El mundo no va, como suele decirse, sobre ruedas. México ya es el tercer país del mundo en número de contagios y sólo el día de ayer batió su propio y negro récord con más de 9.000 casos en un día -ya acumula cerca de 440.000 casos y 48.000 muertes-. 

Ante este panorama, a veces hay iniciativas que tratan de facilitar el trabajo a los sanitarios mexicanos, que enfrentan a la lucha contra el virus a muchos niveles -en primera línea, tratando los contagios, y en la calle, intentando superar el estigma de quien los considera, por su exposición, un terrible peligro-. 

Dos organizaciones mexicanas, Bicitekas y Alcaldía de la Bicicleta han lanzado un nuevo concepto de transporte para los sanitarios que tienen problemas incluso para tomar un bus: Las ‘recicletas’.

Consiste en reciclar, restaurar y regalar bicicletas al personal de los hospitales para que puedan moverse de forma segura por la ciudad. Hasta la fecha, apunta EFE, ya hay más de un centenar de ‘recicletas’ en manos de los profesionales de bata blanca y 200 más van en camino. 

No es una idea nueva, la bicicleta se impuso como medio de transporte en Ciudad de México para evitar el riesgo de contagio en trenes, metros -un transporte que usan diariamente cinco millones de personas- y autobuses, y tanto el personal de los hospitales y los laboratorios consideran el pedaleo mucho más seguro.

"El uso de la bicicleta ha ido en aumento desde hace más de 10 años y por cuestiones inherentes a la pandemia ese uso seguirá en aumento", dijo a Efe Luis Franco, administrador de Bicitekas.

De hecho, el Gobierno de DF ha facilitado y premiado este modo de transporte desde el pasado junio y como parte de la nueva normalidad, creando carriles bicis como el que se ha diseñado en la avenida Insurgentes, que recorre la ciudad de norte a sur.

La iniciativa surgió hace unos tres meses, cuando Bicitekas y Alcaldía de la Bicicleta realizaron un llamado en sus redes sociales para que los ciudadanos donasen sus viejas bicicletas o piezas en buen estado a fin de regalarlas a los sanitarios. 

"Vamos a entregar el número de piezas que nos sea posible", dijo Franco, quien recordó que trabajan con muy limitados recursos y por eso necesitan la ayuda de todos.  

Trabajo es costoso y no está remunerado -cada bicicleta toma de entre dos a seis de reparaciones dependiendo del estado-. Sin embargo saben que la pandemia es una oportunidad para potenciar el uso de este transporte sostenible en detrimento de los automóviles, que generan un 60% de la contaminación atmosférica en el Valle de México.