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Como líder de Esperanza, el Reverendo Luis Cortés trabaja para empoderar a los latinos en Filadelfia con oportunidades educativas y económicas. (Samantha Laub / AL DÍA News)

Rev. Luis Cortés: “La política social crea gentrificación”

A través de Esperanza, el Reverendo Luís Cortés ha abogado por los latinos de Filadelfia durante más de 30 años, liderando iniciativas para educar y empoderar…

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Si hay algo que realmente define al reverendo Luis Cortés es que es un hombre que no tiene miedo a posicionarse y defender esa postura públicamente. Un aspecto de su personalidad que ha quedado probado desde sus inicios como reverendo, cuando comenzó a abogar por la comunidad latina en Filadelfia.

Por citar un ejemplo, para abordar la epidemia de crack en North Philly, Cortés organizaría a sus colegas religiosos para combatir a las conocidas como ‘casas de crack’, hogares que los narcotraficantes usan como base para distribuir su producto. Así, y con la única intención de frustrar sus ventas, los miembros de las comunidades protestante y católica, trabajarían juntos, estableciéndose frente a estas casas los viernes, cantando canciones y acompañados de varios agentes de policía. “Celebraríamos una ‘block party’ frente a una casa de crack”, aseguró Cortés durante una entrevista con AL DÍA a principios de este verano. “No harían ningún negocio los viernes”.

Cortés ha dedicado las últimas tres décadas a abogar por los latinos de Filadelfia, principalmente como CEO y presidente de Esperanza, una organización evangélica que se esfuerza por abordar las necesidades de la comunidad latina de la ciudad. Ubicado en Hunting Park, un vecindario donde más del 50 por ciento de la población es latina, Cortés fundó Esperanza en 1986.

Desde su origen, Esperanza se ha convertido en una fuerza líder en educación en Filadelfia, a través de instituciones como Esperanza College –que ofrece un programa de dos años como parte de Eastern University– y Esperanza Academy Charter School. La organización también trabaja para impulsar el desarrollo económico dentro de la comunidad latina, al mismo tiempo que ofrece diversos programas en áreas que incluyen la vivienda, el desarrollo laboral, la revitalización del vecindario y servicios de inmigración.

Hoy, Esperanza se ha convertido en una red nacional de más de 13.000 organizaciones religiosas y comunitarias hispanas, cuyos representantes se reúnen anualmente en Washington DC para el Desayuno y Conferencia Nacional de Oración Hispana (el más reciente se realizó en junio). Desde el 2001, este evento bipartidista ha proporcionado un espacio para que los funcionarios y los políticos nacionales interactúen con los líderes de fe hispanos. Tanto los presidentes Barack Obama como George W. Bush se han dirigido a la congregación. Este año, el vicepresidente Mike Pence, la líder de la minoría de la Cámara, Nancy Pelosi, y el presidente de la Cámara, Paul Ryan estuvieron entre los oradores.

El reverendo Cortés llegó a Filadelfia en 1981, después de estudiar en el Union Theological Seminary de Nueva York, donde creció en Harlem. Es autor de cinco libros y ha sido incluido en la lista de los 50 evangélicos más influyentes de la revista Time (2005). Y en 2017, la revista Philadelphia Magazine lo nombró una de las 100 personas más influyentes de Filadelfia.

Puesto que Cortés se ha convertido en una voz líder para la comunidad latina en la ciudad, AL DÍA habló con él sobre algunos de los temas más importantes que actualmente afectan a los latinos en Filadelfia. La conversación comenzó con la gentrificación, una práctica que Cortés percibe como el intento de desplazamiento por parte de la ciudad de muchos miembros de la comunidad latina.

“La política social crea gentrificación”, dijo Cortés.

Cambiando la demografía

Según Cortés, la comunidad latina del norte de Filadelfia ha sido desplazada cada vez más lejos del centro de Filadelfia durante años, siguiendo una tendencia que ya ha se ha visto en ciudades como Nueva York, Chicago y Boston. Lo que le preocupa es que la comunidad latina se vea obligada a migrar al extremo noreste o fuera de la ciudad.

“Una de las principales señales de que tu barrio está comenzado a sufrir los estragos de la gentrificación es cuando cambia de nombre. El nuestro pasó de ‘El Barrio’ a ‘Art Museum’, de ‘El Barrio’ a ‘Brewerytown’, de ‘El Barrio’ a ‘Northern Liberties’. Hoy hablamos de ‘Olde Kensington’”.

Olde Kensington, que está situado al norte de Northern Liberties y al oeste de Fishtown, ha experimentado una de las mayores reurbanizaciones de los últimos años.

