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Photo: Carlos Giusti / Archivo AP
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Puerto Rico seguirá siendo un “campo de minas” hasta 2031, según un reciente informe

Con machetes y drones, el ejército estadounidense trata de eliminar las bombas, granadas y cohetes que sembró en Vieques y Culebra cuando eran “su campo de…

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Son minúsculos oasis de arena blanca y aguas prístinas, pero hubo un tiempo en que las islas de Vieques y Culebra, en Puerto Rico, eran el Coney Island de la Marina estadounidense. 

Ambas islas fueron utilizadas durante años como campos de entrenamiento militar, reubicando a su población en otros lugares. Aún hoy siguen sorprendentemente sembradas de municiones, tanto que es posible que tarden tres décadas en eliminarlas, según un informe federal publicado el pasado viernes. 

"Los desafíos incluyen la logística, la topografía y el medio ambiente de las islas, y las preocupaciones de seguridad en torno al manejo de municiones sin explotar", dice el informe, que destaca que en Vieques cuentan además con la desconfianza de la comunidad hacia el ejército. 

A lo que debe incluirse la decepción de los boricuas, ya que, según el Departamento de Defensa y el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos, encargados de la limpieza, la apertura de muchos senderos y playas en ambas islas podría retrasarse hasta 2031, con un coste adicional de más de 400 millones de dólares, declaró la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno de los EE.UU.

Hasta ahora, los militares han retirado de Vieques, donde se operaba un campo de entrenamiento de 14.500 acres hasta 2001, en torno a 32.000 bombas, 12.000 granadas y 1.300 cohetes desde enero de 2020. Mientras que en Culebra, que el ejército abandonó en 1975, las municiones sin explotar encontradas ascienden a más de 5.000.

Incluso bajo el agua se esconde el peligro. Ya que, según la Marina, algunas áreas profundas del agua que baña Vieques han sido identificadas como un sitio de Superfondo, donde se cree que hay contaminantes como el napalm, el uranio, el plomo o el mercurio.

Aunque la Marina espera que unos 5.000 acres de Vieques puedan abrirse al turismo este año 2021, en el caso de Culebra es muy diferente: de los 15 emplazamientos militares del islote, 14 estarán cerrados una década o más, dijo la GAO.

El turismo afectado

A lo largo de los años, algunos turistas e isleños han resultado heridos a causa del encuentro de proyectiles enterrados.

Aunque el gobierno boricua y sus habitantes son bien conscientes del peligro que entrañan estas rutas y playas, la economía boricua amenaza con resentirse con la demora. 

Sobre todo porque, si bien el sector turístico boricua sólo supone el 7% de la economía de todo el territorio estadounidense, las playas de Vieques y Culebra atraen a decenas de miles de turistas anualmente y esperaban que fuera un salvavidas para hacer frente a una crisis que parece indefinida.

Por otro lado, también está en juego la salud medioambiental de ambos enclaves puertorriqueños y se cuestiona hasta qué punto tanto las acciones militares pasadas como estas tareas de limpieza suponen un riesgo para el paisaje y su gente -el pasado 2020, la Agencia de Protección Medioambiental concedió una subvención a la Universidad de Massachusetts para evaluar los efectos.

De hecho, numerosos lugareños culpan al gobierno de Estados Unidos de sus problemas de salud y que hasta finales de este año no se empezarán a utilizar cámaras de detonación cerradas -algo que los boricuas llevan reclamando hace más de una década.

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