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Grasa contra polución

La grasa de restaurantes se puede convertir en un combustible de alto rendimiento y bajas emisiones al ambiente. El proyecto con base en el norte de la ciudad…

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El ingeniero Stephen Kasprzyk trabaja en una de las máquinas en las que se procesa el biodiesel.

Mientras todo el mundo se quejaba de los altos precios del combustible, Stephen Kasprzyk tenía todo bajo control.

Este ingeniero químico llenaba de vez en cuando el tanque de su auto a diesel con el combustible que él mismo elaboraba en un laboratorio del norte de Philadelphia.

No sólo se ahorraba dinero, sino que también ayudaba al medio ambiente gracias a un proyecto piloto que utiliza la grasa de los restaurantes para convertirla en un combustible ecológico y de alto rendimiento.

“El diesel que hago de la grasa de cocinas se lo pongo a mi carro. Lo he venido haciendo desde hace tres o cuatro años”, dijo.

Kasprzyk es parte del grupo de investigadores y emprendedores que comenzaron hace cinco años BlackGold Biofuels, empresa que se dedica a la investigación y desarrollo de tecnologías y combustibles de bajo impacto al ambiente.

“Este es un combustible diesel que se puede usar en cualquier motor. Tiene menores emisiones, no es tóxico y está hecho aquí, así que reduce nuestra dependencia en petróleo extranjero”, dijo Emily Landsburg, CEO de la compañía.

Su biodiesel está hecho a base de la grasa que se desecha en los restaurantes de la ciudad.

“El cocinero pudo haber hecho un filete o alguien lavó los platos y la grasa que quedó se fue por el drenaje”, dijo Kasprzyk.

Ese desperdicio se queda en las trampas que por ley deben tener las tuberías de los restaurantes para que la grasa no bloquee el drenaje de la ciudad, explicó.

El trabajo sucio de sacar la grasa de las trampas se lo dejan a compañías especializadas que llevan la grasa a BlackGold.

La planta recibe este desperdicio sin pagar un centavo por él, y así comienza el proceso para hacer el biodiesel.

“Por el biodiesel normal, que se hace de granos o alimentos, hay que pagar grandes cantidades... el precio de ese material es 75 u 80 por ciento el costo de producir el combustible”, dijo Landsburg. “Con nuestro proceso, se consigue gratis un combustible de baja calidad para hacer uno de mejor calidad”.

La CEO precisó que en la planta del norte de Philadelphia no se está produciendo el combustible en grandes cantidades.

“Lo que hacemos es vender las licencias y el equipo para convertir la grasa de las alcantarillas en biodiesel”, dijo. “Nuestra planta es un centro de investigación y desarrollo”.

Este trabajo ya le rindió frutos a BlackGold Biofuel. La ciudad de San Francisco pagó $1,1 millones por esta tecnología en febrero pasado.

“Compraron el equipo con la licencia y les mandamos el equipo y las instrucciones para que lo instalen y después vamos a ver si todo está funcionando correctamente y  entrenamos al personal”, dijo.

Para Kasprzyk este es un trabajo que deja una sensación no sólo del trabajo hecho sino de contribuir a combatir los estragos al medio ambiente.

“Estamos facilitando el desecho de un desperdicio”, dijo. “Este combustible no se venderá en grandes cantidades pero debemos tener opciones para reducir nuestro consumo de petróleo”.

Y como para acallar los mantras republicanos de perforar la tierra para sacar petróleo, Kasprzyk dice que aquí la única perforación que se hace “es a las tuberías, si se le quiere ver de esa manera”.

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