Las anti-utopías de ciencia ficción centradas en los adolescentes son el último furor. Desde la trilogía de Hunger Games hasta Divergent, Maze Runner y otras franquicias de libros y películas de calidad variable pero de una perspectiva invariable han hecho mucho dinero. Tecnológicamente adeptos, inteligentes y con una decencia humana innata que sus mayores parecen haber perdido, los jóvenes protagonistas enfrentan los futuros muy inciertos que los adultos les han creado con una rebelión justificada.    

No es ninguna sorpresa que estas anti-utopías de ficción se hayan vuelto tan populares en la actualidad: Las analogías de la vida real con estos protagonistas jóvenes de ficción han estado en evidencia mundialmente desde La Primavera árabe hasta el movimiento Ocupa (o Toma) de Wall Street; desde la Revolución de los Paraguas de Hong Kong hasta las “die-ins” para protestar contra la brutalidad de los policías e impunidad en cuanto a la forma en que los departamentos de la policía en los EE. UU. tratan a los jóvenes afroamericanos; en toda instancia de los activistas DREAM y la desobediencia civil de NIYA y en las demostraciones masivas después de la desaparición de 43 estudiantes en Ayotzinapa. 

Los jóvenes lideran, tanto en la ficción como en la vida real.

Isa, una película televisiva (producida por Fluency y distribuida por Telemundo) saca provecho de esta dinámica de los jóvenes que luchan contra la anti-utopía de los adultos. Y la pone en entredicho. 

Su personaje principal María Isabel Reyes –“Isa”—es una estudiante de la escuela secundaria de Los Ángeles con aptitud para los rompecabezas de lógica y fórmulas matemáticas. Tiene sueños vivos extraños que pasan a su vida real y  resultan ser provocados por un chip implantado –parte de un plan multinacional (trazado a grandes rasgos) por extraer los sueños de los niños por una ganancia. 

En muchas formas, la trama de suspenso y conspiración (de un guion escrito por José Nestor Márquez) es de los encantos menos importantes de Isa. El elenco joven es cautivador y gratamente multiétnico. Jeanette Samano hace el papel de Isa con inteligencia: ella tiene agallas y habilidades inusuales, pero parece ser más real que Katniss en Hunger Games o que Triss en Divergent. Nataly, la mejor amiga de Isa, es personificada por la joven actora afrolatina Sabi y la amistad entre ambas se dibuja de forma placentera aunque breve. Eric Ochoa y Timothy Delaghetto conforman el improvisado destacamento de compañeros de Isa, y muchas veces es un verdadero placer verlos a todos interactuar. 

A los adultos en le película no los va mejor que a los adultos en otras anti-utopías centradas en los adolescentes: o son corruptos y sin escrúpulos, o terriblemente ineficaces. Y, honestamente, no me sentí sobrecogida por su actuación ni por sus caracterizaciones –aunque fue un buen detalle hacer que la tía de Isa (Rebecca Manríquez) fuera una persona con problemas de la vista.    

No obstante hay algo bueno en una película de televisión estadounidense que cuenta con un elenco de actores mexicanos como sus villanos y que evita los estereotipos favoritos del villano latino de Hollywood. El mandamás, personificado por Fernando Allende, es más tipo Carlos Slim que “El Chapo” Guzmán; el personaje de Ana Layevska es una científica inmoral pero brillante; y el secuaz de Khotan, enfocado en los implantes, parece sacado de las páginas de la revista GQ.  

Hay aspectos de Isa que resuenan especialmente entre los latinos estadounidenses. En el momento que la mariposa monarca apareció en la película, por ejemplo, sabía que la historia trataría ligeramente de la inmigración y el cruce de fronteras. El hecho que los niños implantados son vistos como unidades de trabajo y explotados por los interesas corporativos por lo que producen, también nos hace recordar incómodamente el programa bracero y la discusión actual sobre los trabajadores huéspedes.  

La película hace eco de The Matrix (Isa, como Neo, es quien puede doblegar las reglas del mundo); de Manchurian Candidate, Nightmare on Elm Street y hasta de Monsters Inc., y de alguna forma logra funcionar. Las secuencias de sueños, casi indiscutiblemente los mejores momentos de Márquez, están llenas de suspenso, plagadas de imágenes inolvidables (la cartelera/el portal en medio del desierto, todos con música popular mexicana de la vieja escuela—y las secuencias con las monarcas) y la amenaza evidente en sueño — una figura con machete — que no es exactamente lo que parece.

No me malentiendan ... la película tiene sus momentos de fracaso, pero constantemente subvierte las expectativas (¿cuántas películas han visto con siquiera una, y menos dos, Latinos con habilidades en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas superiores?) de una forma suave y, a final de cuentas, muy entretenida. 

Isa fue transmitida originalmente por SyFy en junio y por Telemundo en septiembre de 2014, pero actualmente se puede comprar mediante iTunes, Amazon y Google Play.