LIVE STREAMING
Stencil de arte urbano en las calles de Barcelona, España, que muestra a un Donald Trump vestido de mariachi, saltando un cáctus que hace referencia al conflicto con la frontera entre México y los Estados Unidos. Foto: Yamily Habib.
Stencil de arte urbano en las calles de Barcelona, España, que muestra a un Donald Trump vestido de mariachi, saltando un cáctus que hace referencia al conflicto con la frontera entre México y los Estados Unidos. Foto: Yamily Habib.

[OP-ED]: Un Gabinete de Terror

Resulta triste admitir que los latinoamericanos estamos acostumbrados a las escenas políticas más incongruentes del mundo. Viniendo de Venezuela, la incompetencia al mando no parece ajena a la consciencia colectiva. Nicolás Maduro, Evo Morales e incluso Chávez, nos han preparado para soportar las circunstancias más inverosímiles y descabelladas, producto de gobiernos populistas cuyos mandatos han desvanecido cualquier conato de democracia en décadas.

MÁS EN ESTA SECCIÓN

Celebrando todo el año

Fighting Sargassum

Community Colleges

La lucha de las mujeres

COMPARTA ESTE CONTENIDO:

Resulta triste admitir que los latinoamericanos estamos acostumbrados a las escenas políticas más incongruentes del mundo. Viniendo de Venezuela, la incompetencia al mando no parece ajena a la consciencia colectiva. Nicolás Maduro, Evo Morales e incluso Chávez, nos han preparado para soportar las circunstancias más inverosímiles y descabelladas, producto de gobiernos populistas cuyos mandatos han desvanecido cualquier conato de democracia en décadas.

Pero el triunfo de Donald J. Trump como Presidente de la nación más poderosa del mundo parece retar cualquier preparación psicológica. No sólo por su incompetencia al mando, que él mismo se encarga día a día (twitt a twitt) de corroborar, sino por el respeto incondicional que muestran los ciudadanos y las instancias gubernamentales norteamericanas a los procesos democráticos. Pareciera contradictorio, pero amparar la subida al poder de una personalidad que minimiza a cualquier predecesor (Bush y Nixon incluidos), por respeto a la constitución, es algo digno de admirar.

Ahora bien, lograr digerir que el anfitrión de El Aprendiz sea ahora el dueño de la llave maestra del mundo no era suficiente, cuando tocó leer minuciosamente a las personas que había escogido para conformar su séquito: James Mattis, quien disfruta de dispararle a las personas; Wilbur Ross, y su despotismo profesional; Andrew Puzder y sus perspectivas sobre el salario mínimo; Rex Tillerson y su absoluta ignorancia más allá del taladro; Stephen K. Bannon y su soberbia mayoritaria y Ben Carson con su mano dura, son solo algunos de los colegas multimillonarios de Trump que ahora formarán el Gabinete que lo asesorará.

¿Alguien más se siente en el comedor de Lord Voldemort o soy sólo yo?

Mofas aparte, esta es una circunstancia delicada, no sólo para el pueblo estadounidense sino para el mundo entero. Nada más peligroso que una potencia en manos de incompetentes con conflictos de intereses. Es alarmante cómo entre memes, chistes y huelgas artísticas, el mundo está dejando que un individuo abiertamente racista, clasista, misógino e incapaz de argumentar sus posiciones, haya escogido a un equipo a su medida, y que ahora todos tomen el timón del núcleo magnético de la política mundial, para llevar el barco a un puerto seguro en algún lugar de Rusia.