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Partido republicano, los inmigrantes están llamando

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Basándonos en la cobertura del tema de la inmigración posterior a las elecciones, se pensaría que los republicanos no tienen motivos para creer que conseguirán…

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Basándonos en la cobertura del tema de la inmigración posterior a las elecciones, se pensaría que los republicanos no tienen motivos para creer que conseguirán, alguna vez, que los latinos les presten atención. 

Según dice la narrativa preponderante, el Partido Republicano pronto quedará extinto, ya que el presidente Obama ha vuelto a prometer, otra vez, que conducirá a los hispanos a la tan aguardada reforma migratoria integral. 

No obstante, la opinión en la ciudad de residencia del presidente es levemente distinta. En los últimos días, varios líderes hispanos de Chicago han criticado públicamente a Obama por, una vez más, hablar mucho y hacer poco con respecto a la inmigración. 

El viernes pasado, a pesar de un artículo de Los Angeles Times que citaba a fuentes no reveladas de la Casa Blanca indicando que habrá una iniciativa de inmigración a mediados de enero, el representante Luis Gutiérrez, demócrata por Illinois, expresó al diario The Hill, que el presidente desaparece en cuanto hay discusiones sobre la reforma migratoria. 

"Cuando senadores de ambos partidos y miembros de la Cámara hablan, cuando el líder de la mayoría en el Senado y el presidente [de la Cámara, John] Boehner dicen que es una prioridad importante, ¿quién falta ahí? El presidente," dijo Gutiérrez. Sin la restricción de un partido unificado durante un año electoral, observen cómo Gutiérrez se convertirá en uno de los críticos más vocingleros de Obama, si el presidente parece aflojar en la promesa de su campaña. 

Gutiérrez no es el único en preguntarse por qué las redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) en casas y lugares de trabajo, y las continuas deportaciones de trabajadores indocumentados —el conteo de 2012 era de 366.292 hasta el 25 de agosto— pocas veces merecen cobertura noticiosa, entre todos los artículos que expresan que el presidente y los demócratas son verdaderos aliados de los inmigrantes. 

Hasta líderes clericales están mostrando su escepticismo con respecto a la capacidad del presidente para cumplir su promesa. La semana pasada, una coalición de ellos expresó a reporteros, en una conferencia de prensa, que Obama tiene 92 días después de la inauguración para introducir un plan de reforma. 

El reverendo José Landaverde, sacerdote y activista de la inmigración que reside en Chicago, se rio ante esa idea cuando le hablé de ella. Landaverde, que dirige la Iglesia Anglicana Católica de Nuestra Señora de Guadalupe en Little Village, el mayor enclave de inmigrantes mexicanos de la ciudad, pasó la semana pasada enviando apasionados comunicados de prensa criticando al presidente por permitir que ICE desencadenara "un aumento de redadas posterior a la elección, para aprehender a trabajadores indocumentados al azar", aún cuando Obama promete a los latinos alivio en cuanto a la separación de familias. 

"El presidente nos miente. Estas redadas van contra su llamado a la discrecionalidad para encausar a inmigrantes que no tengan antecedentes penales, pero todas las semanas tengo familias cuyos miembros son aprehendidos y enviados a centros de detención donde nadie los puede hallar", dijo Landaverde. "Sin duda, ése no fue el mandato que recibió en la elección reciente. Eso no es lo que prometió." 

Viviendo en el epicentro del conflicto que las actuales leyes migratorias alimentan, Landaverde expresó que está harto de las ambigüedades intencionales de Obama —algunas de las cuales son bien recibidas en la comunidad latina porque se las comunica en español. Además, dijo, está harto de las continuas aseveraciones de los demócratas de que su partido es el verdadero defensor de los inmigrantes y cansado de las "promesas vacías" de las grandes organizaciones de defensa de los inmigrantes, como la Coalición de Illinois para los Derechos de Inmigrantes y Refugiados o el Consejo Nacional de la Raza. Landaverde expresa que esos grupos en realidad se concentran más en obtener su propio poder político que en la gente que se beneficiaría de una reforma real. 

El sacerdote dijo que es hora de enviar un mensaje a los que —piensa él— podrían introducir un cambio en esta parálisis: los republicanos. 

Haciéndose eco de otros que han hecho un llamamiento al Partido Republicano para que abra un diálogo significativo con los electores latinos, extendiendo lazos hacia los grupos de base comunitarios, Landaverde dijo, "Quiero que los republicanos vengan a hablar con la gente real que se ve afectada a diario por la carencia de una reforma. Olvídense de los demócratas, olvídense de los grandes grupos de incidencia —dejen que vengan a hablar con los líderes de las iglesias y de las coaliciones vecinales y con la gente de la comunidad. 

EL Partido republicano debería seguir el consejo de Landaverde y considerar éste como el momento ideal para iniciar un renacimiento del conservadurismo compasivo.