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Edgardo Miranda: Dibujante boricua al rescate

Edgardo Miranda: Dibujante boricua al rescate

Un traje con los colores de la bandera de Puerto Rico cubre su cuerpo al completo. No lleva tacones de aguja, aunque sí luce capa y posee superpoderes. Pero…

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Un traje con los colores de la bandera de Puerto Rico cubre su cuerpo al completo. No lleva tacones de aguja, aunque sí luce capa y posee superpoderes. Pero por encima de todo, llega cuando su país más la necesita. Hablamos de La Borinqueña.

Los superhéroes surgen cuando el mundo más los necesita y, en este momento, Puerto Rico podría usar su propio defensor con capa.

Conozca a La Borinqueña. Ella es dura, está orgullosa y es definitivamente boricua.

Creada por el ilustrador y colaborador de Marvel Edgardo Miranda-Rodríguez, La Borinqueña no es la típica heroína que uno pueda encontrarse en los cómics o en la gran pantalla. No es blanca y no va ligera de ropa. Tampoco es fruto de una campaña de marketing corporativo.

En lugar de ello, La Borinqueña es totalmente independiente, actúa envuelta en los colores rojo, blanco y azul de la bandera de Puerto Rico, y es una mezcla entre una activista social y la chica de al lado.

“Pensé en todas las mujeres de mi vida... como mi madre, mi hermana... y empecé a pensar que debía crear un personaje del propio barrio”, confiesa Miranda-Rodríguez.

Nativa de Brooklyn, el verdadero nombre de La Borinqueña es Marisol Ríos de la Luz. Ella está en su último año en la Universidad de Columbia y vive con sus padres, aunque desbloquea sus poderes tras su primera visita a Puerto Rico. Allí, Marisol, nombrada en honor de la hermana de Miranda-Rodríguez, descubre que puede volar como un huracán y teletransportarse a cualquier parte del mundo. Su fuerza rivaliza con la de los océanos.

Al igual que Miranda-Rodríguez, La Borinqueña es una activista social de corazón. Este nativo de Nueva York organizó, protestó e incluso fue expulsado del National Puerto Rican Day Parade cuando era un veinteañero. A medida que se hacía mayor, el ilustrador en ciernes comprobó que Puerto Rico continuaba luchando contra una economía de contracción y la falta de soberanía política. Una situación que le corroía hasta que encontró una nueva manera de hablar a través de los libros de historietas.

“Quería crear algo positivo, algo inspirador”, dice Miranda-Rodríguez. “Me sigo diciendo a mí mismo [La Borinqueña] es solo un libro de historietas, pero la gente realmente necesita algo para sostenerse”.

Miranda-Rodríguez comenzó a coleccionar cómics cuando era un niño. Pagó por ellos con cualquier dinero que pudiera obtener a través de la venta de botellas de plástico y de dibujos de historietas para sus amigos. Por suerte para él, los cómics solo costaban $0,50 en aquel momento. Dentro de sus páginas Miranda-Rodríguez encontró consuelo en la lucha diaria de la vida de un latino pobre que creció en la ciudad de Nueva York, donde se enfrentó con frecuencia a la violencia y la discriminación.

Se refiere a su temprano amor por los libros de historietas como “escapismo puro”, pero la necesidad de buscar algo mejor se sentía muy real en aquel momento y continúa dando forma a sus creaciones. Muchos de los personajes de Miranda-Rodriguez son de naturaleza biográfica. Tanto él como La Borinqueña son del mismo barrio y ambos provienen de familias de bajos ingresos que luchan por alcanzar el sueño americano. Al igual que La Borinqueña, la familia de Miranda-Rodríguez no tenía dinero para las vacaciones, por lo que de niño solo conoció  Puerto Rico a través de amigos y familiares. La isla adquirió una cualidad casi mítica hasta que su madre se casó y trasladó a la familia al pueblo natal de su marido, en Puerto Rico.

Pasar de una gran ciudad a la mitad de una pequeña isla fue difícil para Miranda-Rodríguez. El único consuelo que tuvo la mayor parte de ese tiempo fue su preciosa colección de cómics, que arrastró a través del Océano Atlántico en una caja.

“Me gustaría volver a leerlas y volver a dibujarlas constantemente”, dice. “Traté de mantenerlos en las mejores condiciones, para todavía poder disfrutar de ellos”.

Finalmente, su madre se divorció y la familia entera se mudó a otra parte de Puerto Rico. Fue allí, en la pequeña ciudad de Ceiba donde Miranda-Rodríguez encontró la inspiración para otro personaje.

