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El presidente electo estadounidense, Donald Trump se dirige a los periodistas en la Trump Tower de Nueva York, Estados Unidos. EFE
El presidente electo estadounidense, Donald Trump se dirige a los periodistas en la Trump Tower de Nueva York, Estados Unidos. EFE

[OP-ED]: Atacar al gobierno de Trump por su falta de títulos no es inteligente

Poseer un título universitario y títulos avanzados no significa que uno sea inteligente. Sólo quiere decir que posee una cantidad considerable de educación formal. Y si uno nunca sale de su burbuja y no se expone a diferentes puntos de vista, puede ser tan tonto como una bolsa de piedras, por más títulos que tenga.

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Poseer un título universitario y títulos avanzados no significa que uno sea inteligente. Sólo quiere decir que posee una cantidad considerable de educación formal. Y si uno nunca sale de su burbuja y no se expone a diferentes puntos de vista, puede ser tan tonto como una bolsa de piedras, por más títulos que tenga.

Muchos de nosotros quizás pensemos en nuestros abuelos inmigrantes, con su educación de sexto grado y su vida llena de penurias y los consideremos como las personas más sabias que jamás hayamos conocido. Y apuesto que todos nos hemos encontrado con individuos que pasaron muchos años acumulando títulos, pero que en algún momento perdieron el sentido común. Y también están los políticos que se ven bien en papel, pero que carecen de liderazgo, porque nunca se detuvieron a estudiar algo realmente importante: a sus congéneres.

Además, todo el que haya trabajado 12 horas al día debe tener respeto por los que no pasaron mucho tiempo en el aula porque tuvieron que dedicarse a trabajar arduamente. Finalmente, si uno ha estado cerca de alguien con un doctorado sabe que--en un mundo regido por individuos que quieren hacer de lo complicado algo simple--muchos en el mundo académico hacen de lo simple algo complicado.

Aceptamos todo eso, ¿verdad? Lo sabemos como sabemos nuestros nombres, porque la vida nos lo enseñó.

Entonces, ¿por qué algunos críticos del presidente electo Donald Trump lo atacan a él y a algunos miembros del así llamado “Gabinete de los Multimillonarios” por el motivo más endeble--su relativa falta de educación formal?

Lo que es peligroso es la combinación de estupidez y elitismo.

En Washington, senadores demócratas se preparan para presentar sus inquietudes legítimas sobre si el senador Jeff Sessions, candidato de Trump para procurador general, está plenamente comprometido con la protección de los derechos civiles para todos y no sólo para los hombres blancos. También desean saber si Rex Tillerson, candidato de Trump para secretario de estado, tienen vínculos demasiado estrechos con el presidente ruso, Vladimir Putin. Se espera que los demócratas también pregunten al Procurador General de Oklahoma, Scott Pruitt, escogido por Trump para la Agencia de Protección del Medio Ambiente, cómo se puede confiar en él para guiar una burocracia gubernamental a la que anteriormente demandó, y que también traten de obtener del Ejecutivo de restaurantes al paso, Andrew Puzder, escogido por Trump como secretario de Trabajo, su fundamento para oponerse al incremento del jornal mínimo. Todas ellas son áreas dignas de ser investigadas.

Pero en los medios y en las bases del movimiento progresista, donde todo corre y donde lo que algunos llaman “política de la destrucción personal” sigue vigente, se considera que censurar a Trump y a sus nominados para el Gabinete por no tener, supuestamente, suficiente educación formal es juego limpio.

Así pues, Shaun King, columnista del New York Daily News, recientemente criticó a Trump por ser “el primer presidente de los Estados Unidos en 25 años que no cuenta con un título de posgrado de ningún tipo.” También señaló que Tillerson no tiene el mismo nivel de educación que John Kerry. El actual secretario de Estado es abogado y el director ejecutivo de Exxon Mobil nunca fue a la escuela de posgrado.

King también identificó a Betsy DeVos, escogida por Trump para la secretaría de Educación, y al ex gobernador de Texas, Rick Perry, para Energía, como no muy buenos alumnos. Lo mismo que Steven Mnuchin, candidato de Trump para el Tesoro.

“La educación importa”, escribió King. “A menudo es en los campus universitarios donde se reta a la gente con ideas, nuevas culturas y puntos de vista opuestos que no coinciden con los propios. … Ver que el nivel de educación baja tanto, no sólo es decepcionante, podría ser peligroso.”

Lo que es peligroso es la combinación de estupidez y elitismo.

Examinemos un ejemplo. Tillerson no necesita que lo defiendan, pero uno se imagina que alguien que administró con éxito una de las compañías petroleras mayores del mundo aprendió una o dos cosas en el camino. Kerry, se puede sostener, falló repetidamente la prueba del liderazgo moral--como cuando llevó a cabo el acuerdo nuclear con Irán, hizo poco por detener la propagación del Estado Islámico y reprendió a nuestro aliado Israel por los asentamientos.

Cuando no hay una herencia ni billetes de lotería, la gente no tiene pilas de dinero. Generalmente, se lo gana. La inteligencia y la competencia adquieren diversas formas.

La política puede ser dura. Pero esta línea de ataque no es inteligente.