirse a los techos bajo el calor de 96 grados, abran zanjas en las áreas llenas de asbestos sin equipo de protección y que realmente se presenten, puntualmente y sin quejarse, para hacer el trabajo que tenga que realizarse para que nuestros sectores de la construcción, restaurantes, agricultura y jardinería, así como el resto de nuestra economía, opere.  Sin duda será un verano largo y un camino aún más largo hacia la solución crucial y única:  la legalización de los trabajadores esenciales que ofrecen una fuerza laboral legal crítica y muy necesaria.

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