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Alan Butkovitz, contralor de Filadelfia. Foto: Peter Fitzpatrick / AL DÍA News
Alan Butkovitz, contralor de Filadelfia. Foto: Peter Fitzpatrick / AL DÍA News

Contraloría de Filadelfia afirma que impuesto a sodas afecta bolsillo de los empresarios

El contralor Alan Butkovitz publicó los resultados de un sondeo en el que el 60 por ciento de los propietarios de establecimientos comerciales culpa al…

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Ponerle impuestos a los productos cuyo consumo excesivo representan un riesgo para la salud de los seres humanos no solo suena razonable, también urgente. 

Crear ese tipo de tributos para, además, financiar políticas públicas como los Pre-K programs o el mantenimiento de espacios públicos como parques y librerías, debería ser motivo de celebración (por aquello de que no todos los días los gobernantes toman decisiones que anteponen el bienestar general a los intereses particulares).

En Filadelfia, sin embargo, no todos celebran cuando se trata de uno de esos gravámenes.

Una encuesta acaba de establecer que la mayoría de bodegueros, restauranteros, tiendas de cadena y bares, entre otros, no están para nada felices con el impuesto a las sodas que la administración Kenney impuso en la ciudad a principios de año.

De acuerdo con el sondeo, realizado por la Contraloría, el 60 por ciento de los propietarios de establecimientos de comercio han registrado un descenso en sus ganancias de hasta el 10 por ciento durante el último año. 

El contralor Alan Butkovitz dio a conocer los resultados de la encuesta aplicada sobre 1.600 negocios y en la que también se registró que la mayoría comerciantes atribuye la caída en sus ingresos al polémico tributo.

“La mayoría de los negocios que comercian con productos sujetos gravados con el impuesto a las bebidas gaseosas han experimentado un impacto significativo. El impuesto ha tenido un efecto detrimental”, aseguró Butkovitz en una rueda de prensa.

Para el contralor, aunque el fin del impuesto es loable (financiar programas de Pre-K y obras de infraestructura), el tributo ha fracasado en sus principales aspectos. 

En una audiencia pública realiza este martes en el Senado estatal, en Harrisburg, Butkovitz dibujó un panorama sombrío para la economía de Filadelfia.

“Desafortunadamente, el objetivo principal del impuesto se ha quedado corto. Nosotros señalamos hace meses que el impuesto no lograría llegar a las proyecciones de este año (…) Si esta tendencia se mantiene, las proyecciones de la ciudad podrían verse cortas en 15 millones de dólares, 75 millones en cinco años”, afirmó. 

Por su parte, el alcalde Jim Kenney, varios concejales de la ciudad y académicos, rechazaron por medio de una carta las duras críticas. Recordaron  que “si bien se propusieron y consideraron varias alternativas de financiamiento, una abrumadora mayoría del Concejo Municipal determinó que el impuesto de 1,5 centavo por onza sobre las bebidas gaseosas era la mejor y más justas opción de financiamiento [para la ciudad]”.

"Este impuesto, y sus programas asociados, representa una solución financiera local innovadora y rentable para resolver los desafíos de la ciudad. Filadelfia, que ha mantenido  presupuestos equilibrados, la inversión en nuestra niñez, que ha reducido los impuestos en el próximo año fiscal y ha mejorando significativamente su calificación crediticia en los últimos cinco años, continúa enfocándose en soluciones locales”, decía la carta suscrita por varios defensores de la medida.

Volviendo a la encuesta, las áreas comerciales más afectadas por el impuesto son “West Filadelfia, entre Market Street y 52 Street; Hunting Park, en el norte; y sectores alrededor de Juniata y Frankford"; sectores donde muchos negocios negocios reportaron pérdidas mayores al 10 por ciento. 

Entre el tipo de negocios que reportaron más pérdidas están las tiendas de abarrotes seguidas por conveniente stores y restaurantes. Según un comunicado de prensa, “el 40 por ciento de estos establecimientos aseguraron que tendrían que realizar cambios significativos para mantener su funcionamiento”.

El contralor Butkovitz, quien dejará el cargo en enero después de haber pasado tres períodos al frente de la oficina -y que según rumores estaría pensando ser candidato a la alcaldía–, cuestiona los efectos del impuesto. “Parece que el gravamen está generando un comportamiento y una orientación hacia el futuro. Muchos propietarios parecen nerviosos sobre la viabilidad de sus empresas en el corto y mediano plazo”, afirmó.

Aunque la polémica por los efectos económicos del impuesto está lejos de concluir, lo cierto es que el que se presente una significativa disminución en el consumo de bebidas azucaradas puede ser una mala noticia para los bolsillos de los empresarios (que no es que estén perdiendo la mitad de sus ingresos), pero es la mejor noticia para miles de filadelfianos que hoy están dando pasos gigantes para combatir problemas de salud relacionados con las sodas, como la obesidad y la diabetes.

 

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