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El investigador Luis J. Montaner (derecha), en su laboratorio de The Wistar Institute junto a un miembro de su equipo. The Wistar Institute.
El investigador Luis J. Montaner (derecha), en su laboratorio de The Wistar Institute junto a un miembro de su equipo. The Wistar Institute.

Filadelfia, en busca de la cura

Un puertorriqueño afincado en Filadelfia lidera un equipo de investigadores que trabaja a nivel nacional para encontrar la cura contra el sida, con la ayuda de…

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Se trata de “una historia que comenzó con incertidumbre, miedo y pérdidas, y que ha evolucionado a través de la resistencia, la innovación y la esperanza”.

Así resumía el pasado 5 de junio el presidente Barack Obama los 35 años de lucha en Estados Unidos —marcada por los que se consideran los primeros casos documentados por los Centros de Prevención y Control de Enfermedades (CDC, según sus siglas en ingles) en el país— contra la que es la gran pandemia de la historia mundial reciente: el sida.

Un campo en el que Estados Unidos, donde más de un millón de habitantes viven con VIH, quiere tomar la iniciativa, haciendo para ello especial énfasis en esa innovación a la que hace referencia Obama, y que el país quiere convertir en ‘marca de la casa’.

De la misma manera que lo hizo hace unos meses el “Cancer Moonshot” —el gran proyecto de investigación contra el cáncer capitaneado por el vicepresidente Joe Biden— y casi todo lo que tiene que ver con la innovación en el campo de la salud, parte de la última gran apuesta nacional contra el sida también recalará en Filadelfia.

Se trata de una subvención de $23 millones, bautizada Martin Delaney Collaboratories for HIV Cure Research —en honor al gran activista contra la enfermedad, Martin Delaney— y concedida por National Institutes of Health (NIH), con un único objetivo: que los principales proyectos de investigación del país unan fuerzas para encontrar la cura a esta enfermedad.

“Como campo tenemos tres diferente objetivos”, explica a AL DÍA News Luis J. Montaner, director del Laboratorio de HIV-1 Immunopathogenesis del Wistar Institute Vaccine Center.  “(1) Que podamos utilizar lo que tenemos para detener la epidemia, aquí es donde entra en juego el tratamiento. (2) Vamos a necesitar una vacuna porque el tratamiento no es suficiente para parar todo y requiere unos recursos y una atención enorme, así que la vacuna sería mejor. Y tercero, vamos a desarrollar una cura, para poder ayudar a aquellos que están infectados”.

Es en este tercer punto donde esta millonaria subvención y los esfuerzos de decenas de investigadores repartidos por todo el país entran en juego.

“Yo creo que hace unos ocho años la cura no era una prioridad, porque no teníamos tratamientos tan buenos como los que tenemos ahora. Así que yo creo que la cura como que ha resurgido en los últimos ocho años como una prioridad nacional e internacional”.

Y así será a través de seis proyectos, llevados a cabo en ocho instituciones de ámbito nacional, de las cuales tres están situadas en Filadelfia: The Wistar Institute, University of Pennsylvania y Philadelphia Fight.

Todos ellos estarán coliderados por Montaner y James L. Riley, profesor asociado de investigación del Perelman School of Medicine de University of Pennsylvania.

Originario de Puerto Rico y formado en Kansas State University y Oxford University, Montaner lleva 21 años buscando una cura contra el sida en Filadelfia, donde su grupo ha recibido varias subvenciones para el desarrollo de diversos estudios clínicos.

Sin embargo, lo que cambia en esta ocasión, según sus palabras es que “ahora vamos a hacer estudios clínicos donde incorporamos y reunimos lo mejor de varios diferentes equipos hacia el futuro”, cuenta Montaner.

“En conjunto, los seis equipos van a avanzar en nuestro conocimiento de qué puede funcionar y qué no puede funcionar en referencia a reducir el virus a una cantidad que se espera que pueda resultar en una cura”.

Su proyecto está enfocado a investigar el efecto de la interferona, que es una molécula que se produce de manera natural y puede activar muchos mecanismos antivirales, según explica el experto.

“Cuando una persona está infectada con el virus del sida, el virus puede introducirse dentro de las células y quedarse de una manera callada dentro de la célula, de forma que el sistema inmunológico no lo puede ‘ver’. Se entiende que para curar a alguien hay que darle la capacidad al sistema inmunológico de poder ver todas las células que están infectadas. Y una manera en la que tú le das claridad es estimulando aquellas células o mecanismos que podrían más claramente identificar donde está el virus”.

En paralelo al capitaneado por Montaner, en Filadelfia también se desarrollarán, al paraguas de esta subvención, estudios en el campo de la terapia génica.

El periodo de la propuesta son cinco años. Según explica Montaner, los estudios clínicos suelen tener una duración de 10 meses, aunque conseguir los permisos, los participantes y todas las aprobaciones necesarias lleva cerca de dos años y medio.

