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India se siente despreciada

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Lo que necesitamos los estadounidenses para iniciar el nuevo año es una drástica mejora en nuestras relaciones con la India. En un mundo en que a veces parece que Estados Unidos no cuenta con amigos ni aliados, ese país del sur de Asia se ha convertido en ambas cosas. En particular, desde los ataques del 11 de septiembre de 2001, India ha sido una aliada en la lucha contra el terrorismo.

Ahora la relación se ha deteriorado a causa de un desagradable incidente que involucra a una vicecónsul general de la india, de 39 años, quien fue arrestada el 12 de diciembre por el Servicio de Marshals de Estados Unidos, por haber presuntamente mentido cuando solicitó permiso para que su niñera y empleada doméstica trabajara legalmente en Estados Unidos.

Así comenzó todo. Pero para muchos indios, este caso involucra un tema mucho mayor. Se trata del respeto y de lo que el Ministro de Relaciones Exteriores de la India, Salman Khurdish, ha descrito como "nuestro sentido propio como nación y nuestro lugar en el mundo."

Las autoridades estadounidenses alegan que Devyani Khobragade, que vive en Manhattan, declaró en su solicitud de visa, que estaba pagando a su empleada el salario mínimo de Nueva York —9,75 dólares por hora— cuando en realidad le estaba pagando sólo 3,31 dólares por hora. A pesar de la insistente afirmación de Khobragade de que cuenta con inmunidad diplomática, la colocaron en una celda con otras mujeres detenidas y la obligaron a desnudarse para su registro.

Técnicamente, en el momento de su arresto, Khobragade contaba con inmunidad limitada, según funcionarios estadounidenses; el gobierno indio está tratando ahora de elevar su situación a inmunidad total.

Mientras tanto, el abogado de Khobragade, Daniel Arschack, sostiene que un agente federal leyó la solicitud "en forma errónea y desastrosa". Según el New York Daily News, Arschack cree que el agente erróneamente pensó que una cifra en el formulario —4.500 dólares al mes— era lo que Khobragade iba a pagar a la empleada. El abogado insiste que ése era, en cambio, el salario que Khobragade esperaba recibir en su trabajo, y que figuraba en el formulario para mostrar que podría pagarle a su empleada el salario correcto. Los funcionarios estadounidenses no tuvieron respuesta a los comentarios de Arschack.

Khobragade pagó su fianza y la soltaron. Ha sido ahora asignada a la Misión Permanente de India en las Naciones Unidas. Se desconoce el paradero de la empleada doméstica, Sangeeta Richard.

Los funcionarios indios están indignados por el trato que sufrió esta joven mujer, que consideran "bárbaro", y no se han quedado cortos en demostrar lo enojados que están. El Día de Nochebuena, India rechazó el pedido de la Embajada de Estados Unidos para extender los carnets de identificación de su personal consular. Cuando se pasó el plazo para extender esos carnets, India los retiró. Antes de eso, un funcionario indio sugirió que el país revocara las visas de los compañeros gay de diplomáticos estadounidenses y arrestara a esos individuos por violar la ley india, que prohíbe las relaciones del mismo sexo. Las autoridades indias también desmantelaron las barricadas protectoras del consulado estadounidense.

El gobierno indio desea una disculpa formal por la manera en que fue tratada su representante y no está satisfecho con lo que se ha ofrecido —una misiva del secretario de estado, John Kerry, expresando su "pesar" por el incidente ocurrido. Los funcionarios indios desean ver más contrición, y quizás hasta una investigación de la forma en que los funcionarios estadounidenses tratan a los diplomáticos extranjeros.

Justo cuando pensamos que esta historia no podría ser más desagradable, lo ha sido. En lo que parece ser una extraña coincidencia, el fiscal de la causa —Preet Bharara, fiscal federal del Distrito Sur de Nueva York— resulta haber nacido en la India. Lo que lo convierte en una figura despreciada en su país de origen, y muchos indios ya están utilizando Twitter para criticarlo enérgicamente como un "Uncle Tom". Para ellos, Bharara es un vendido que dejó de ser indio y se convirtió en estadounidense.

Se veía venir. Y ya saben lo que pasará después. A medida que este drama continúe, con toda acusación y amenaza diplomática posible, nos apartaremos más de lo que realmente importa: los hechos de la causa y la ley que los gobierna. Este incidente se convertirá en muchas otras cosas, que serán puras distracciones.

Es por eso que el gobierno de Obama debe arreglar este entuerto con una disculpa oficial y sincera. Kerry debería extenderla. Y debería haberse hecho ayer.