México no es un país seguro para trabajar como periodista. El reciente asesinato del fotógrafo mexicano Ruben Espinosa —hallado muerto en su apartamento en el barrio de Narvarte de Mexico City— es desgraciadamente tan solo un ejemplo de la violencia a la que los periodistas tienen que hacer frente en el mundo. 

Espinosa, que trabajaba para la revista Proceso y dejó el estado de Veracruz debido al acoso que estaba sufriendo, es uno de los siete periodistas mexicanos que ha perdido la vida en México en lo que va de año.

El ataque terrorista a la revista Charlie Hebdo que se saldó con muerte de ocho de sus miembros convierte a Francia en el país con la mayor tasa de periodistas asesinados en el 2015.

Según Committee to Protect Journalists, 61 periodistas fueron asesinados en 2014. Siria fue el país en el que más profesionales del sector perdieron la vida —17 en total—; seguido de Ucrania e Irak, con cinco periodistas fallecidos cada uno. 

Cuatro personas fueron asesinadas en Somalia, así como en Israel y en los Territorios Ocupados de Palestina. En países como Brasil, Paraguay, Afganistan y Pakistan, la tasa de muertes en 2014 fue de tres periodistas. En el mismo periodo dos periodistas perdieron la vida en México y en la India.

En Guinea, Sudáfrica, la República Democrática de El Congo, Egipto, Libia, La República Centroafricana y Yemen ocho periodista fallecieron (uno en cada país).