LIVE STREAMING

Obsesión por éxito de jóvenes atletas pone en riesgo su salud

Expertos alertan sobre los peligros físicos y emocionales del aumento desmedido en la exigencia hacia los niños deportistas.

MÁS EN ESTA SECCIÓN

Luto en Colombia

Piñatas para todos

Un latino en las estrellas

Un verdadero líder hispano

Embajador cultural latino

El G.O.A.T. llega a Fili

In Unison exposición

COMPARTA ESTE CONTENIDO:

 

Motivados por padres de familia y entrenadores, muchos con visiones de gloria y becas, demasiados atletas jóvenes están siendo empujados – o se empujan a sí mismos – al punto de un colapso nervioso físico y, a veces, emocional.

Las estadísticas citadas por Mark Hyman en su libro “Hasta que duela: La obsesión de EE.UU. con el deporte juvenil y cómo lastima a nuestros hijos” (“Until It Hurts: America’s Obsession With Youth Sports and How It Harms Our Kids”), de hecho son aleccionadoras: “Cada año, más de 3,5 millones de niños menores de 15 años requieren de tratamiento médico por lesiones deportivas, la mitad de las cuales son el simple resultado de uso excesivo”.

Las lesiones son apenas una parte del problema, escribió Hyman. A medida que los adultos se involucran cada vez más, notó, “con cada temporada que pasa los deportes juveniles, al parecer, se apartan progresivamente de su misión fundamental relativa a suministrar una recreación saludable, segura y que forme el carácter de los niños”.

El problema fue puesto de relieve tres años atrás por el Consejo de Medicina Deportiva y Bienestar Físico de la Academia Estadounidense de Pediatría. En un informe publicado en la revista de la academia, Pediatría, el Dr. Joel S. Brenner escribió: “Las lesiones por uso y entrenamiento excesivos y agotamiento entre atletas infantiles y adolescentes constituyen un problema en aumento en Estados Unidos”.

El objetivo de la participación juvenil en el deporte, dijo el consejo, “debería ser el de fomentar la actividad física a lo largo de la vida, recreación y habilidades de la sana competencia”.

“Para mala fortuna”, proseguía, “con demasiada frecuencia el objetivo se desvía hacia los objetivos del adulto (padres y/o entrenador), ya sea implícita o explícitamente. A medida que más atletas jóvenes se están volviendo profesionales a edades más tempranas, la presión es mayor por capturar una rebanada del pastel profesional, para obtener una beca escolar o para entrar al equipo olímpico”.

No obstante lo anterior, la mayoría de los atletas jóvenes y sus padres no logran darse cuenta que dependiendo del deporte, solamente un diminuto porcentaje – dos a cinco de cada 1.000 atletas de bachillerato – alcanza alguna vez el estatus profesional.

El Dr. James R. Andrews, cirujano deportivo, dijo que actualmente atendía cuatro veces más lesiones por uso excesivo en deportes juveniles en comparación con hace cinco años, al tiempo que más niños están teniendo que ser sometidos a cirugías actualmente por lesiones crónicas a causa de los deportes.

Uno de los principales factores en el aumento de la tasa de lesiones es el énfasis actual en jugar un deporte a lo largo de todo el año, lo cual no deja tiempo para que los músculos y articulaciones se recuperen del inevitable microtraumatismo que ocurre durante la práctica y juego. Con la especialización cada vez mayor, tampoco hay un entrenamiento mixto que permitiría que otros músculos se fortalecieran y aligeraran la carga.

Incluso cuando un deporte se practica por temporadas, la práctica diaria puede dar como resultado algunos problemas. El consejo de pediatría de Estados Unidos recomienda que los atletas jóvenes “tengan al menos uno a dos días libres por semana de la práctica competitiva, entrenamiento específico de un deporte y práctica competitiva a fin de permitirles que se recuperen tanto física como psicológicamente”. Este grupo también recomienda que niños y adolescentes jueguen solamente en un equipo por temporada y tomen unas vacaciones de dos o tres meses de un deporte específico cada año.

Sin consideración a la edad del atleta, el juego con dolor es una mala idea. El dolor es la señal del cuerpo para indicar que algo está mal. Si lo pasa por alto es probable que empeore cada vez más, y la lesión podría volverse permanente. Busque un diagnóstico profesional y siga el consejo terapéutico. Después de un periodo de descanso prescrito por el médico, regrese gradualmente al deporte, incrementando el tiempo de entrenamiento, las repeticiones o la distancia en no más de 10% cada semana.

Los autores de Pediatría también sugieren que una posible indicación de agotamiento es cuando un atleta “se queja de problemas no específicos de tipo muscular o en las articulaciones, fatiga o pobre desempeño académico”. Es en este momento que se debería reevaluar la motivación del menor para continuar en el deporte.