“Se entiende que al final de los cinco años vamos a tener la respuesta de las estrategias que tenemos hoy, cuáles son las mejores, para tener la cura más cerca”.

Pese a su optimismo, Montaner confiesa que no puede ofrecer una fecha en la que se logrará curar el sida, aunque asegura que es posible.

“Hay una persona que se ha curado, por una estrategia clínica que fue posible debido a una situación muy única. La persona tenía cáncer e iba a recibir células reemplazadas después de un trasplante de médula y le dieron las células de una persona que no tenía una de las moléculas necesarias para que el virus infectara a esas células nuevas y el virus como que se apagó. No tenía donde infectar”.

Una estrategia que, tal y como explica, les ha servido de inspiración hasta cierto punto para sus estudios, pero que no puede emplearse como cura.

“Ese caso estableció que la cura era posible, pero la estrategia que se utilizó en esa persona es muy única y no tiene sentido desarrollarlo como cura porque tiene más probabilidades de muerte que el tratamiento que tenemos ahora”, asegura Montaner.

 

 

A la vanguardia de la lucha contra el sida

Además de las tres instituciones locales, también forman parte de este proyecto nacional Rockefeller University, VA San Diego Healthcare System, Johns Hopkins University, the University of Nebraska-Lincoln y University of Utah.

¿Se puede considerar, entonces a Filadelfia como uno de los pilares en la investigación contra el sida?

“Definitivamente”, afirma Montaner. “Esto destaca a Filadelfia como un centro de investigación de una cura mundialmente. Porque solamente hay seis y uno de ellos esta aquí y no existe ninguna iniciativa tan grande en ninguna otra nación”.

A su juicio, “una de las cosas importantes es que Filadelfia es una ciudad que tiene muchas personas que están a favor de la investigación y de participar en estudios clínicos. Y hay instituciones como Philadelphia Fight, que es uno de nuestros ‘partners’, que tiene un alcance bien establecido en la comunidad y han sido los que nos han ayudado a reclutar a los pacientes en anteriores estudios clínicos”.

La realidad, tal y como explica Montaner, es que para poder avanzar todos los conceptos que estudian se necesita la colaboración de la población.

“Filadelfia destaca porque tiene una comunidad muy activa y los estudios clínicos que quizá en otros sitios no podrían desarrollarse porque no tienen tanta participación de la comunidad, aquí se mueven mucho más rápido”.

Sin embargo, no sucede lo mismo en el caso de comunidades minoritarias como la latina, donde todavía se registra un porcentaje muy bajo de participantes en estudios clínicos.

“Latinos y minorías están desproporcionadamente más infectados que los caucásicos, pero en estudios clínicos el porcentaje de latinos es mucho menor. Hay que entusiasmar a la comunidad latina, que salga y que participe”.

Según los datos más recientes del gobierno de Filadelfia (año 2014 hasta junio de 2015), hay cerca de 19.500 habitantes portadores del virus del VIH en la ciudad.

El perfil de nuevas infecciones en Philly es el de aquellos que se identifican como hombres —un 79 por ciento de los casos reportados en este periodo—, que tienen sexo con otros hombres —un 51 por ciento— y de 50 años o mayores —un 22 por ciento—.

Mientras que los diagnósticos de sida se produjeron principalmente en hombres —68 por ciento—, heterosexuales —51 por ciento—, y mayores de 50 años —30 por ciento—.

En cuanto a la etnia, la Ciudad del Amor Fraternal es un reflejo de las grandes disparidades existentes en el país, donde la cifra de contagios es especialmente acusada entre la población afroamericana; hasta el punto de que el número de contagiados supera al de caucásicos y latinos juntos.

En Filadelfia, esta comunidad representó un 68 por ciento del total de nuevos contagios, un 73 por ciento de los nuevos diagnosticados con sida y un 64 por ciento de prevalencia.

Así, de los 19.500 habitantes que viven con VIH o sida en la ciudad, cerca de 12.500 son afroamericanos —4.026 mujeres y 8.380 hombres—. Le siguen muy de lejos los blancos, con 3.557 contagiados —550 mujeres y 3.007 hombres— y los latinos, casi 2.900 habitantes —791 son mujeres y 2.095 son hombres—. Conviene destacar que el porcentaje de habitantes latinos es significativamente inferior al de los blancos, por lo que el ratio de contagiados es muy superior.

“El mensaje que una persona que está infectada debe ver en este esfuerzo es que aquí en la ciudad de Filadelfia se está desarrollando el conocimiento y la estrategia que podría desarrollar una cura. Se deben anticipar, comunicarse con Philadelphia Fight y participar, porque estamos ahora definiendo los pasos que nos darán una respuesta en el futuro”, asegura el experto.

“Hay la oportunidad de mover este proyecto con todos nosotros aquí en esta comunidad (latina), que debe estar representada en todos estos estudios, igual que el resto de razas”, concluye Montaner.