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Cuando un film puede ser un puente

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Todos tenemos nuestros placeres culpables y el mío es Will Ferrell.  Tengo un profundo cariño por el cómico de "Saturday Night Live", que nos trajo las…

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Todos tenemos nuestros placeres culpables y el mío es Will Ferrell. 

Tengo un profundo cariño por el cómico de "Saturday Night Live", que nos trajo las inolvidables imitaciones de Janet Reno, Harry Caray, Saddam Hussein, Alex Trebek y, mi favorita, Robert Goulet cantando hip-hop a capella. 

Ferrell ha hecho decenas de películas y las he visto todas. ¿Qué puedo decir? Las tontas e infantiles payasadas de este hombre me llenan de alegría. Y ahora, aún más. 

Ferrell es la estrella de una comedia estadounidense en español, llamada "Casa de Mi Padre", que se estrena esta semana en toda la nación. Como Armando Álvarez, Ferrell habla en español toda la película, interpretando a un simple peón que se enamora de la chica de su hermano y termina luchando contra un malvado jefe narco. 

Se convierta este espectáculo con subtítulos en sensación o no, tiene el potencial de tener una gran repercusión en esa porción de la comunidad hispana que se toma a sí misma demasiaaado en serio.

Según mi conteo, los críticos latinos han hecho jirones de casi todos los films o programas no-documentales hispanos, que se han dado a conocer el año pasado, dirigidos al público general latino. Los han calificado de insultantes, estereotípicos o no suficientemente auténticos. 

Pero dejemos todo eso de lado. Incluso si "Casa de Mi Padre" no se convierte, como dice el avance, en "la mayor película internacional de todos los tiempos", lo más inspirador en el hecho de que este film salga al mercado es la misión de la compañía productora, Nala Films, con sede en Santa Mónica, California.

Darlene Caamano Loquet, presidenta de la empresa y jefa ejecutiva, expresó a The New York Times, que aunque ella y el co-fundador, Emilio Diez Barroso, tienen raíces hispanas, su empresa no busca films dirigidos a un estrecho público hispanohablante. De hecho, la misión declarada de Nala es simplemente centrarse en crear y producir historias comerciales que "potencien y eleven al público". 

"Para nosotros", dijo Caamano Loquet, "la definición de temas hispanos o latinos no es la misma que para la mentalidad general del mundo del espectáculo". Agregó, "Nuestro objetivo es hacer películas para todo público, donde haya gente que tenga nuestro aspecto y suene como nosotros, porque nosotros somos ese público general." 

Cuando leí eso, literalmente besé el periódico donde estaban impresas esas palabras. Demasiados pocos latinos de alto perfil hablan de esa manera en la actualidad. En reuniones, hace una década, los hispanos hablábamos felizmente sobre demostrar que podíamos introducir partes de nuestra cultura e historia en la "cultura popular", aún cuando reclamábamos orgullosamente nuestro lugar en el gran proceso de asimilación de Estados Unidos. 

Afortunadamente, Nala Films se esfuerza en unir al público en lugar de segmentarlo en diversas categorías —como si contar fascinantes historias o divertidísimos chistes no pudiera ser el perfecto vehículo para trascender las diferencias de identidad. 

Diez Barroso, biznieto de un magnate de los medios mexicano, expresó a The Wall Street Journal que Ferrell sería un gran actor para ganarse tanto al público hispanohablante como al angloparlante. Explicó que el avance es exactamente el mismo para ambos públicos porque él cree que "a los hispanos no les gusta que se dirijan a ellos como a un mercado demasiado diferente del de sus vecinos angloparlantes". Yo también lo creo.