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Los documentales de Ken Burns siempre lo dejan a uno con la sensación de que aunque uno creía saber bastante sobre un fenómeno histórico —la Guerra Civil o la…

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Los documentales de Ken Burns siempre lo dejan a uno con la sensación de que aunque uno creía saber bastante sobre un fenómeno histórico —la Guerra Civil o la Segunda Guerra Mundial, la evolución del bésibol o del jazz— en realidad, sólo conocía una diminuta fracción de la historia.

El año pasado cuando Burns me dijo que estaba trabajando  en "Prohibición", su último film con la co-directora Lynn Novick, pensé, "Sí claro, Carrie Nation, bares clandestinos, Al Capone —conozco todo eso".

Pues no.

"Éste no es un documental sobre gangsters y flappers", me dijo Burns, la semana pasada, cuando él y Novick estuvieron en Chicago para un pre-estreno de la película. "La prohibición siempre ha sido tratada superficialmente aunque, cuando se la examina con atención, no fue sólo una interrupción de 13 años —en realidad, fue la primera guerra cultural de Estados Unidos".

La serie de seis horas, en tres partes, que se estrenará el 2 de octubre en PBS, echa una amplia mirada sobre la maduración de un Estados Unidos joven, anhelante por forjar una identidad utópica colectiva de ciudadanos sobrios, mediante el activismo individual y organizaciones de base masivas.

Finalmente, el esfuerzo —casi dos décadas de luchar a favor y en contra de las modificaciones constitucionales que crearon una nación de embriagados transgresores de la ley —cedió ante la obstinación de los complejos problemas sociales de la nación, para no  hablar del espíritu individualista de los que no sintieron vergüenza en buscar solaz en un trago ocasional.

El film, inspirado en parte en la investigación y libro posterior del escritor Daniel Okrent, sobre la época de la Prohibición, titulado "Last Call: The Rise and Fall of Prohibition" (Última llamada: Ascenso y caída de la Prohibición), lleva a los espectadores a una odisea que se extiende desde el origen de la producción y consumo de alcohol hasta el ascenso de los políticos corruptos.

Y lo que es más importante, mientras nos entretiene con imágenes de archivo y la narración de celebridades conocidas, el film ilustra la forma en que las aspiraciones, luchas y traspiés de nuestros antepasados están íntimamente vinculados con nuestras propias inquietudes actuales.

Al examinar lo que ocurrió antes y después de que la 18a Enmienda y la Ley Volstead entraran en vigor, a fin de proporcionar medidas gubernamentales en gran escala para resolver intrincados problemas sociales asociados con el alcoholismo, podemos considerar los asuntos de hoy en día.

Algunos equivalentes de 2011 podrían ser los esfuerzos para combatir la obesidad, el abuso de drogas o el cigarrillo. Como a principios de 1900, las dicotomías de pobreza/riqueza, absolutismo moral/hipocresía y comunidades rurales/urbanas moldean nuestras actitudes hacia dichos temas.

La Prohibición, nos enteramos, estuvo íntimamente entrelazada con el temor de la gente al cambio cultural. Los alemanes e irlandeses eran vistos como consumidores de cerveza, que amenazaban los ideales de Estados Unidos  —bebían demasiado, bebían el tipo de licor "incorrecto" y no tenían auto-control como los "verdaderos" estadounidenses.

Se temía a los afroamericanos, tanto sobrios como ebrios y, en combinación con los derechos al voto, se los consideraba una amenaza. La mayoría de la gente se olvida de que el Ku Klux Klan marchó por la Avenida Pennsylvania apoyando la Prohibición y su estricto cumplimiento.

A su vez, aunque casi todos han oído hablar de Carrie Nation y su hacha demoledora de barriles de cerveza, ¿quién sabía que fue una figura muy marginal en un movimiento que fue instigado por mujeres cansadas de los pesares que el alcohol traía a sus familias?

"Realmente casi no la incluimos, fue un personaje tan extremista", me dijo Novick. El legado de Nation durante mucho tiempo eclipsó a las mujeres que popularizaron la abstinencia y quienes, tras observar las consecuencias no intencionales de la prohibición, finalmente lideraron el exitoso movimiento para su revocación y, en el camino, ganaron su derecho al voto.

"Prohibition" se centra, realmente, en las consecuencias no intencionales. Aunque hubo un apoyo general de la enmienda, nadie predijo lo que ocurriría una vez que se proscribiera el alcohol. De hecho, pocos defensores imaginaron que perderían (Iniciar bastardillas)su(Terminar bastardillas) acceso legal a la cerveza y el vino.

Y nadie pareció haber pensado cómo iban a encarar a millones de nuevos bebedores delincuentes y la obligación federal y estatal de procesar a cada uno de ellos.

La Prohibición creó a Al Capone, y a otros delincuentes rurales y urbanos. Pero al mismo tiempo, podría decirse que sin ella no habría habido bares para ambos sexos, donde una dama podía fumar un cigarrillo, beber un trago y bailar, como cualquier otro caballero y ¿quién querría vivir así?

Como siempre, Burns y Novick toman la elevada idea de la "Historia" y entretejen en ella millones de detalles de las vidas cotidianas de gente real, creando un apasionante drama vívido y profundamente relevante para la actualidad.

Es un magnífico exponente de una crónica: nos permite mirar hacia atrás para poder mirar hacia adelante con mayor claridad

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