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Adolescentes con una historia familiar de cáncer de mama no sufren un aumento de ansiedad o depresión. Exhiben una mayor autoestima y habilidades de afrontamiento.

Jovenes con una historia familiar de cancer de mama tienen un autoestima más alto

El cáncer de seno es la principal causa de muerte oncológica entre Latinas, sin embargo es esta población la que menos tiende a hacerse mamografías regulares. Los doctores temen que el acceso a la educación y a la salud puedan ser factores en esta contradicción que impacta a residentes en barrios de escasos recursos más que a otro tipo de centros urbanos. La mujer hispana continúa sin recibir el tratamiento oportuno y correcto para el cáncer de mama, en comparación con mujeres de otra ascendencia, de acuerdo a Cancer.org.

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El cáncer de seno es la principal causa de muerte oncológica entre Latinas, sin embargo es esta población la que menos tiende a hacerse mamografías regulares. Los doctores temen que el acceso a la educación y a la salud puedan ser factores en esta contradicción que impacta a residentes en barrios de escasos recursos más que a otro tipo de centros urbanos. La mujer hispana continúa sin recibir el tratamiento oportuno y correcto para el cáncer de mama, en comparación con mujeres de otra ascendencia, de acuerdo a Cancer.org. Esto significa que las Latinas están siendo diagnosticadas con estados cancerígenos mucho más avanzados que la mujer blanca promedio, debido al bajo índice de mamografías y los retrasos en el tratamiento tras un examen con resultados anormales. 

Aunque la falta de seguridad social es una de las razones más importantes de la disparidad en los registros de cáncer de mama en los Estados Unidos, otros factores también influyen. Incluso entre las mujeres con seguro, sólo el 70 por ciento ha tenido una mamografía reciente, de acuerdo a la organización Susan G. Komen.

Programas de intervención y seguimiento a pacientes sin tratamiento han demostrado reducir estos desfases en más del 50 por ciento, pero lograr que las mujeres se examinen sigue siendo un problema de accesibilidad y voluntad. 

La Dra. Angela R. Bradbury del centro Abramson para el Cáncer en la Universidad de Pennsylvania, considera que, para menguar la incomodidad del asunto, es necesario hablar a las mujeres jóvenes sobre el cáncer de mama incluso desde edad temprana. A través de un estudio reciente en la universidad, Bradbury encontró que las niñas adolescentes con un historial familiar de cáncer no sufren de depresión o ansiedad exacerbadas. Esto podría aliviar las preocupaciones que los padres sufren al discutir sus propios diagnósticos con sus hijos. 

“En general, las niñas con familias con historial de cáncer mamario parecieran hacer frente al asunto de mejor manera”, dice, “Sí se preocupan más sobre el cáncer de mama que sus compañeras, particularmente al hacerse mayores, pero eso no pareciera impactarles en términos de depresión, ansiedad o en un desajuste psicológico general”. 

La nueva investigación evaluó a 320 chicas entre las edades de 11 y 19 años. Más de 200 de ellas provenientes de familias con historial oncológico mamario. Los investigadores entrevistaron a las chicas y a sus madres, administrándoles test rutinarios para determinar sus ajustes psicosociales, la percepción del riesgo de cáncer de mama y el estrés específico a la enfermedad. 

Bradbury, como autora principal del estudio, estaba principalmente preocupada con la idea de examinar jóvenes. Existe un debate en la comunidad médica sobre cuándo deben comenzar a examinarse las mujeres en miras de detectar el cáncer de mama. El grupo de trabajo del Servicio Preventivo de los Estados Unidos recomienda mamografías cada dos años para mujeres mayores de 50 años. Estas guías de trabajo suscitaron controversia al recién publicarse hace algunos años, sobretodo entre médicos que consideraban que esperar hasta la edad media ponía muchas mujeres en riesgo. La Sociedad Americana de Cáncer ofrece un plan de trabajo diferente: recomiendan que las mujeres deben hacerse mamografías anuales una vez cumplidos los 40 años; a la edad de 45, las mujeres deberían escanearse anualmente y una vez pasados los 55 años debería ser al menos dos veces por año. 

Pero el equipo de Bradbury sigue interesado en si el examinar a mujeres jóvenes podría salvarles la vida a largo plazo. Ella dice que estos exámenes recientes que analizan la carga emocional al hablar sobre el cáncer de mama a adolescentes son un primer paso para determinar cuándo las mujeres deben empezar su proceso personal.

“Mucho de lo que preocupa al comenzar este estudio es que las chicas (con un historial familiar de cáncer mamario) pueden estar sufriendo emocionalmente”, dice la autora, “pero es posible que algunas chicas con cáncer en la familia puedan tener que desarrollar aptitudes a lo largo de la vida que conlleven a una mejor autoestima”.

Para todas las chicas que participaron en el estudio, la percepción del cáncer de seno aumenta a medida que crecen y que maduran mentalmente, y en términos de glándulas mamarias. Pero el riesgo percibido siempre estuvo más presente entre las chicas con cáncer mamario en la familia. 

“Las chicas con cáncer de seno dentro de la familia se preocupan mucho más sobre la enfermedad que sus compañeras, y eso no es realmente una sorpresa”, dice Bradbury, “No tenemos evidencia todavía de que la preocupación sea causal de daño, de hecho, puede ser hasta un factor motivador para adoptar una dieta más saludable o empezar a practicar un ejercicio”. 

El estudio de Bradbury es el primero de este tipo, sin embargo admite tener ciertas limitaciones. El grupo estuvo formado principalmente por pacientes actuales o por gente del barrio en las inmediaciones de la universidad, resultando en una cohorte homogénea en términos de raza, estatus económico y educación. Mujeres anglosajonas y con mayores ingresos ya demuestran mayor inclinación a la búsqueda de ayuda médica y a la examinación frecuente. 

“Nos encantaría ver una población más diversa”, dice ella. “Hay muchas poblaciones que parecieran nunca tener acceso a los exámenes genéticos, bien sea por que normalmente se llevan a cabo en centros universitarios o porque no hay muchos doctores que provean el servicio”. 

Hasta que los programas médicos no expandan sus alcances, muchos de estos servicios permanecerán altamente elusivos a los residentes fuera de los pasillos de investigación. 

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