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"Cuidar a mis padres no es un sacrificio, es un honor"

Pedro Rivera vendió su casa, renunció a importantes cargos y dejó todo para cuidar a sus padres enfermos.     

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Según el estudio de Evercare y la Alianza Nacional de Cuidados, el 84% de las personas que prestan el cuidado, considera que es lo que se espera de ellos dado el ejemplo en el hogar.

Un reciente estudio evidenció que en un tercio de los hogares hispanos en EEUU alguien se dedica al cuidado de un ser querido ya sea por alguna enfermedad o por edad avanzada.

Un reconocido personaje en la comunidad hispana de Filadelfia,   Pedro Rivera, vive muy de cerca esta situación.

El mes pasado este hispano renunció al cargo de presidente de la junta de directores de la Asociación de Puertorriqueños en Marcha (APM), a la junta en la Cámara de Comercio Hispana, así como también a un alto cargo en Wachovia, para poder cuidar de sus padres en Miami.

Rivera nació y creció en Puerto Rico y se mudó junto con su familia a Miami en 1982. Estudió Administración de Negocios en Tampa, y su doctorado en Leyes en Massachussets. En 1991 aceptó un puesto de trabajo en Filadelfia, a donde llegó sin conocer a nadie; hizo su vida y se involucró  mucho en la comunidad.

Este abogado vivía una vida llena de éxitos profesionales y personales hasta que a principios de este año la enfermedad de su madre cambió muchas cosas en su vida.

 “A mami le diagnosticaron cáncer linfático en enero, desde entonces fue muy difícil estar viajando constantemente a Miami; ella tuvo los efectos secundarios de la quimioterapia, se le cayó el pelo, le dieron muchas infecciones y se deprimía. Después, en mayo, a papi le diagnosticaron cáncer en la médula. Fue entonces cuando se me hizo muy difícil y decidí dejar todo”, dijo Rivera.

El boricua vendió su casa y suspendió momentáneamente su carrera después de tomar la decisión de cuidar a sus padres.

“Estoy en un proceso de transición y aunque dejar mi puesto en APM y en la Cámara de Comercio fue algo muy difícil, me siento en paz con mi decisión. Creo que es más importante acompañarlos, pasar tiempo con ellos, disfrutar de ellos ahora que están vivos, porque el tiempo perdido ya no se recobra”, señaló Rivera.

 Ahora que el boricua está de nuevo en casa, hace las compras, los lleva al médico, ayuda en la limpieza y más que nada comparte con sus seres queridos. Asegura que cuidar y compartir con los mayores son valores familiares muy importantes dentro de la cultura latina.

“Es algo que se inculca en nuestra cultura, yo vi a mi madre cuidar a mi abuelita hasta que se murió. Cuando mi abuela se enfermó de Alzheimer, ella se mudó a Puerto Rico y estuvo un año allá y mi papá volaba de Miami a Puerto Rico para verla”, recordó Rivera.

 Este apego a la cultura afectó también la relación que Rivera sostenía con su pareja desde hacía 13 años.

“Él es anglosajón y la cultura es más fría, nunca se integró a la familia, siempre era un conflicto porque yo tenía que venir a Miami a cuidar a mami y él no entendía. Me decía: ‘Por qué tienes que hacer eso si me abuela está en un nursing home’, y nosotros (los hispanos) no usamos nursing home”.

“Definitivamente parte del fracaso de mi relación con mi compañero era que éramos dos culturas tan diferentes, el cáncer de mis padres era una situación con la que él no quería bregar”.

Rivera es un ejemplo de la realidad que viven muchos hispanos en el país, de acuerdo con una investigación presentada el pasado 17 de noviembre por la Alianza Nacional de Cuidados y Evercare.

Según el estudio, cuatro de cada 10 personas dicen hacer algún cambio importante relacionado con el trabajo, ya sea dejarlo por completo o recortar las horas de trabajo, para poder dedicarles ese tiempo a la persona que lo requiere.

“Para mí, cuidar a mis padres no es un sacrificio, es un honor, yo estoy dispuesto a dejar todo lo que tengo y lo que tenía por papi y mami. Quiero hacer por mis padres lo que ellos hicieron por mí”, comentó Rivera. 

 

RESULTADOS PRINCIPALES DEL ESTUDIO

Casi tres cuartos de las personas que brindan cuidado son mujeres, con una edad promedio de 43 años, encargadas de un ser querido cuya edad promedio es de 62 años.

El 31 por ciento que cuida a un familiar trabaja tiempo completo, el 20 por ciento trabaja tiempo parcial y el 1 por ciento tiene otra condición laboral.

Uno de cada dos hispanos cuida a dos familiares ancianos al mismo tiempo y más o menos de la mitad de estos, además, tienen niños menores de 18 años que también requieren de su presencia y cuidado.  

Las personas hispanas que brindan cuidados tienden a encontrarse en situaciones más intensas. El 63 por ciento de ellos se encuentran en situaciones de alto nivel de carga, comparados con 51 por ciento de las personas no hispanas.

Las personas hispanas que brindan cuidados pasan  más horas a la semana ofreciendo sus servicios  (un promedio de 37 horas).

Tienen una tendencia a calificar la situación de prestación de cuidados como no estresante.

El 84 por ciento de las personas que prestan el cuidado, considera que es lo que se espera de ellos dada su educación en el hogar.

Cuatro de cada 10 personas dicen haber hecho algún cambio importante relacionado con el trabajo, ya sea dejarlo por completo o recortar las horas de trabajo.