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Los becarios del programa HSI Pathways to the Professoriate se reunieron al principio de marzo para presentar sus proyectos de investigación en una conferencia en la University of Pennsylvania. Foto: Darryl Moran / HSI Pathways to the Professoriate

Las voces latinas ganan presencia en la Academia

El programa HSI Pathways to the Professoriate quiere cambiar el rostro del profesorado en EE.UU y aumentar el número de latinos que cursan y completan…

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“Creo que en los Estados Unidos todavía hay lugares donde la gente de verdad piensa que por ser Latinx, o por ser latino o hispano, no se puede ser intelectual”. 

Esta es la opinión de Cisco Lopez, un estudiante mexicano-americano de último año en la Universidad Internacional de Florida. Pero Lopez demostrará que este mito despectivo no es cierto cuando este próximo otoño empiece un doctorado en Literatura Comparada en Emory University, Atlanta, y de sus primeros pasos para convertirse en profesor académico. 

Diversificar el sector académico y cambiar las expectativas de los estudiantes latinos de la forma que ha hecho Lopez es exactamente el objetivo de HSI Pathways to the Professoriate, un programa originado en el Centro Penn para Instituciones de Atención a las Minorías, en Filadelfia. Lopez es uno de los 30 becarios que participan en la primera edición del programa, seleccionados de tres Instituciones de Atención a los Hispanos (HSI, por sus siglas en inglés) de todo el país - Universidad Internacional de Florida, Universidad de Texas, El Paso, y Universidad de California, Northridge. Los becados reciben mentoreo, financiación y formación académica desde su penúltimo curso universitario hasta el primer año de su programa doctoral. 

Dotado de una subvención de 5.1 millones de dólares a cinco años a cargo de la Fundación Carnegie Mellon, el programa Pathways to Professoriate fue diseñado por la Dra. Marybeth Gasman, directora del Centro Penn para Instituciones de Atención a las Minorías, y el Dr. Andrés Castro Samayoa, profesor de la Lynch School of Education, Boston College, para “ponerse manos a la obra en lo que se refiere al número de latinos en academia que se convierten en profesores”, dijo Gasman ante el hecho de que el 76% del profesorado estadounidense es blanco.

Nuevas realidades

“Cuando me presentaron el programa, en otoño de 2016, fue cuando me dije : ‘Oh, vaya, esto es algo que realmente podría hacer’”, dijo Lopez, y explicó que el programa le ha ofrecido el apoyo emocional y académico necesario para ganar confianza en sí mismo a la hora de tomar la decisión de alargar sus estudios.

Según Samayoa, uno de los co-investigadores principales del programa, afirmar que los Latinx también pueden emprender la vía hacia los estudios de PhD es básico para cambiar el hecho de que solo el 4% del profesorado en todo el país sea latino.

Los profesores que “han compartido sus historias e identidades” pueden servir de inspiración para que otros estudiantes sigan sus pasos, explicó Samayoa. Él mismo recuerda que conectar con un profesor de Guatemala cuando era un estudiante universitario de El Salvador le llevó a dejar los estudios científicos atrás para emprender un doctorado en Humanidades.

“No se trata solo de decir “fantástico, vamos a tener  más profesores de color en las facultades, sino de cómo su presencia puede realmente transformar y mejorar la educación”, dijo. 

Contribuir de vuelta 

Lola Esmieu, directora administrativa y co-directora de investigación del programa, es la responsable de unir y coordinar todos los movimientos vinculados a los tres HSI y a los cinco centros de investigación — University of Pennsylvania, New York University, University of California, Berkeley, University of California, Davis, y Northwestern University — que participan en el programa. Esmieu explicó la satisfacción que le produce a nivel personal y profesional ver cómo los becados del programa tienen éxito y son aceptados en programas de PhD. 

“En parte, siento como si el estudiante que se beneficia del programa fuera yo. Yo misma atendí a una Institución de Atención a los Hispanos, también en la rama de Humanidades, y a menudo les comento a los becarios que ojalá hubiera existido un programa como este cuando era estudiante, porque nunca pensé que ser profesora era una opción real para mi, al menos no me lo planteé hasta mucho más adelante en mi carrera”, explicó Esmieu, quien actualmente cursa el segundo año en el programa de doctorado en Educación de la Universidad de Pensilvania. 

“Siempre habrá alguien que ocupe los puestos donde hoy se sientan ellos, o en los puestos donde una vez me senté yo, quienes les mirarán y dirán: ‘Wow, yo quiero ser como usted cuando sea mayor’”, dijo Esmieu sobre el impacto que tienen los actuales becarios. 

Algunos dicen que ya están rompiendo barreras. 

“Creo que solo por el hecho de estar en una clase puedo enseñar a otras latinas que es posible”, explicó Maria Ahumada, becaria y estudiante de último año en la Florida International University. 

Ahumada está sopesando opciones para el año que viene, incluyendo aceptar un programa de doctorado en literatura inglesa totalmente becado en la Universidad de California en David,   donde podría continuar su investigación sobre literatura Latinx. 

Para Ahumada, es importante mantenerse dentro del ciclo de mentoreo a otros estudiantes latinos. 

“Amo tener gente a mi alrededor y ser capaz de empoderarlos, de motivarlos, así que me encantaría poder continuar haciendo lo mismo durante mi experiencia como estudiante de doctorado”, añadió.

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