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Imagen del ensayo fotográfico 'Lotes - Covid-19'. Photo: Gabriela Delcin Pires.
Imagen del ensayo fotográfico 'Lotes - Covid-19'. Photo: Gabriela Delcin Pires.

FOTOGRAFÍA: Para entender cómo es morir de COVID-19 en Brasil, sobran las palabras

Difuntos embalados y con códigos de barras. La durísima crítica de la fotógrafa Gabriela Delcin Pires a la 'necrodictadura' de Jair Bolsonaro durante la…

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"Cuando la vida se trata como mercancía, los nombres se convierten en números, los motivos se pierden, la vida se convierte en datos, se convierte en estadísticas", dice Gabriela Delcin, cuyo último proyecto retrata las muertes de ciudadanos brasileños durante la pandemia en el ensayo fotográfico ‘Lotes - Covid-19’.

Instantáneas crudas en las que las personas aparecen envueltas en plásticos y etiquetadas con códigos de barras como si estuviesen expuestas en el lineal de un supermercado. En las descripciones aparecen los motivos del fallecimiento: “Médico”, “la economía no podía parar”... O bien el lugar donde las víctimas contrajeron la enfermedad: “En el trabajo”, “en la fiesta de cumpleaños de su madre”.

"El arte para mí es una forma de tratar con lo que no puedo tratar. Durante esta crisis de COVID-19, surgió la idea de este ensayo como una crítica a la forma en que se ha tratado la pandemia en Brasil, y también como una forma de mostrar a través del arte la gravedad del problema para la gente", explicó la fotógrafa.

Para la artista existen dos muertes, la natural, la que nos acompaña siempre como una consecuencia de la vida, y la “muerte de la humanidad”. 

La humanidad, asegura, “nos transforma en humanos, nos hace sentir y actuar en comunidad”.

La artista y diseñadora residente en Sao Paulo organizó una exposición virtual del duro ensayo el pasado mayo para concienciar a la gente sobre la gravedad de la pandemia, aunque la idea original la ha acompañado desde hace un año, cuando realizó una indagación sobre los derechos humanos.

Las personas que aparecen en la fotografía no son difuntos reales, sino miembros de su familia, asegura, con los que pasó la cuarentena. 

Brasil es uno de los países más afectados por la pandemia, que recién el miércoles registró más de 1.400 fallecimientos a causa del virus, la cifra más alta del último mes. De esa forma, eleva el número de muertes a 97.256.

Mientras tanto, el presidente del país, Jair Bolsonaro, sigue tomando medidas no para proteger a sus ciudadanos sino a la economía, con sonados anuncios como el veto el pasado martes a un proyecto para entregar alrededor de 900 dólares de ayuda a los trabajadores sanitarios que han quedado incapacitados a causa del coronavirus. 

Bolsonaro parece demostrar nuevamente que la forma en que se vive es directamente proporcional a cómo se muere, o mejor dicho, que quienes más tienen pueden vivir como quieran mientras que a los demás no les queda otra opción. Tanto el mandatario como algunos de sus ministros ya forman parte de los infectados por coronavirus, pero se niegan a tomar medidas que pongan a salvo a la población, mientras se enfrentan a graves conflictos con la comunidad internacional y mantienen un “presidencialismo de confrontación” que unido a la epidemia y los conflictos entre poderes llevará al país a una grave crisis social, según auguran expertos como la doctora  en Ciencias Políticas de la Universidad de Río de Janeiro, Renata Albuquerque. 

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