LIVE STREAMING
De las entrañas de la tierra a Filadelfia

De las entrañas de la tierra a Filadelfia

Mario Sepúlveda, uno de los 33 mineros que pasó 69 días atrapado 700 metros bajo tierra en la mina de San José, visitó el pasado viernes 25 de marzo Filadelfia.

MÁS EN ESTA SECCIÓN

Lebanon recauda fondos

Todo sigue igual

'Somos 26'

COMPARTA ESTE CONTENIDO:

Frente a un auditorio ocupado por no menos de 500 niños ansiosos, "el minero loco", como el mismo Mario Sepúlveda se hace llamar, se presentó vistiendo un sombrero y un poncho huaso (atuendo típico del campesino y montador de caballos  tradicional de Chile) y habló tanto de su experiencia atrapado por 69 días en la Mina de San José, como de la campaña que lidera, 'Be Part of a Miracle', con la que busca recoger fondos para construir 200 casas en las áreas más afectadas por el devastador terremoto del 27 de febrero del 2010 en Chile.

AL DÍA conversó con él acerca de su nueva vida, de sus motivaciones, y de sus memorias del accidente.

¿Cómo le cambió la vida después del accidente?

La vida no me ha cambiado, o sí. Mejor dicho me está dando más problemas (risas), pero problemas bonitos. Me está dando problemas que se pueden enfrentar, trabajar con los niños, trabajar en proyectos sociales. También me toca andar a veces con gente sociedad y nunca sé cómo comportarme.

¿Antes del accidentes cuál era su sueño?

Siempre soñé hacer esto, fíjate. Pensaba que podría hacer algo alguna vez en la vida, que podría ser conocido, pero nunca sucedía. Y lamentablemente me tuvo que pasar el accidente para que la gente me conociera y se hiciera realidad lo que quería.

¿Qué piensa del trabajo de minero ahora, después del accidente?

Yo ahora estoy súper preocupado porque últimamente ha muerto mucha gente en minería a nivel mundial. En Colombia el otro día fallecieron 29 colegas, compañeros.Y quiero estar bien económicamente, porque ese día cuando pasó el accidente en Colombia,  por no tener medios personales, no pude ir a Colombia. Me gustaría tener los medios económicos para que cada vez que pasen este tipo de accidente poder ir a acompañar a esas familias que sufren tanto. Esa es la idea mía.

¿Qué era lo que más pensaba mientras estaba bajo tierra?

Todos los días decía "Dios mío, no me dejes aquí que tengo un hijo". Estar atrapado ahí era dejar atrapados los sueños de mi hijo. Yo tenía que salir y seguir siendo el padre de mi hijo y de sus proyectos.

¿Cuál fue la clave para conservar la esperanza?

Fue muy importante trabajar en equipo, mantenernos unidos. Y también no perder el sentido el del humor. Bailábamos, cantábamos, contábamos anécdotas y nos reíamos. Hubo momentos muy dolorosos, pero no podíamos ser débiles. Sabíamos que había mucha gente esperanzada en nosotros. Y yo siempre tuve esperanza, porque cuando pierdes la esperanza pierdes el sentido de la vida.  

¿Físicamente sufrió algún cambio?

(Risas, se toca la barriga) Cuando entré a la mina pesaba 96 kilos, y cuando salí pesaba 77.

¿Cuál es el momento que más recuerda?

Cuando salí, sin duda. Rompí todos los protocolos. Siempre he respetado mis ideales y no me gusta que me den órdenes. Y cuando me salí me sentí como un niño recién nacido. Me dolían los ojos, todavía me duelen, pero tenía muchas ganas de vivir. Ahora me siento mejor padre, mejor persona, mejor amigo.

¿Cómo le ha parecido Filadelfia?

Me enamoré, no me quiero ir. En general Estados Unidos me gusta mucho. La gente es muy respetuosa. He tenido muy buena recepción. La gente sabe que andamos haciendo este movimiento para construir casas para estas personas que no tienen donde vivir.  

¿Al inmigrante hispano que se viene para Estados Unidos, qué mensaje le deja?

Los amigos latinoamericanos que llegan a esta tierra a buscar nueva vida, con la esperanza de encontrar bienestar, tienen que ser fuertes y después de un tiempo de estar indocumentados buscar la manera de hacer los trámites correspondientes para que trabajen de forma legal, de forma digna, con sus contratos. Y así cuando tengan algún tipo de accidente, alguien pueda responder por ellos. Y hago un llamado a los empresarios para que ellos mismos ayuden a estos muchachos que llegan de forma indocumentada a poner sus papeles en norma para que estén tranquilo acá. Imagino que debe ser duro estar en este país, pero hay que sentirse orgulloso de ser latinoamericano.