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DNC 2016: ¿Una economía que funcione para todos?

“Estamos frente a unas elecciones marcadas por dos visiones muy diferentes: Trump habla de promover la división; Clinton habla de unificar, de permanecer…

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Lo primero que he visto esta mañana al llegar al centro de Convenciones de Filadelfia – donde transcurren las sesiones matutinas de la DNC - ha sido a un niño de rostro soñoliento con el pelo despeinado, vestido con una camiseta de los X-Men y un pantalón estampado con calaveras, intentando colarse por la entrada para periodistas. “¿Acreditación, por favor?”, le ha espetado el agente de seguridad. Él ha señalado su camiseta y ha preguntado si los X-Men servían como acreditación, pero al ver que el agente no cedía, ha dado media vuelta y ha desparecido.

Una hora después, me he encontrado al mismo niño en el interior del recinto. Iba en compañía de su padre, Bill Garrity, un profesor de primaria de North Carolina que ha venido al DNC para denunciar la corrupción endémica que, según él, salpica desde hace años el Congreso de los Estados Unidos. “Si gana Hillary Clinton todo continuará igual, el sistema capitalista actual perpetúa la corrupción entre los congresistas, las grandes empresas y Wall Street, y acaban pagando siempre las clases medias”, me confiesa Bill, mientras sus hijos corretean a nuestro alrededor. Bill se ha enganchado en la camiseta una pegatina en pro de los derechos humanos en Palestina y en la muñeca luce un tatuaje con el rostro de Bernie Sanders, el candidato demócrata más progresista, que competía con Hillary Clinton para ser nominado a las presidenciales.  Ahora, a Bill le da igual si gana Donald Trump o Hillary Clinton. “Los dos son igual de malos. Uno gana votos con argumentos racistas y la otra, con argumentos de bolsillo”, asegura.

Sin embargo, Hillary Clinton ha prometido que uno de sus objetivos prioritarios si sale elegida presidenta será garantizar  ‘una economía que funcione para todos, y no solo para los que están arriba”. Así lo recordó su secretario de comunicación, Brian Fellon, en la rueda de prensa celebrada a primera hora de la mañana del lunes. Fellon insistió en que el plan de Clinton pasa por fomentar el crecimiento económico mediante la creación de nuevos empleos y la mejora de los salarios, con el fin de conseguir un reparto más justo de la riqueza entre la población.

“Estamos frente a unas elecciones marcadas por dos visiones muy diferentes: Trump habla de promover la división; Clinton habla de unificar, de permanecer juntos, de construir un mejor futuro para nuestras familias”, declaró Rocío Saénz, vicepresidenta ejecutiva del SEIU, el Sindicato Internacional de Empleados de Servicio, un organismo que defiende los derechos de los trabajadores inmigrantes. Sáenz, una emigrante mexicana que empezó su carrera profesional aceptando empleos mal pagados en Los Angeles, fue una de las participantes más destacadas del Caucus hispano, una serie de encuentros paralelos al DNC que reúne a los delegados demócratas y otras personalidades influyentes de la comunidad latina para debatir las futuras líneas de actuación del partido.

Más allá de confirmar su apoyo incondicional a Hillary Clinton, Sáenz mostró su preocupación por el futuro de los más de cinco millones de inmigrantes latinos indocumentados trabajando en el sector servicios, en caso de que gane Trump. También insistió en la necesidad de aumentar los sueldos y de luchar por el salario mínimo de 15 dólares la hora  para garantizar que los inmigrantes empleados en cadenas de comida rápida como McDonald’s puedan llevar una vida digna “y no tengan que elegir entre comprar comida a sus hijos o pagar el alquiler”, insistió Sáenz. “Subir los salarios mínimos es una condición necesaria para mantener en crecimiento no solo nuestra economía, sino también nuestra democracia, y Clinton es la candidata que se ha comprometido a llevarlo a cabo”, dijo la activista.  

Otra delegada latina que ha confirmado su apoyo incondicional a Hillary Clinton es Lily Eskelsen García, presidenta de la National Education Association (NEA), asociación que representa a más de tres millones de educadores de todo el país. Hija de una inmigrante panameña y casada con un mexicano, Lily explicó a los participantes del Caucus que cuando su madre se instaló en Utah, “dejó de hablar en español porque la gente la miraba mal. “Ni siquiera enseñó el español a sus hijos”, explicó Lily, convencida de que la llegada de Hillary Clinton puede suponer un enorme avance en la reforma de los sistemas educativo y de la inmigración. “La población necesita entender que ser bilingüe es una gran riqueza, y no un prejuicio para desconfiar de alguien”, insistió la presidenta del NEA.

Mientras los vítores en favor de Hillary Clinton se repetían en el Caucus latino, fuera,  en la calle, los fans de Bernie Sanders retaban un calor sofocante ondeando pancartas y banderas junto a ecologistas y activistas anti-guerra que acusan a Hillary Clinton de haber metido a Estados Unidos en conflictos sin salida, como Irak, Yemen o Siria. “Lo mejor del DNC es que da una oportunidad para que la gente pueda ejercer uno de los derechos más preciados de la cultura de nuestro país: el derecho a debatir”, opina Andrew Esparza, un artista de California que ha venido a Filadelfia para acompañar a su esposa, delegada demócrata del estado de Ohio. Su barba blanca y su aspecto hippie llaman la atención en el mar de blazers oscuras y elegantes vestidos de verano que entran y salen del centro de convenciones. “Ayer estuve en una fiesta hasta las tantas de la noche. Y muchos de los speakers y delegados que ves por aquí también”, sonríe.