 

A Miranda Rodríguez la pasión por el mundo del cómic (ahora convertida en profesión) le viene desde la infancia. En la imagen superior, el dibujante posa con una edición de The New Mutants. Archivo particular.
 

A principios de este año, Miranda-Rodríguez reveló que el personaje de Marvel bautizado como Groot, un árbol muy querido que robó los corazones de los fans de la película “Guardians of the Galaxy”, es de ascendencia puertorriqueña. Este personaje arborescente, al que solo se le conocen dos simples palabras: “Soy Groot”, es la estrella de un nuevo cómic: “Guardians of Infinity 3”, en el que Groot une fuerzas con Thing, de los Fantastic Four, para derrotar a un malvado villano en la ciudad de Nueva York.

El villano, llamado Plantman, posee a Groot y lo convence para volverse contra Thing. La única persona que puede salvar a Groot es la abuela Estela, una matriarca de Puerto Rico que educa a Groot sobre sus antepasados: las ceibas sabias y antiguas, que se encuentran hoy en día en toda América Latina y el Caribe.

La idea de crear un superhéroe vinculado a la herencia no es algo nuevo para Marvel, cuyo popular personaje Thor está directamente relacionado con un dios nórdico del mismo nombre. Sin embargo, Groot, la Abuela Estela y ahora La Borinqueña hablan a una audiencia americana singular, cuya diversidad no puede ser exagerada.

La experiencia de Miranda-Rodríguez de crecer con una madre soltera le enseñó mucho sobre el poder de las mujeres, especialmente las que viven con ingresos limitados o las que luchan por algún tipo de justicia en el mundo. Se inspiró en esas personas, y en realidad nunca entendió por qué Wonder Woman, por ejemplo, luchaba contra el mal en tacones de aguja y con bustiers.

“Qué raro se vería si Superman tuviera algo más que sus pies y sus manos expuestas”, bromea Miranda-Rodríguez. “Eso no tendría sentido. El traje de Wonder Woman no tiene sentido”.

La llegada de La Borinqueña no es casual, Puerto Rico sigue haciendo frente a una agobiante deuda de $70 millones. Y el territorio de EE.UU. se vio fuertemente afectado, de nuevo, hace dos fines de semana cuando un hombre armado mató a 49 personas en el interior de un club nocturno de Orlando. Al menos la mitad de las víctimas eran de Puerto Rico.

Miranda-Rodríguez estaba ocupado preparándose para dar a conocer a La Borinqueña durante el desfile del Día Nacional de Puerto  Rico cuando se enteró de la matanza. De pronto, la idea de traer un superhéroe a la vida tomó una nueva importancia. Para ello, eligió a una mujer joven cuya vida encarnase la esperanza y la positividad de La Borinqueña.

Diseñadores de Puerto Rico fueron los encargados de crear el traje que luce la superheroína bautizada como La Borinqueña.
©2016, Somos Arte, LLC. Illustrated by Rags Morales and digitally painted by Emilio Lopez.
 

Stephanie Llanes tiene 28 años de edad y es de Santurce, Puerto Rico. Recientemente se graduó de la Universidad de California en la Escuela de Derecho de Berkeley, pero tiene historia en la música. Bajo el nombre artístico de Felina, lanzó dos álbumes de reggaeton en inglés antes de comenzar su educación superior.

“Cuando tenía 19 años, las decisiones morales... me llevaron a dirigir mi vida en una dirección diferente”, dijo al New York Daily News.

Cuando no está ocupada siendo una superheroína, Llanes estudia para el examen de abogacía, y tienes planes de empezar a trabajar en el Center for Constitutional Rights en el mes de septiembre. Al igual que Miranda-Rodríguez y ahora La Borinqueña, Llanes es muy activa en el movimiento Black Lives Matter y Oscar López Rivera. Este último está actualmente cumpliendo una pena de prisión de 34 años en los Estados Unidos tras ser condenado por hacer una llamada violenta a la lucha por la independencia de Puerto Rico a finales de 1970 y principios de los 80.

Miranda-Rodríguez contrató a un equipo de diseñadores de vestuario de Puerto Rico para crear el ‘look’ de La Borinqueña para el desfile. Quería mantener su atuendo auténtico para los fans de los superhéroes, pero también inspirador para una nueva generación de luchadores sociales.

“Ahora más que nunca necesitamos una heroína”, explica Miranda-Rodríguez. “Necesitamos un símbolo, algo que nos inspire, algo que se pueda usar como una plataforma para tomar este complejo discurso económico y político y traducirlo de una manera que cada abuela, abuelito y cada niño puedan entender”.