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Un grupo de personas realizan una vigilia, en El Paso, Texas (Estados Unidos), en honor a los inmigrantes guatemaltecos que fallecieron esta semana al intentar cruzar el río Grande, también conocido como río Bravo y que sirve de frontera entre EE.UU. y México. EFE
Un grupo de personas realizan una vigilia, en El Paso, Texas (Estados Unidos), en honor a los inmigrantes guatemaltecos que fallecieron esta semana al intentar cruzar el río Grande, también conocido como río Bravo y que sirve de frontera entre EE.UU. y…

[OP-ED]: El espíritu optimista de los hispanos nos recuerda la grandeza de Estados Unidos

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Sin embargo, los hispanos siempre parecen ver el lado positivo de la vida cuando las cosas se ponen difíciles. Incontables estudios hallaron que se sienten mejor con respecto a la economía, a su propia salud y a la situación económica a largo plazo de su familia, que los blancos o negros. Esto incluso cuando son objeto del abuso o de una estridente discriminación proveniente de individuos que odian a todo el que para ellos es un inmigrante. 

Y hay numerosos incidentes de ese tipo, por cierto. El último que hallé fue en Lansing, Michigan, donde un hombre hispano de 47 años presuntamente fue golpeado por dos hombres blancos, que engraparon una nota en su espalda. Se investiga el incidente como un delito de odio. 

Ese tipo de delitos--y abusos menores, como lo demuestran videos de hispanos a quienes gritan “vuélvete a México” o “habla americano”, que se propagaron como un virus en los meses pasados--aumentaron desde la elección de Donald Trump como presidente. 

En un artículo en el New Yorker, el novelista y periodista Hector Tobar dio en el clavo al describir el clima de la siguiente manera: “Hoy en día, el trumpismo se cierne sobre todo lo que es latino. Procuramos ser, como dijo [W.E.B.] Du Bois de los afroamericanos ‘colegas en el reino de la cultura’. Pero, nos guste o no, los logros de nuestros alumnos destacados, de nuestros alcaldes y de nuestros veteranos se sopesan contra el telón de los crímenes que Donald Trump y Bill O’Reilly atribuyen a nuestros padres e hijos ‘extranjeros’.” 

Y aún así, los latinos mantienen su cabeza alta. 

Según una nueva encuesta nacional del Pew Research Center, aunque para la mayoría de la gente es estresante y frustrante hablar de política con aquellos que difieren en sus opiniones, los demócratas se sienten más negativos que los republicanos al hablar sobre Trump con gente de opiniones contrarias. 

Pero, sin embargo, es aun más interesante que los demócratas y simpatizantes de demócratas blancos tienen más probabilidades (74 por ciento) que los negros (56 por ciento) y los hispanos (61 por ciento) demócratas, de decir que es estresante y frustrante hablar sobre Trump con gente de opiniones contrarias.

Entre los demócratas y sus simpatizantes blancos, los estudiantes universitarios y los liberales tienen más probabilidades (40 por ciento) de decir que saber que un amigo votó por Trump introduciría tirantez en la amistad. Sólo el 28 por ciento de los demócratas negros y el 25 por ciento de los demócratas hispanos dijeron lo mismo. 

Increíblemente, los individuos más afectados por la desagradable y abusiva retórica inspirada por Trump--y aquí sólo puedo referirme a los hispanos, ya que el Pew Research Center no dio cifras para musulmanes--son los que tienen menos probabilidades de llevar consigo el temor y la amargura que puede alienar a los que no comparten su política. 

¿Cómo puede ser?

Es muy simple, en realidad. 

Los inmigrantes de América Latina, escaparon, en general, condiciones desesperadamente pobres y violentas, cultivadas por gobiernos fallidos o corruptos, que no brindan esperanzas de un futuro decente para ellos ni sus hijos. 

Aquí, si consiguen los puestos de trabajo peores, más malolientes, desagradables y humillantes, pero pueden ganarse la vida accediendo a una vivienda con las mínimas necesidades y una educación decente para sus hijos, las cosas lucen bien. 

Los nacidos en Estados Unidos vieron cómo sus padres pasaron increíbles penurias, trabajaron largas horas y se afanaron recibiendo poco respeto, a fin de proveer de las necesidades básicas del sueño Norteamericano. Conscientes de los sacrificios de sus padres, saben que sus vidas significan mucho más que la mezquindad--e incluso la maldad--con la que de vez en cuando se tropiezan, proveniente de gente insensata que piensa que la culpa de su potencial no-realizado es de los latinos. 

Los hispanos constituyen una parte floreciente del tapiz estadounidense desde que se fundó el país. Combatimos en guerras, contribuimos a la economía y ayudamos a moldear la cultura popular, así es que no permitiremos que la retórica anti-inmigrante posterior a la elección, el muro o las medidas ejecutivas de Trump nos desalienten. 

Miramos hacia adelante.

Según el reciente Índice [trimestral] del Sentimiento del Consumidor Hispano de Florida Atlantic University, más de tres cuartos de los hispanos (el 78 por ciento) dijeron que esperan estar económicamente mejor el año próximo, comparado con el 60 por ciento del trimestre anterior. Cuando se les preguntó acerca del panorama económico del país para los próximos cinco años, el 51 por ciento dijo que espera tiempos mejores, un 8 por ciento más que el trimestre anterior. 

Es el optimismo estadounidense, tan chapado a la antigua, y ese espíritu positivo, que es precisamente el que construyó la grandeza de nuestro país.