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OP-ED: Obama: Haz lo que yo diga pero no lo que yo haga

Conmovedor fue el llamado a lograr un mundo sin armas nucleares que hizo el Presidente Obama durante su visita a Hiroshima la semana pasada. Si bien no le…

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Conmovedor fue el llamado a lograr un mundo sin armas nucleares que hizo el Presidente Obama durante su visita a Hiroshima la semana pasada. Si bien no le ofreció disculpas a Japón por la bomba atómica que matara decenas de miles de su gente hace 71 años, Obama expresó con contundencia que el mundo necesita una “revolución moral” para garantizar que el horror de un ataque nuclear no se produjera nunca más.

Fue la clase de discurso pulido y elocuente a que Obama nos tiene acostumbrados. Sin embargo, el hecho de que, según el Pentágono, de todos los presidentes posteriores a la Guerra Fría, su administración ha sido la que menos ha reducido el nuclear arsenal de EE.UU., es una confirmación más de que Obama no es solamente un maestro de la oratoria , sino también un aventajado practicante de esa antigua máxima: “haz lo que yo diga pero no lo que yo haga”.

Esto lo saben los inmigrantes en este país de primera mano.

“El sistema no trabaja cuando 12 millones de personas tienen que vivir escondiéndose... cuando redadas de ICE aterrorizan comunidades – cuando se arranca a madres lactantes de sus bebés, cuando los niños llegan a su casa y no encuentran a sus padres, cuando se detiene a gente sin acceso a asesoría legal”, el entonces candidato Obama le dijo al Consejo Nacional de La Raza en 2008.

Obama volvería a expresar con hermosas palabras su compasión por la situación de las familias inmigrantes muchas veces más después de su elección, pero su administración procedió a deportar más gente que todas las que le precedieron. Como resultado, cientos de miles de familias han sido trágicamente divididas, sus hogares rotos, sus hijos privados de sus padres, decenas de sus parientes y amigos asesinados tras haber sido enviados de vuelta a sus países.

Ahora, durante los meses finales de su administración, Obama todavía sigue demostrando que merece su reputación como deportador en jefe. Washington ha lanzado otra ronda más de deportaciones enfocadas específicamente en las madres y los niños que, casi increíblemente,

lograron escapar de la violencia desenfrenada y la pobreza abyecta que asolan El Salvador, Honduras y Guatemala.

Desde 2013, la administración de Obama ha ordenado la deportación de más de 7.000 niños centroamericanos sin que comparecieran ante un juez y sin importar lo que les aguarda en los países de los que habían huido para salvar la vida.

Una investigación del periódico británico The Guardian encontró que por lo menos 83 inmigrantes deportados a América Central fueron asesinados entre enero del 2014 y octubre del 2015.

El “gobierno de EE.UU.”, concluyó The Guardian, “está deportando inmigrantes indocumentados de regreso a Centroamérica para enfrentar la inminente amenaza de la violencia con varios de ellos asesinados solamente días o meses después de su regreso”.

Quién sabe cuántos más habrán perecido desde la investigación de The Guardian.

Es indignante, pero ya hay reportes sin confirmar que parecen indicar que las redadas comenzaron. Según esos reportes, ICE ha detenido a mujeres y niños en sus propios hogares en Houston, Atlanta, Charlotte y Homestead.

“El sistema no trabaja cuando 12 millones de personas tienen que vivir escondiéndose…. cuando redadas de ICE aterrorizan comunidades”, manifestó Obama en 2008.

Tras haber deportado más de 2.5 millones de personas desde que ganara la Presidencia en 2009, las hermosas palabras del Presidente tienen un inconfundible olor a hipocresía.