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Avistamiento de galletas de la fortuna en un centro comunitario en La Boca, Argentina. Foto: Gentileza Sonia Becce/Santiago Orti.
Avistamiento de galletas de la fortuna en un centro comunitario en La Boca, Argentina. Foto: Gentileza Sonia Becce/Santiago Orti.

Galletas de la fortuna para tiempos de pandemia

Treinta años después de que fueran “horneadas” por la mente del artista cubano Félix González-Torres, sus galletas de la “buena” fortuna regalan optimismo por…

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El pasado 25 de mayo, los ciudadanos de La Boca, en Argentina, fueron testigos de la llegada montones de galletas de la fortuna que se repartían gratuitamente entre la multitud. La gente que las partía antes de que comérselas para leer su mensaje se topaba con una frase de tan buena fortuna que el día les mejoraba de un plumazo. También ocurrió en otras muchas ciudades y países, un aluvión de fabulosas noticias sobre el futuro de la gente en los momentos más negros de una pandemia.

Ocurrió en una playa en Río, en un establo en Florida, en un bosque de Finlandia o en el aeropuerto de Shangai. Galletas, galletas y más galletas de la suerte que llegaban a través de un agujero en el espacio-tiempo. Un agujero cuyo origen estaba en la honda pena que sintió un artista por la muerte de su amante fruto de otra epidemia, el VIH, pero de eso hacía 30 años.

En 1990, el artista cubano Félix González-Torres realizó una obra titulada Untitled Fortune Cookie Corner, que consistía en una instalación donde se apilaba una montaña de galletas de la fortuna. Como hizo en otras piezas, en donde amontonaba caramelos o rollos de papel, este rincón de la suerte aludía a “la capacidad de inmortalizar a través de la regeneración, aumentada por la experiencia de la pérdida”, explicaron los galeristas Andrea Rosen y David Zwirner.

Fue a ellos a quienes se les ocurrió la idea de devolver esta muestra a la vida durante la pandemia de COVID-19 y repartir fortuna devolviendo el arte al espacio público y la gente, como habría hecho el enigmático González-Torres. 

La exposición consiste en que unas mil personas -un grupo diversos e internacional- debían llevar un pedazo de la obra a una ciudad y seguir unos parámetros específicos que se iniciarían con entre 240 y 1000 galletas de la fortuna colocadas en el lugar que ellos eligieran y cómo quisieran. 

Las personas que se topasen con la obra podrían llevarse las galletas y los participantes tendrían que ir “regenerándolas” para que siempre hubiera el número de galletas inicial.

"Pensé en esa frase de Freud: 'Nos preparamos para nuestros miedos más grandes con el objeto de debilitarlos'. Yo estaba perdiendo a Ross, de modo que quise perderlo todo para enfrentarme con ese miedo y quizás aprender algo de él. Así que quise perder también la obra, eso que era tan importante en mi vida. Quería aprender a dejarla ir", explicaba el difunto González-Torres en su día respecto a Untitled Fortune Cookie Corner.

El proyecto empezó el pasado 25 de mayo y concluirá el próximo 5 de julio. Estén atentos a las esquinas de sus ciudades, nunca se sabe dónde puede estar la suerte.

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