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Eliminación de partes del DREAM-Act

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Durante uno de los debates republicanos en Florida, Newt Gingrich y Mitt Romney acordaron que la única manera de apoyar la Ley DREAM sería extrayendo el…

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Durante uno de los debates republicanos en Florida, Newt Gingrich y Mitt Romney acordaron que la única manera de apoyar la Ley DREAM sería extrayendo el componente educativo.

Casualmente, el día después de que los candidatos introdujeran la idea de un camino a la ciudadanía para cientos de miles de inmigrantes ilegales jóvenes sólo si servían en las fuerzas armadas, el representante David Rivera, republicano por Florida, presentó la Ley de Residencia Ajustada por Servicio Militar (ARMS, siglas en inglés) ante la Cámara. 

Los defensores de inmigrantes de todo el país han rechazado por injusta la premisa de que los inmigrantes ilegales jóvenes no tengan otra alternativa más que arriesgar su vida a fin de obtener la ciudadanía. 

Lo que es realmente injusto es que ese programa no proporcione un camino legítimo para una porción grande de jóvenes inmigrantes que desean tener esa oportunidad —y podría tener un impacto negativo en nuestras fuerzas armadas. 

"La ley de Rivera es una broma cruel", expresó Margaret Stock, una abogada de inmigración de Alaska, ex profesora de la Academia Militar de West Point y defensora de una Ley DREAM completa. "Rivera les da nueve meses para alistarse y lo único que puedo pensar es que él no sabe nada del ciclo militar". 

Stock me dijo que un inmigrante habilitado tendría que ser sumamente afortunado para cumplir con los requisitos —mantener residencia durante cinco años, demostrar intención de alistarse en una rama de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos y demostrar "buena conducta moral"— y después ingresar finalmente en las fuerzas armadas. 

"El 1 de octubre, se abren una serie de vacantes, pero depende de la economía —cuando es mala, hay menos y se llenan inmediatamente. Por ejemplo, en este momento no hay vacantes en el Ejército hasta el próximo octubre", me dijo Stock. "La gente va a pagar una tonelada de dinero a los Servicios de Inmigración y Ciudadanía de los Estados Unidos en tarifas iniciales y tarifas de ajuste de su categoría, van a tener nueve meses para alistarse y una vez que ese tiempo se venza y no se hayan alistado porque no hay vacantes, vuelven a ser inmigrantes ilegales nuevamente". 

Stock explicó que además de la elevada demanda de vacantes militares y la esperada reducción de tropas, hay pocos puestos disponibles para los que no son ciudadanos, debido a consideraciones de seguridad nacional. 

"Potencialmente, cientos de miles van a querer intentar alistarse, pero las tareas que podrán hacer serán tareas de clase baja. Los números no coinciden. El Ejército de Estados Unidos, para no hablar de la Marina, la Fuerza Aérea o el Cuerpo de Marines, no necesita una provisión ilimitada de gente sin ciudadanía", dijo. 

Después, están los aspectos físicos y culturales para integrarse a las fuerzas armadas.

Stock señala que el individuo necesita estar en excelente estado físico y condición mental para ser aceptado. Eso suscita la cuestión de qué porción de estos jóvenes sería adecuada para servir —muchos de ellos se han criado en la pobreza y, si son latinos, tienen más probabilidad que otros de tener sobrepeso y de estar afectados por trastornos respiratorios y asuntos emocionales, debido al estrés de vivir ilegalmente en un país en una época de numerosas deportaciones. 

¿Y acaso los padres latinos, con ideas estrictas sobre el papel tradicional de la mujer, permitirían que sus hijas intentaran alistarse? 

Pero lo más alarmante es que una oportunidad tal —aunque podría ser bienvenida por los que están dispuestos a hacer todo lo necesario para intentar obtener la ciudadanía— desafíe fundamentalmente la noción de las fuerzas armadas  compuestas por voluntarios. 

"Pone patas para arriba la idea de una fuerza compuesta por voluntarios", expresó Stock. "Sería una especie de retorno a una conscripción de gente desesperada, que no tiene ninguna otra opción. Si uno examina las cifras, los que pagan por el privilegio de incorporarse a las fuerzas armadas estarán esencialmente jugando a la lotería. Podría ser un embudo para un número reducido de gente con mucha suerte que logrará alistarse, pero crearía un caos y mucha tristeza". 

Una Ley DREAM con sólo el componente militar podría parecer razonable en un comienzo, pero los detalles suenan más como una añagaza de pesadilla para jóvenes desesperados. Es una idea que ha sido considerada y rechazada antes —debería dársela por muerta nuevamente.