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El malvado dictador isleño Antón Castillo interpretado por el actor Giancarlo Esposito. 
El malvado dictador isleño Antón Castillo interpretado por el actor Giancarlo Esposito. 

El polémico videojuego para combatir dictadores que está inspirado en Cuba

En Far Cry 6 los jugadores encarnan al revolucionario Dani Rojas y tienen una misión: liberar la isla de Yara de su infame dictador.

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Por mar, agazapados en la sierra o en mitad de pueblos y ciudades, el disidente Dani Rojas debe liberar Yara, “una isla tropical congelada en el tiempo” de su opresión. Este es en líneas generales el argumento principal de Far Cry 6, un videojuego que la multinacional francesa Ubisoft estrenará el próximo febrero y que tiene a los contrarios al régimen cubano entrenando sus pulgares y a sus partidarios bastante molestos. 

Sobre todo porque la compañía de videojuegos se inspiró en la isla y su particular situación política para crear esta aventura de comandos en la que Rojas (el jugador) debe vencer al malvado dictador Antón Castillo, a quien da vida el actor Giancarlo Esposito (Breaking Bad), según reportó Radio Televisión Martí.

"Queríamos contar una historia sobre la revolución, y cuando se cuenta una historia sobre la revolución, se habla de la guerra de guerrillas", explicó el director narrativo Navid Khavari en el blog de Ubisoft.

"Y ese fue realmente el punto de partida, porque para nuestra isla de Yara, no sólo queríamos contar una historia de una revolución guerrillera moderna, sino también una historia de una isla que está casi congelada en el tiempo, como una postal viviente de los años 60 que los jugadores pueden experimentar y recorrer", añadió.

Los jugadores disponen además de distintas armas para acabar con la opresión en Yara, aunque según Espósito hay también detrás de Far Cry 6 una potente historia de padres e hijos que se podrá disfrutar en PlayStation 4, PlayStation 5, Xbox One, Xbox Series X, PC y Stadia.

El lanzamiento, uno de los más potentes del próximo año, llega cuando Ubisoft vive un momento delicado tras la dimisión de tres altos ejecutivos de la compañía acusados de conducta sexual inapropiada. Unas denuncias que han obligado a la empresa a iniciar una investigación, en especial en sus estudios canadienses, donde tuvieron lugar la mayoría de quejas anónimas de acoso que, según medios franceses, fueron desoídas en un principio por el gigante de los videojuegos. 

En el mundo virtual o en el real, todo el mundo parece vivir su particular “guerra de guerrillas”. 

Este no es el único videojuego que ha suscitado polémica reciente. 

La segunda parte de The Last of Us, por razones diferentes, también está ha desatado un ardido debate en las redes sociales por la inclusión de varios personajes queers y (alerta spoiler) la muerte de uno de los protagonistas favoritos del videojuego a manos precisamente de una mujer a la que debe encarnar el jugador. 

Un ejercicio de empatía que el videojuego resuelve brillantemente a medida que avanza y que ha sido alabado por la crítica, pero que no parece gustar a una parte del público masculino que no se sienten, según dicen los detractores de The Last of Us II, cómodos con la idea de encarnar a una lesbiana que rompe todos los estereotipos.