“Olde Kensington ha sido de la comunidad hispana durante aproximadamente 60 años, pero no se llama ‘la comunidad hispanaʼ. No se llama El Barrio “, continuó Cortés. “Los gentrificadores lo llaman Olde Kensington. Y solo dicen: ‘Bueno, solo hemos aprovechado la oportunidad para comprar casas’. No, es la política social la que hace que esa oportunidad sea posible”.

Una de esas políticas a la que Cortés se refiere es a la reducción de impuestos a la propiedad implementada en la ciudad. Desde el año 2000, Filadelfia ofreció reducciones del impuesto a la propiedad durante 10 años a aquellas propiedades inmobiliarias de nueva construcción. Una medida que permite que estos propietarios paguen menos impuestos de los que les corresponderían durante 10 años.

Cortés indicó que esta reducción de impuestos “permite que alguien compre una casa de $400.000 y pague menos impuestos que las personas que viven en Hunting Park, que los latinos que viven en Hunting Park”.

“Luego los latinos envían a sus hijos a la escuela”, dijo Cortés. “Y esa persona que compró una casa de $400.000 no paga impuestos para que los niños de nuestra ciudad vayan a la escuela”.

Mientras tanto, los partidarios de esta reducción de impuestos argumentan que esta medida es necesaria para atraer a inversores, para que consideren la posibilidad de invertir en Filadelfia, puesto que la ciudad es uno de los mercados de construcción más caros del país.

Si te preocupa que tu vecindario sucumba a la gentificación, Cortés cuenta con su propio indicador: “Sabes que estás en problemas cuando se solicita una licencia para crear un parque para perros”, comentó. “En ese momento perdiste el vecindario, porque ya hay un grupo organizado que siente que es más importante tener un parque para sus animales que para los jóvenes que forman parte de la comunidad”.

“La mayoría de nuestros vecindarios carecen de parques”, continuó Cortés. “Pedir uno para perros es una demanda propia de una clase económica determinada”.

¿Otra política de la ciudad con la que el reverendo también se muestra crítico?: El impuesto a las bebidas azucaradas. Puesto que el Norte de Filadelfia tiene el mayor porcentaje de bebedores diarios de soda en la ciudad, considera que este gravamen de 1,5 centavos por onza carga desproporcionadamente contra los residentes y negocios de esos vecindarios o, como Cortés dijo, “gente negra y morena”; mientras que los beneficios de ese impuesto, incluidas las iniciativas educativas como PHLpreK y los esfuerzos de revitalización, se redistribuyen por toda la ciudad.

“La redistribución se produce de los pobres a los ricos”, dijo Cortés, criticando al alcalde Jim Kenney y al Ayuntamiento de Filadelfia por promulgar esta legislación.

“’Tiene sentido desde un punto de vista económico’, eso es lo que argumentan”, explica Cortés. “¿Lo es? ¿Para quién? ¿Para los residentes actuales o los que quieren tener en el futuro? Obviamente se refieren a estos últimos”.

¿Qué se puede hacer?

En lo relativo a la gentrificación, cuando se le preguntó si creía que los funcionarios de la ciudad tenían buenas intenciones pero estaban haciendo un planteamiento incorrecto, Cortés respondió: “Ellos saben lo que está sucediendo, así que solo puedo suponer que quieren que suceda. La política social no puede obviar del efecto que sus medidas tendrán”.

El reverendo afirmó que “los más desfavorecidos de Filadelfia” debe ser considerados parte del crecimiento de la ciudad, no ser expulsado. “No contar con un programa específico es malicioso”, dijo Cortés. “Es deliberado porque sabes lo que va a suceder”.

Una solución por la que Cortés aboga, pues cree que puede evitar la gentrificación de la comunidad hispana, es la implementación de una suspensión de esa reducción del impuesto a la propiedad en ciertos vecindarios como Hunting Park.

“¿Quieres construir una casa en nuestra comunidad? Paga impuestos para que nuestros hijos vayan a la escuela. No obtienes un descuento fiscal”, dijo. “Si podemos obtener la moratoria, los desarrolladores desistirán. Y si desisten, conseguiremos mantener nuestro vecindario “.

Además de dedicarse a cambiar la política de la ciudad, como líder de Esperanza, Cortés también trabaja para empoderar a los latinos de Filadelfia con oportunidades educativas y económicas para ayudar a estabilizar estas comunidades y sacarlas de la pobreza. El reverendo también hizo énfasis en la importancia de alentar a aquellos que se han beneficiado de los servicios de Esperanza a que regresen, ya sea para invertir en la comunidad o proporcionar oportunidades de networking y empleo a la próxima generación.

“Nuestro trabajo es ayudar a la gente a salir allá fuera y tener éxito”, dijo Cortés. “Entonces mi trabajo es hacerlos sentir culpables para que puedan devolver algo de dinero al barrio”.