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"Murió con una sonrisa en la boca"

Una madre recuerda la vida de su hijo tras leer un reportaje de Al DÍA. 

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Ariel Olmo, quien murió a los 18 años, pasaba sus fines de semana enseñando a niños de su comunidad.

Luz Olmo se emocionó al leer una nota acerca del Cementerio Histórico de Fair Hill en AL DÍA, porque le recordó a su hijo Ariel, quien murió de cáncer a los 18 años.

“Vi el reportaje y como el trabajó allí, me tocó mucho”, contó la señora.

La señora Luz contactó al periódico para contar la historia de su hijo, y junto con Mirelsa Guzman, la hermana de Ariel, recontaron a un joven que siempre buscaba ayudar a los demás.

Ariel Olmo comenzó a trabajar en el Cementerio de Fair Hill cuando tenía sólo 16 años. “El leía con los niños y les explicaba un poquito del cementerio, de gente importante que estaba allí.  “También trabajaba cuidando el parque”, contó Mirelsa Guzman, la hermana de Ariel. “Era joven pero hacia muchas cosas por ayudar a la gente. Era bueno de corazón”, agregó.

El Cementerio en la esquina de las calles Germantown y Cambria, conocido popularmente como “el cementerio de los perros”, es el lugar de descanso de muchos líderes del movimiento abolicionista de los siglos XVIII y XIX.

Estuvo abandonado durante muchos años, hasta ser retomado por un grupo de cuáqueros, quienes lo rehabilitaron junto con la comunidad.

Luz Olmo contó que aprendió de la historia del cementerio gracias a su hijo. “Hay gente allí importante que nadie conoce, que sería bueno que las conocieran”, dijo ella.

“En medio hay un árbol que es el más alto en el cementerio, y encima de ese árbol hay un hawk que siempre estaba allí”, contó Mirelsa.  

Junto con Gerry Fisher, la directora del cementerio, la familia tiene en vista conmemorar las contribuciones y la vida de Ariel con una placa en ese árbol.

Ariel pasó cinco meses en el hospital antes de morir un 27 de abril. “Cuando primero entró me decía, yo tengo que ir a trabajar el domingo, que avancen esta gente porque tengo que ir a trabajar en el cementerio”, contó su hermana.

Luz recordó los últimos momentos de la vida de su hijo. “Cuando el murió veía a los ángeles”, contó Luz. “Yo estaba llorando, ya no aguantaba, y me decía, mami mira que preciosos son, que lindos, que muchos”.

Su hijo, recordó, murió con una sonrisa en la boca.

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